“¡En costa, sierra y selva, Pedro ya ganó!”. La frase se repite con bronca entre campesinos ataviados con sus trajes típicos y látigo en mano que han llegado a Lima desde el altiplano peruano, en la frontera con Bolivia, para defender su voto por el izquierdista Pedro Castillo.
En momentos que líderes de derecha piden anular la segunda vuelta presidencial celebrada hace 10 días, los votantes de las zonas más pobres del país afirman que están dispuestos a “defender” su elección por el profesor rural de 51 años, oriundo de Cajamarca, 900 km al norte de Lima.
“Estamos indignados por todas las mesas que nos han impugnado, somos el pueblo olvidado, es por eso nuestra protesta”, lamenta Estela Anampa Gómez, de 52 años, en declaraciones a la AFP.
Hombres y mujeres campesinos realizan una vigilia permanente frente a la sede del partido de Castillo, Perú Libre, en el centro histórico de Lima. Dicen que permanecerán allí hasta que el Tribunal Electoral lo proclame vencedor.
“Nosotros nos vamos a quedar hasta las últimas consecuencias acá”, dice a la AFP Néstor Jafet Choque López, cubierto por un poncho guinda y un sombrero andino en medio del frío limeño.
Choque se identifica como teniente gobernador de Atuncolla, un pequeño distrito aymara de 5 000 habitantes ubicado a 3 800 metros de altura en la región de Puno, que votó masivamente por Castillo.
“Ya hemos elegido a nuestro presidente de la república que es Pedro Castillo Terrones, estamos aquí para defender nuestro voto por una causa justa”, agregó sin soltar su látigo.
Los campesinos lucen todos el vistoso “chullo” peruano, una gorra de lana de alpaca con orejeras tradicional de los Andes, y su imagen contrasta con el paisaje urbano y gris de las calles de Lima, una capital frente al océano Pacífico de 9,6 millones de habitantes.
La delegación descendió en buses los casi 4 000 metros de altura durante más de 20 horas hasta su arribo a Lima.
El escrutinio oficial del 100 por ciento de las mesas de sufragio dio este martes un 50,12 por ciento a Castillo, 44 058 votos más que los obtenidos por Keiko Fujimori, pero el Jurado Nacional de Elecciones, máximo tribunal electoral, todavía debe resolver las solicitudes de impugnación de la candidata derechista antes de proclamar al ganador.
Castillo cautivó a los pueblos andinos con su lema “No más pobres en un país rico”, que repitió como un mantra en cada mitín y que desató la histeria entre las élites económicas y políticas.
“Si deciden otras elecciones no nos convendría. Desde el lago más alto del mundo (el lago Titicaca), decimos cómo es que hemos tenido tantas riquezas y somos pobres. Queremos el cambio”, manifestó Anampa sentada en una vereda del colonial Paseo Colón, donde está la sede de Perú Libre.
Los testimonios se suceden unos a otros con el mismo ímpetu, en contra de cualquier decisión del tribunal electoral que no sea la causa que defienden.
“Hemos venido desde la frontera con Bolivia hasta la capital para defender nuestro voto. Nuestro voto ha sido humillado”, lanza Rivelino Cahuana Quispe, quien llegó desde la provincia de Moho, en Puno, a orillas del Lago Titicaca.
“Los pueblos indígenas y aymaras nos estamos sumando para hacer respetar nuestros votos”, indicó este hombre, que participó en una protesta pacífica frente al tribunal electoral.
“Venimos en la lucha de nuestros votos, basta que nos pisoteen. Nos vamos a quedar hasta que se promulgue que el presidente es Pedro Castillo”, promete Carmen Yachi Fernández, quien se desplazó a Lima desde la surandina Huancavelica, una de las regiones más pobres de Perú.
Siete millones de peruanos, de un total de 33 millones, viven en zonas rurales.
La región de Puno, cuya población es de mayoría aymara, es uno de los principales bastiones de Castillo, según los resultados oficiales.
En esta región logró 89,26% de los votos, un porcentaje que lo coloca como el candidato que más respaldo popular alcanzó en los últimos tres elecciones presidenciales.
El sociólogo Ernesto Valdivia cree que si el sur apoyó a Castillo es porque tácitamente está pidiendo cambios profundos en lo político y social.
“La gente está molesta con la clase política. Primero por todos los actos de corrupción que se conocen y segundo hay un centralismo que los olvidó, en todo el sentido de la palabra. Pedro Castillo recogió ese desencanto”, dijo Valdivia citado por el diario La República.
Según Valdivia, Castillo es el personaje que representa al Perú olvidado en este momento, aunque advirtió que esos mismos sectores populares podrían volverse en su contra si los defrauda en medio de tantas expectativas.
Nunca han existido fraudes electorales en Perú. Lo que si ha existido por siempre es la corrupción que entronizaron en el poder gobernantes como Fujimori padre e hija y otros al amparo y bajo la influencias a de EU. Los campesinos y pueblo en ese país están cansados y no quieren saber nada más de miseria, hambre explotación y otras tantas cosas que dan el Neoliberalismo sin épocas de Covid y sin bloqueo. Si se han preocupado mucho de agredir a Venezuela formando parte de grupos de países fomentadores de políticas agresivas como se dice, para desestabilizar y mantener en Sudamérica una mayoría de gobiernos títeres con una política favorable a EU. Aun con los peligros que se derivan de un cambio de política hacia la izquierda o hacía el pueblo, este prefiere asumir los riesgos y presiones que puedan venir de EU. Se podrán imaginar entonces a qué nivel estan los problemas, que la gente no quiere seguir como está.