El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba remarcó el apoyo de connacionales residentes en 37 países, quienes suscribieron un comunicado en rechazo a la campaña de odio instigada desde Estados Unidos contra La Habana.
En un mensaje en su cuenta oficial en Twitter, el director general en la cancillería de Asuntos Consulares y Atención a Cubanos Residentes en el Exterior, Ernesto Soberón, señaló que 55 asociaciones y grupos en distintas latitudes ratificaron el apoyo al pueblo caribeño contra el terrorismo mediático desatado en suelo norteamericano.
El pasado 28 de julio cubanos radicados fuera del país y asociaciones integradas por estos emitieron un comunicado conjunto que condena la ciberguerra y las incitaciones a la violencia respecto a la isla.
El texto, publicado en el sitio Nación y Emigración, también rechaza el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington a La Habana desde hace casi seis décadas y considerado el principal obstáculo para el desarrollo de Cuba.
De igual forma, repudia la aplicación de estas medidas coercitivas en momentos en que la isla enfrenta un repunte de contagios con la enfermedad de Covid-19, por lo cual exigió ‘el cese inmediato de esa cruel e inhumana práctica’.
Asimismo, la nota negó cualquier intromisión en los asuntos internos del país caribeño bajo el disfraz de una supuesta ‘intervención humanitaria’, y denunció la retórica hostil, la manipulación y los llamados a la violencia desde Estados Unidos.
Cuba no está sola a pesar de la política genocida de sus vecinos del norte, afirma el comunicado, el cual además reconoce las múltiples muestras de solidaridad de gobiernos, amigos de todo el planeta y de los nacionales residentes fuera de fronteras.
De acuerdo con autoridades cubanas, el país es diana de una guerra simultánea: mediática, simbólica, económica, política, conectado todo por la revolución tecnológica, que exacerba la violencia en espacios digitales y difunde a escala global noticias falsas para tergiversar la realidad y estimular la desestabilización.
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