Un informe desclasificado del Departamento de Estado descartó este viernes la teoría de las causas que estarían detrás de los presuntos ataques acústicos reportados en 2017 por diplomáticos estadounidenses en La Habana.
El documento, que desmonta el argumento político utilizado por la administración del expresidente Donald Trump para reforzar el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, fue terminado en 2018, pero sale a la luz ahora para ratificar lo que ya la comunidad científica demostró.
Según el estudio, no existen armas de microondas asociadas al presunto mal de salud que provocó que el gobierno de Trump decidiera desmantelar su embajada en la capital cubana.
Además, que iniciara un incremento de su agresividad que llevó a la posterior adopción durante el mandato del republicano (2017-enero de 2021) de más de 240 medidas adicionales –vigentes aún- en una vuelta de rosca del cerco unilateral de Washington a la isla antillana.
Estados Unidos acusó sin evidencias a Cuba de un presunto ataque deliberado contra su cuerpo diplomático acreditado en La Habana, lo cual desde un primer momento negaron de forma categórica las autoridades de la nación insular.
El pasado mes de julio, el presidente Joe Biden ordenó al Departamento de Estado examinar la posibilidad de incrementar el personal de su representación en la isla en medio de la dilatada y prometida revisión de la política hacia la Mayor de las Antillas.
En múltiples escenarios el canciller cubano, Bruno Rodríguez, ha reiterado que su país jamás ni perpetró ni perpetrará ataques de ninguna naturaleza contra funcionarios diplomáticos ni sus familiares, sin excepción y que tampoco permitió ni permitirá que este territorio sea utilizado por terceros con semejante propósito.
Ello está en correspondencia con el apego de Cuba a sus obligaciones con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961, en lo que se refiere a la protección de la integridad de los funcionarios acreditados en suelo nacional, además de sus familiares. Otro informe también desclasificado del Departamento de Estado a inicios de este año sugirió que la decisión de Trump sobre la embajada de La Habana fue, sobre todo, una respuesta política plagada de mala gestión, falta de coordinación e incumplimiento de procedimientos.
Sencillamente, sobre la historia de los incidentes de salud y las acusaciones falsas se montó una escalada de declaraciones y acciones de la administración Trump, afirmó en su momento Johana Tablada, subdirectora general para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Tales acciones ‘endurecieron el bloqueo y redoblaron la hostilidad contra Cuba’, advirtió entonces.
Porque ahora Biden, reconocido esto, no acaba de retirar las medidas de refuerzo del bloqueo que aplicó Trump en su momento escudándose en esas mentiras ahora reconocidas en ese informe? Todo es un descaro de un país que cotidianamente miente al mundo y a su gente, que ha generalizado esas mentiras a través de sofisticados sistemas de comunicaciones. Así sucedió también con las armas que tenía Irak cuando ya se había destruido a ese Estado. La mentira se ha convertido en el eje manipulador de la sociedad norteamericana con el objetivo de recabar su apoyo y motivarla para sus planes macabros.