El presidente estadounidense, Joe Biden, pidió este jueves a los jefes militares elaborar diferentes planes para atacar al Estado Islámico (EI) en represalia por las explosiones ocurridas este jueves en Kabul, la capital afgana.
No vamos a dejarnos disuadir por terroristas, Estados Unidos no se va a dejar intimidar, aseguró el mandatario en un pronunciamiento a la nación luego de los atentados que dejaron 12 soldados estadounidenses muertos, a quienes calificó de ‘héroes’ y les dedicó un minuto de silencio.
Las explosiones sacudieron las inmediaciones de la terminal aérea de Kabul y cobraron la vida también de decenas de civiles afganos, mientras otros miles esperan ser evacuados luego de la toma del poder por los talibanes tras 20 años de ocupación de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN.
Ante la pregunta sobre si pensaba que era un error depender de los talibanes para asegurar el perímetro del aeropuerto internacional Hamid Karzai, de Kabul, luego de los ataques, el jefe de la Casa Blanca respondió: ‘No, no lo creo’.
De acuerdo con el gobernante, hasta ahora no hay evidencias de colusión entre el movimiento Talibán y el EI respecto a los más recientes acontecimientos.
Pese al nuevo escenario, Biden reiteró el 31 de agosto como la fecha límite para la retirada de Estados Unidos de la nación centroasiática y aseveró que hasta entonces se mantendrá el proceso de evacuación de ciudadanos estadounidenses y colaboradores afganos.
En los 11 días transcurridos desde que los insurgentes talibanes tomaron el control de Afganistán, Washington y sus aliados sacaron de aquella nación a más de 88 mil personas.
El país centroasiático tiene enormes desafíos luego de dos décadas de ocupación estadounidense en una supuesta cruzada antiterrorista y su posterior reconquista por el movimiento talibán.
La guerra costó miles de millones de dólares al contribuyente estadounidense y la muerte de casi tres mil soldados, así como la vida de 250 mil civiles afganos mientras 11 millones de personas se refugiaron fuera del país.
Los nuevos hechos añaden presión al mandatario estadounidense, quien recibe numerosas críticas por el manejo del repliegue, considerado por analistas como un fracaso militar.
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