El largo cauce de un salidero en la villa espirituana

El arroyo, más allá de la Empresa Gráfica, hace curvas, se adentra en terreno de nadie y luego vuelve a recorrer la orilla del camino por donde todos pasan y ven el estrecho cauce de agua cristalina, a todas luces potable.

“Pero no es un arroyo natural —aclara Guillermo Cepeda Vera, director de la Fábrica de Hormigón Ligero—, hay quienes incluso creen que se trata de un manantial.

El agua viene de un conducto de 8 pulgadas de la tubería maestra que trae el agua a la zona, por eso el líquido solo llega por momentos y eso nunca había pasado”, explica Guillermo.

CAÑADA DE AGUA LIMPIA

Aun en plena sequía, la hierba permanece verde en un recorrido que abarca la Base de Transporte, la Empresa de Logística de Campismo Popular, los almacenes mayoristas de comercio hasta la propia industria de hormigón en la zona que se ha dado en llamar Carretera de Trinidad Interior. Y es que si bien se afecta el suministro a las viviendas y a esos centros, tal sobredosis de agua mantiene vivo el pasto solo aprovechado por algunos caballos.

Aunque nadie sabe dónde está la partidura, vecinos y transeúntes aseguran que se trata de un salidero que viene de la tubería maestra, aunque para Orestes Fernández, un campesino oriundo del lugar, la corriente puede venir de más lejos porque “esa agua no para”.

“Mira, periodista, ¿tú ves esos recovecos y zanjas por donde corre?, pues los hice yo, porque esto era un gran pantano, no se podía pasar y después incluso aproveché la tierra para algunas siembritas. Fíjate cómo es la cosa que esa presita que está aquí cerca siempre fue un hilito, y desde que está el salidero se mantiene llena, así haya la sequía más grande del mundo porque a toda hora le llega agua.

“¿Que si lo sabe el delegado? Si el chorro está en el camino. Eso lo sabe todo el mundo, el que no lo vea está ciego porque no es de ahora, ya esto va para dos años y nada, como corre por tierra de nadie…”, asegura Orestes, al tiempo que toma el caballo por las riendas rumbo a la hierba fresca.

ACUEDUCTO RESPONDE

Siempre se ha dicho que en la provincia los índices de roturas y salideros por kilómetros de redes instaladas sobrepasa las normas de un acueducto promedio y los amantes del medio ambiente afirman que derrochar agua hoy es un crimen, de ahí que los  inspectores de la Dirección Integral de Supervisión el pasado año hayan impuesto más de 2 000 multas tanto a personas naturales como administraciones de entidades, sobre todo a centros de prestación de servicios, por verter agua hacia la calle, limpiar en días y horarios no establecidos, lavar vehículos en la vía pública, permitir el desbordamiento de tanques y cisternas, así como por tener salideros en las redes internas de viviendas y establecimientos estatales de prestación de servicios, entre otras.

¿Qué pasa entonces con los responsables de los millones de litros de agua que van a parar a una improvisada laguna, o a quién sabe dónde y que cuando se unen con la lluvia inundan parte de la barriada? Este panorama es reflejo de la falta de percepción de riesgo existente en un alto número de ciudadanos; también de directivos y de quienes no interpretan la gravedad del asunto, cuando la sequía entra en su etapa inicial y la escasez de agua en la provincia afecta en estas etapas, como promedio, a más de 20 000 habitantes.

Tras varios intentos para lograr una respuesta de la UEB Sancti Spíritus de Acueducto, vía telefónica su director, Lázaro Ramírez, ofreció su valoración acerca del problema. “Ya eso lo revisamos y trabajamos hace tres meses y se llegó a la conclusión de que la corriente es producto de vertimientos más arriba. Hay, además, una ventosa que tiende a botar agua, aunque es ese uno más de los muchos salideros que tiene el municipio por resolver, pero volveremos a examinarlo”.

Sin embargo, en indagaciones con Franklin Lantigua Moreno, director de la Empresa Provincial de Acueducto y Alcantarillado, este asegura que el problema no es tal. “Recorrimos la ruta y se trata de una tubería que tiene un salidero de agua potable y todo parece ser un problema de rotura de una conexión por restablecer. Hoy en Sancti Spíritus tenemos pendientes alrededor de 300 salideros por reparar y de ellos unos 160 en el municipio cabecera”.

Más allá de escapes de agua como este, el asunto resulta un sinsentido porque en las entidades existen índices y normas de consumo de agua para las actividades industriales y otros servicios.

Se sabe que hay derroche por doquier en un país que tiene el privilegio de que casi toda la población tiene acceso al agua potable, solo que muchos no saben o no quieren admitir que su ahorro es un indicador directivo del plan de la economía y se debe planificar según las normas establecidas desde un eficaz sistema de regulaciones para su preservación, control y uso sostenible. En medio de tantas carencias, está prohibido derrochar.