No hay duda de que la movilidad, tal y como la conocíamos hasta ahora, está cambiando a pasos agigantados. Desde la electrificación de los automóviles, los trenes o los aviones, hasta propuestas más futuristas como la posibilidad de viajar mediante levitación magnética o fletar cohetes comerciales a Marte, han ido apareciendo con el paso del tiempo.
Sin embargo, mientras empresas como Blue Origin, de Jeff Bezos, o SpaceX, de Elon Musk siguen trabajando por hacer realidad el sueño de colonizar otros planetas, existe una opción intermedia: la de surcar el hiperespacio a bordo de un hotel cinco estrellas.
En 2019, la empresa Gateway Foundation, con sede en California, hizo público su plan de abrir un hotel más allá de la atmósfera. En un inicio se estimó que podría ser una realidad en 2025, pero tras unos años de desarrollo y madurez, varios son los cambios que han ayudado a dar forma a este ambicioso proyecto.
La primera y más importante modificación respecto a los planes iniciales, es la relativa a las fechas de construcción e inauguración. Finalmente, no será en 2025 como se tenía previsto cuando comience el ensamblaje de las piezas, sino un año más tarde, algo que afecta su fecha de lanzamiento aunque esperan tener todo listo para 2027.
De acuerdo con National Geographic, su aplazamiento se debe a retrasos provocados, entre otros aspectos, por la COVID-19. Otro de los cambios será el ejecutor de esta obra magna. Pese a que la cabeza pensante sigue siendo John Blincow, la empresa no será Gateway Foundation, sino Orbital Assembly Corporation, ambas dirigidas por él.
El Voyager Station no será un espacio frío ni hostil, sino lo más parecido a la tierra. Contará con todo lo necesario para que científicos y turistas tengan una experiencia como en casa en medio del espacio. Con suites, restaurantes y salas dedicadas al ocio, el presidente de Orbital Assembly Corporation, John Blincow, presenta esta iniciativa como “una opción más para escoger el destino de vacaciones”.
Tanto es así que la nueva estación estará preparada para albergar alrededor de 400 personas y supone que para el año de inauguración habrá unos 100 turistas por semana, una cifra que incrementaría año tras año.
Áreas comunes como bares, restaurantes y zonas de recreación ocuparán parte de los 24 módulos, cada uno de 500 metros cuadrados. Otros serán módulos funcionales y residencias privadas o serán vendidos o alquilados a los gobiernos y centros científicos para la investigación.
También, gracias a la gravedad artificial, las habitaciones están equipadas con las mismas utilidades que las de la tierra, igual que los baños, en los que las duchas y lavabos funcionarán con agua reciclada. Para completar la estancia, los clientes tendrán a su disposición bares y restaurantes, salas de cine, auditorios y espacios recreativos.
(Con información de National Geographic)
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