Para redimirse, al menos un poco, después de un duro y accidentado bregar de ocho meses que la convirtió en la Serie Nacional más larga de la historia, la versión 60 no pudo tener mejor cierre
Un batazo final espectacular con ribetes de oro, de esos que tantos peloteros sueñan con protagonizar, llegó del bate y el talento de Guillermo García con las bases llenas y Granma se coronó para regalar, junto a su título, una estela de lecciones.
La primera y mayor fue que le pudo ganar a la COVID-19 al destrozar la tesis de que las paradas y la poca preparación tras los confinamientos eran rivales inquebrantables. Mas, los Alazanes se sobrepusieron al impacto negativo, ahuyentaron justificaciones y conformismos y jugaron pelota, de la linda por demás.
Varios hombres se enfermaron. Algunos como Lázaro Blanco, un líder auténtico del staff, lanzó con deudas de preparación y un mes sin tirar, que compensó con coraje para ganar en un partido y avanzar en un segundo. Otros salieron al terreno lesionados como Carlos Benítez, el capitán que, tras la primera victoria de la final, les inyectó a sus hombres una dosis de valor: “Vamos bien, los favoritos son ellos”.
Y así también Granma dio una lección de autoridad. Por los efectos de la COVID 19, por las paradas… y porque enfrentaba lógicamente al campeón y a un equipo afincado en los pronósticos, no era favorito de mayorías. Pero se impuso también a esa adversidad, que convirtió en incentivo, tanto, parece ser, como la exclusión de su mánager del cuerpo de dirección de la más reciente preselección nacional.
El equipo oriental ganó con prestancia una final definida en seis partidos, porque evitó el séptimo. Supo decidir choques cerrados y también mostrar su poderío con un nocaut y supo remontar un marcador adverso en el partido del cierre, todo como lo que es: el equipo más grande del béisbol cubano en los últimos cinco años, al ganar tres temporadas.
Y ellos, que pudieran jactarse de esto, no lo hacen porque no es equipo de aspavientos mediáticos, aunque tiene en sus filas hombres que robarían titulares en cualquier medio. Pero prefieren la humildad y la contención, aunque en el terreno, que es donde tienen que hacerlo, se desbordan a la usanza de varios de sus hombres, no de sus nombres, como lo remarcó una y otra vez su mánager, un hombre que ha amoldado su elenco a su carácter, a su ecuanimidad, a su humildad.
Nadie crea por eso que le falta brillo a su juego, y eficacia también. Encanta ver a los parientes Santos —Roel y Raico— volar, más que correr, sobre las bases, con la misma habilidad con que conectan un cuadrangular o un batazo decisivo; emociona el juego alegre de Guillermito que agregó motivos de más a su condición de Mas Valioso de la final y roba la atención la útil pastosidad sobre el box de Leandro Martínez, Eurlis Blanco, Joel Mojena, Carlos Santana, Miguel Paradelo, que garantizan eficientes manejos del staff.
Por eso y porque, como ilustraciones concretas de la unidad y la cohesión que siempre se mencionan como cliché, cada uno de sus hombres aportó lo suyo: Guillermo Avilés, uno de los enfermos con COVID 19; Osvaldo Abreu, de temple probado, o las manos seguras de Yulián Milán, un muchacho que redondea una defensa casi hermética, de lo que también poco se habla.
Quizás porque lideró, junto a Sancti Spíritus la temporada regular con ausencias tan sentidas como las del propio Blanco, Roel, Avilés, Cedeño, se blindó lo suficiente de armas alternativas para triunfar sin echar de menos a sus estrellas y así se ensayó para una postemporada exigente en la que le ganó a tres grandes: Industriales, Pinar del Río y Matanzas y así es el más auténtico y puro de los campeones de los últimos años al no tener, por dictados de la pandemia, refuerzos.
Para Matanzas también las palmas porque perdió su corona en buena lid. Antes de perder luchó y fue la otra cara del buen espectáculo de la finalísima. Intentó revalidar su título con una fórmula que la hizo parecer invencible cuando se fortificó con tres jugadores de experiencia profesional, aunque justo es decir que sin dos de ellos ganó el pasado año, en parte por la variante de reforzarse con peloteros de todas las provincias.
Pero, además de la fuerza y el ímpetu de los granmenses, los Cocodrilos no pudieron repetir porque su pitcheo no le respondió en momentos claves, no siempre su ofensiva profusa funcionó, entre ellos Erisbel Arruebarruena, a quien Armando Ferrer mantuvo en la final pese a estar fuera de forma, su mal corrido de bases y quizás, hasta por el peso del exceso de favoritismo mediático. Resultaron unos buenos perdedores a juzgar por el respeto a su rival, pues, tras la derrota, además de saludarlos, hubo abrazos entre jugadores en un gesto que quedó atrapado en imágenes como la de Yadir Drake, sancionado días antes por el altercado ante Las Tunas y ahora rodeado del brazo de Roel.
Fue, en fin, un digno cierre de una campaña que se hizo a puro corazón. No solo porque sus peloteros, justo es decirlo, supieron abstraerse de la ausencia de público y jugaron, regularmente, con entrega y competitividad.
Hecha bajo la lupa de no pocos detractores dentro y fuera del país, debido a la pandemia, la Serie Nacional pudo cumplir, entre las balas, su principal cometido: ser como una aspirina en tiempos de COVID-19, tal como apuntara el presidente del Inder Osvaldo Vento, al menos para los amantes de la pelota, que la siguieron por las trasmisiones radiales, televisivas y por Internet.
Sigo pensando que no fue la campaña un catalizador de la pandemia, si miramos el escenario nacional. Es verdad que no pudo evitar que varios equipos se contaminaran y eso hizo deslucir el final de la fase regular y la postemporada que entró en largas paradas con efectos nocivos en unos equipos, más que en otros, y eso habla de que algunos protocolos sanitarios se violaron.
Mas, esta fue, de manera general, una buena entrega, que hizo que se jugara más pelota por un cambio de estructura que amplió a 75 los partidos de la regular y previó menos refuerzos, que al final, por azares de la pandemia, no se emplearon, pero sirvió para darle más autenticidad a los triunfos y para visualizar, con más realismo, el desarrollo y potencialidades del béisbol en cada provincia.
Esta campaña dejó ver que el béisbol, pese a todas sus turbulencias, sigue vivo, de la mano de talentos que resurgen, entronizados con estrellas propias que aún le dan brillo.
Y aunque con algún que otro extremo, la serie también apostó por una mayor disciplina, pautada en reglamentos y en acciones. Tuvo también una apertura manifiesta para acoger de regreso a quienes intentaron probarse extrafronteras.
La 60 se fue y la 61 se alista a la espera de que la COVID-19 y las vacunas permitan que regrese al estadio, el décimo jugador. Tiene la pelota cubana, eso sí, en medio de las dos, un desafío de menos días y más envergadura: conseguir el boleto para Tokio en dos preolímpicos por celebrar en los próximos meses.
Los que de verdad aman la pelota esperan que pueda concretarse para tener en agosto más que una aspirina en tiempos aún de pandemia.
Coincido con Carlos, los periodista y narradores cubanos de TV (son lo más seguidos obviamente) pueden y tienen como dedicar más atención al deporte nacional, sin por ello afectar al fútbol o voleibol, etc. No se si es que no los dejan crear (pues el mejor beisbol es capitalista, profesional y permite ganar plata!), al tener que hablar de estrellas que brillan afuera y aquí, como también languidecen aquí por incomprensiones varias. Pero debería haber un movimiento de la prensa para estimular esto. Increiblemente muchos de los mejores análisis los hacen los medios de las provincias. Y una propuesta que tambien debe ser NACIONAL YA pues muchos, la mayoría de los aficionados, la reclaman se acabe de implementar:
1. Serie Nacional por Provincias
2. Serie Selectiva por Regiones
YO LEVANTO LA MANO!
Creo q ssptus lo hizo bien este año saldrán fortalecidos de cada experiencia se aprende
Lo q si no logro entender cómo los periodista y narradores cubanos de TV están acabando con el béisbol comento me duele el alma cuántos minuto emplea la TV a dar información del fulbool en el día hay periodista q trasmiten sentado muy cómodo dando dicertacion de medio Ronaldo cambios de ciud dinero q ganan declaraciones de atletas cambios de Dr asta el detalle y no veo a ninguno hablar de la vida ir Alós lugares q nacieron se hicieron peloteros de chito Muñoz Casanova y miles q tenemos que renunciaron a millones y vistioron el uniforme de nuestra cuba pienso q el béisbol hay q recalsalo en lo mediático y nuestros comentarista están acabando con el Rodolfo TV es un ejemplo reinier la autosuficiencia lo está matando y muchos q no recuerdo su nombre solo Aurelio Prieto y Pavel son más objetivos no vean esto como una crítica destructiva vean esto como resaltar los valores para q nuestra generación conozca de aquellos q dieron gloria cuba y el béisbol no muera pq comentarista ustedes están matándolo con tanto fulbool y poco béisbol
Gamma ejemplo de modestia ganaron el domingo y el miércoles ya ni se habla de grama y mucho comentario razonamiento para el juego de Barcelona y real Madrid el sábado autoridades no dejemos q sigamos matando el béisbol
Porfa no me salgan ahora q los comentarios la ética del comentarista q son imparciales oír al pueblo valla a las esquina caliente alas peña oigan y se darán cuenta
Hay un refrán que dice que imitar no es de sabios, pero si pienso que la manera en que se concibieron las estrategias de juegos que se aplicaron por cada manager en la subserie final y lo digo por Matanzas y por Granma, por ambos, con una rotación y utilización del picheo de manera acertada y donde quedo demostrado que en ese picheo siempre se sabia de antemano los lanzamientos que mas daño les producían a cada uno de los bateadores enfrentados, al igual que los cambios en las alineaciones, incluyendo, la excelente ubicación de los zurdos atendiendo al picheo contrario, así como el oportuno corrido de bases, el toque de bola para colocar hombres en posición anotadora, aunque en ocasiones no fructifico, son elementos, entre otros muchos, que deben ser fuente de aprendizaje para la dirección del equipo espirituano en la próxima serie nacional, en otras palabras, saber copiar y aplicar consecuentemente en el terreno las estrategias que tanto tienen que ver con que un juego se gane o se pierda y no creernos que nos las sabemos todas porque estuvimos 20 años como jugadores estelares de uno u otro equipo de beisbol, en vez de tomar en cuenta las buenas experiencias y también las malas para no repetir los mismos errores y que no le vuelva a pasar a nuestro equipo lo que le sucedió frente al equipo de Pinar Del Rio que llegaron a los cuartos de finales, en la burbuja de Cienfuegos teniendo una valoración exacta de las inconsistencias del equipo de los Gallos y en este contexto con una valoración también exacta de la dosis que se le debía dar a cada bateador para neutralizar sus respectivos rendimientos y como resultado, 3 certeros papazos y pa la tonga.
No se quien será el maneger del equipo en la próxima temporada, pero sea quien sea, si quiero dejar claro que hay muchas cosas nuevas que hacer e incorporar en la estrategia y la táctica con que se debe enfrentar a cada contrario y que esto no se limite solo a la etapa regular, no, por favor, para ver si somos capaces de quitarnos de arriba el San Benito de que cuando clasificamos para la segunda etapa, los gallos pierden las espuelas y se quedan sin plumas y cacareando.
Granma es un gran campeon. muy decentes y educados en cada palabra. Matanzas fue prepotente por momentos. no creo que la covid sea una teoria, es una realidad. quienes hemos padecido esta enfermedad sabemos que afloja hasta el alma. no soy experto, pero estar dos semanas sin entrenan en confinamiento si es duro. Varios atletas se vieron muy mal, solo que los santos fueron diablos. Habria que ver si fue suerte, o cosas de la pelota para que Granma ganara con ese problema. Felicidades campeones