Grité por repulsión y asombro. Lo confieso. No pude contenerme al ver la última escena de la más ridícula propuesta de los últimos tiempos: el pavoneo de Yotuel Romero, vestido estilo rey con capa-bandera cubana y Beatriz Luengo, de azul, en alusión a las listas de nuestro símbolo nacional.
Y solo tuve un tanto de consuelo —no solo al recordar la frase de que para que sea mundo tiene que haber de todo— sino al evocar la inspiración del periodista y humorista cubano Héctor Zumbado al escribir su libro: ¡Kitsch, kitsch, bang, bang!, publicado por Letras Cubanas, en 1988. El acto de Yotuel y Beatriz quizá sea la más sublime de las prácticas socioculturales y productos vulgares y ordinarios denunciados con fina ironía por ese autor, quien reconoció que en sus páginas está “todo lo que pervierta la belleza”.
El hecho transcurrió durante el desfile por la alfombra roja de los Grammy Latinos 2021. Y para los grandes medios internacionales mereció los mismos aplausos que el vestido de terciopelo de Nathy Peluso y el modelo de látex de Christina Aguilera.
Ninguna de esas publicaciones ha denunciado la cursilería mostrada y el hecho de constituir un verdadero atentado contra uno de nuestros símbolos; un suceso inadmisible para cualquier país, ideología, credo… porque atacar una enseña nacional no es sinónimo de rebeldía, ni muestra de oposición a determinado poder político, ni mucho menos ética y estética. Todo lo contrario. Significa punzar, degradar, ultrajar el alma de una nación y demuestra que el traje del arte le queda inmenso.
Definitivamente, en la guerra cultural contra Cuba —y a esta hora nadie puede ponerla en dudas su existencia— no hay límites. Es bienvenido todo lo que llame a la desmemoria.
Por ejemplo, no resulta la primera vez que tiran a un lado lo legislado en la Ley de los Símbolos Nacionales de la República de Cuba, aprobada en julio de 2019 para entre varias razones también ponerle freno a unas cuantas escenas del kitsch que aun encontramos en nuestro contexto como souvenir de candongas y trajes de cabaret con nuestra bandera.
La referida legislación no deja márgenes a interpretaciones erróneas. Entre las prohibiciones para utilizar nuestra enseña se expone: “No se puede usar en forma de cubierta, lienzo, tapete o de cualquier otro modo que impida que se pueda desplegar libremente, excepto en el caso de que se use para cubrir féretros o urnas”.
Una lectura pendiente para Yotuel, habanero con residencia en el exterior, donde se le da bien el papel de “abanderado” de las más radicales transformaciones para Cuba y toda la camarilla que le acompaña, insta y aviva.
Y si algo tan elemental como respetar y honrar lo más sagrado para cualquier Patria no forma parte de los conceptos del rapero, será demasiado pedirle que reconozca que su patético performance legitimó una de las tantas expresiones de la ideología patriarcal. Beatriz modeló prendida del macho alfa con abdomen cuadriculado que tanto le gusta exhibir. Y si no bastara con el recorrido por la alfombra roja, hasta sus lágrimas en la gala de los Grammy Latinos evidenciaron que la inocente Lola, de la serie española Un paso adelante,repite el mismo discurso de su esposo porque ella solo conoce a la Cuba que él le dibuja y la que ha vivido en sus visitas como turista.
Que en los Grammy Latinos se aplauda eso y más no sorprende. Como tampoco sucedió con la entrega de sendos lauros a Patria y vida como Canción del Año y Mejor Canción Urbana. El tema, interpretado por Yotuel Romero, Gente de Zona, Descemer Bueno, Maykel Osorbo y El Funky, desde mucho antes se conocía que sería noticia en esa noche de purpurinas.
El portal mexicano Bendito coraje publicó en el mes de octubre que Gabriel Abaroa, presidente emérito del grupo que otorga los premios, había recibido —a través de varias offshore ubicadas en Islas Vírgenes— el pago de un millón de dólares por Atlas Network, empresa detrás de la financiación y promoción en redes sociales de la canción, que fue presentada con todos los bombos y platillos, pero que en poco tiempo cayó en número de visualizaciones por su propio peso —rectifico, por su calidad—. El resto de las nominadas en la categoría Canción del Año superan con creces la cantidad de personas que las han disfrutado en YouTube —la mayor red social para compartir videos–.
Otra raya para los Grammy, certamen que ha estado enrolado en más de un escándalo. Artistas y medios internacionales se han hecho eco del negocio jugoso proveniente de la Academia Latina de Artes y Ciencias de la Grabación.
Afortunadamente, desde Cuba, donde la música con calidad corre por las venas, no se ha necesitado de esos “dobles juegos” para colarnos entre los galardonados. Leo Brouwer, el Septeto santiaguero, la Orquesta Aragón, Alain Pérez, Isaac Delgado, Omara Portuondo… han entrado por la puerta ancha a golpe de talento, trabajo e historia.
Pero, junto con esas alegrías y todas las que proporciona la autenticidad de nuestra cultura, no será difícil seguir topando de frente con hechos con categoría estética del kitsch, “una palabrita alemana que significa cursilería, mamarracho”, tal como la definió el propio Zumbado. Ya sea por desconocimiento, facilismo o, sencillamente, porque la llave más factible para entrar al gran mercado artístico, muchas veces, sea hacer el ridículo y lacerar las propias raíces.
Si bien es cierto que cada quien tiene derecho a opinar, disentir, expresarse, según experiencias, aspiraciones, saberes, intereses…, sería mucho más legítimo que junto a las manchas que inspiran los discursos “abrepuertas” también estuvieran algunas luces.
Confieso que daría otro grito al cielo si por ejemplo les motivara que más del 80 por ciento de la población se ha vacunado con productos nacionales o la denuncia por la pérdida de más de 198 348 000 dólares causadas por el bloqueo entre abril y diciembre de 2020.
Una y otra vez hay que volver a las páginas de ¡Kitsch, kitsch, bang, bang! para recordar cuánto aún queda por erradicar el mal gusto, pero no precisamente porque sus ordinarias expresiones sean las cartas de presentación de Cuba al mundo.
Ahora mismo estoy recordando a Diaz Canel con un pulover con la bandera cubana y a Haila con un vestido todo ajustado donde el triángulo de nuestra bandera reposaba justo encima de sus senos exuberantes. Entonces usar la bandera como vestimenta es válido en algunos casos y en otros no. Por favor seamos más serios y más profesionales
Contra hermano… porque atacas, no es más lindo defender al cubano de a pie, ese que si no tiene mlc no tiene acceso a productos básicos, al que se mete un día en una cola para poder llevarle algo de comer a su gente… Dejémonos ya de pavonear unos principios obsoletos y pensemos en como sacará Cuba de la situación tan jodida que tiene… Dejemos las banalidades y concentrémonos en lo que realmente importa… ¡TU PUEBLO!!!
Perfectas palabras para quien desciende de padres conocedores, pero la poesia y el compromiso una vez adornan mas la palabras de Lizandrita cuando se le quiere dar valor a pensar diferente, sucede que nosotros sin ser periodistas o masters en algo que ni desempeñan, por de corta y pega tiene la herramienta y la posibilidad de llegar a una parte de las masas, hoy Yotuel en la bandera, pero cuando los boxeadores se cubren sudados en ella, dicen que ese sudor es fruto de la energia y el sacrificio de haber vencido al enemigo….dejemonos de tanta filosofia, Patria y Vida fue a Gramys por H o por B, gano lo que gano, no le demos tanta fanfarria a eso dediquemos nuestros esfuerzos a escribir menos, que ya sobra, y construyamos una patria con alimentos, viviendas, salud, felicidad y dejemos de perder el tiempo en nimiedades.
Por qué desgastarnos en críticas para Yotuel, acaso no tenemos claro que cada cual da lo que tiene? Vulgaridad y desnaturalización es lo que le sobra a este fantoche.
YADIRA, es una verguenza que te escandalice que Yutuel use la bandera cubana como vestimenta y luego mires para otro lado o te calles cuando los aeropuertos cubanos estan llenos de tiendas que venden simbolos patrios en pullovers, gorras, sombreros…..y hasta sombrillas. Claro, eso produce dinero y la vestimenta de Yutuel no. NO ME GUSTA EL USO DE LA BANDERA, NI EN EVENTOS, MUCHISIMO MENOS EN LAS TIENDAS DE SOUVENIRS DE LOS AEROPUERTO CUBANOS. Seamos coherentes y consecuentos, lo demas es moral en calzoncillo.
Que falta de respeto,ya no saben qué hacer para llamar la atención.
Eduardo
Estos son los luchadores por los dòlares y la fama; son tan vanales e irrespetuosos que al final solo demuestran ignorancia sobre Cuba, y pandilleros del nido de ratas anexionistas
Los Grammy Latinos son solo una operacion mas de colonialismo cultural, ligado a una industria que ve al arte y la musica latinoamericanos como la clasica postal turistica, cargada de exotismo. Baste ver la lista de nominados para darse cuenta que lo que mas escasea es precisamente el arte y la musica. Salvo contadas excepciones, en cada una de las categorias se nomina y se premia lo mas ramplon, comercial y hasta vulgar en mas de un caso. Y Yotuel, bueno, no canta -eso hacia el Ruso en Orishas-, no rapea-eso hacia Roldan-, y solo pone su fisico «escultural» y su cara bonita. A eso se circunscribe su «arte». Y su vision politica… bueno, en ese campo es un ciego total.
Me encantó el artículo, sobre todo por hacerme recordar al Grande de Zumbado… siempre vigente.
Un triste espectáculo ver como la corrupta y perversa ideología del capitalismo utiliza una de las banderas más honrosas de la humanidad.
Estos dos son una aberración humana. Pervive la gusanera mediocre en el uno y la prepotencia española en la otra.
A ambos los conocemos bien aquí en Canarias donde se está asentando esa mafia