Un equipo de científicos de distintos centros de investigación europeos descubrió cómo el virus SARS-CoV-2, causante de la covid-19, afecta a importantes células vasculares del cerebro que juegan un rol fundamental en el correcto funcionamiento del órgano, informó el Instituto Nacional de Investigación Médica de Francia.
Tras analizar los restos de pacientes que fallecieron a causa del coronavirus, los investigadores descubrieron que el patógeno había causado la muerte de células endoteliales, las cuales forman los vasos sanguíneos que aíslan al sistema nervioso central de moléculas potencialmente tóxicas y desempeñan un papel clave en la adecuada irrigación del cerebro.
De acuerdo a los expertos, cuando el SARS-CoV-2 infecta a un grupo de células llamadas endoteliales, este las “obliga” a producir una “especie de tijeras moleculares” a partir de su propio material genético, con las que “cortan una proteína llamada NEMO, esencial para su supervivencia”, por lo que terminarán muriendo.
Según detallan los científicos, una vez las células endoteliales de los vasos sanguíneos mueren, estos se convierten en algo conocido como “vasos fantasma”, ya que, al quedar vacíos, pierden su capacidad de aislar al cerebro y la médula espinal de sustancias extrañas. Eso podría ocasionar una serie de microhemorragias cerebrales.
Asimismo, conforme aumenta el número de vasos fantasma el flujo sanguíneo disminuye en las áreas afectadas, lo que ocasiones que otro tipo de células cerebrales se vean privadas de oxígeno y glucosa, causando fallos que, en los casos más graves, podrían ser fatales, apuntan los expertos.
Sin embargo, explica Vincent Prevot, coautor del estudio, el potencial daño cerebral y de las estructuras vasculares afectadas podría ser reversible, según han observado en el laboratorio. “Hemos visto que en los hámsteres, que desarrollan formas muy leves de covid-19, el fenómeno es aparentemente reversible, de manera que podemos esperar que también lo sea en los seres humanos”, detalló.
Los resultados de la investigación, publicados recientemente en Nature, hacen cuestionarse a los expertos acerca de las consecuencias a largo plazo en los pacientes que contrajeron covid-19 y su cerebro no fue correctamente irrigado. Situación que, sospechan, “podría predisponer a algunas personas que han contraído la enfermedad a desarrollar trastornos cognitivos, trastornos neurodegenerativos o incluso demencias”.
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