Carlos Triana Hernández tenía 12 años la primera vez que cruzó el umbral azul de grandes arcadas, ubicado frente al parque Serafín Sánchez Valdivia, de la ciudad del Yayabo, en busca de descifrar las notas musicales que bailaban sobre el pentagrama.
“Ha llovido bastante”, dice al recordar aquel primer encuentro con esa instalación que se ha vuelto, sin exageraciones, su segundo hogar.
Desde que puso un pie dentro confirmó que ese era el sitio ideal para satisfacer tantas inquietudes. Aprendió a acomodar la voz; a ser acompañado por los instrumentos musicales y a perder los nervios frente al público que aplaudía en las actividades de la Casa de Cultura Osvaldo Mursulí Recarey.
“Desde entonces he pasado por varias agrupaciones. Integro el cuarteto de música tradicional Flor y canción y el dúo Los bohemios, ambos con categoría nacional, el mismo nivel que ostento como solista”, confiesa justo después de la presentación, de forma impresa, del catálogo de excelencia del movimiento de artistas aficionados.
Tal suceso ocurre por vez primera en el sistema de Casas de Cultura de la provincia y constituye el mejor regalo por el cumpleaños 43 de la institución que plantó bandera primeramente en la céntrica calle Luz y Caballero de la añeja urbe.
“Pretendemos con esta publicación jerarquizar, promocionar y estimular la creación de excelencia. La integran 23 unidades artísticas; seis con categoría nacional: cuatro de música, una de teatro y una de artes plásticas y el resto con categoría provincial”, informa a modo de presentación Maikel Ramos Muro, subdirector de la Osvaldo Mursulí.
A todo color, con detalles de la historia de cada proyecto y de la institución, se descubre de esta forma parte del movimiento de aficionados de la villa del Yayabo, no siempre respetado y admirado con justicia.
“Hoy el mismo se ha fortalecido en toda nuestra geografía —opina Hirán Chávez Valdivia, quien encabeza el Consejo Provincial de Casas de Cultura en Sancti Spíritus—. Tenemos como deuda que no todas nuestras instituciones cuentan con las condiciones requeridas. Sabemos que a nivel de país se les está dando prioridad a las comunidades, por lo que esperamos que se prioricen nuestras casas. Pero, el espacio está. Creo que es más preocupante cuando no se le da la atención al recurso humano, instructor y aficionado.
“La Osvaldo Mursulí tiene la doble condición porque por primera vez en mucho tiempo se le está poniendo el pecho a esta Casa de Cultura y funciona bien. Es una de las mejores en el territorio y ha podido lograrlo con el mismo personal, solo dirigido por un equipo nuevo”, añadió.
Aunque prefiere permanecer en el anonimato, Félix Ramón Delgado Barrizonte, máximo responsable de cuanto se haga dentro de las cuatro paredes que desde 1987 son testigos de diferentes talleres, sabe que no ha sido fácil transformar rutinas.
“Nos falta muchísimo, sobre todo mejorar el funcionamiento hacia lo interno, así como aparecer mucho más en los medios de comunicación. Igualmente, nos queda mejorar la estética, visualidad y las condiciones técnicas.
“Contamos con un catálogo diverso y muchas personas categorizadas y con ganas de hacer. No queremos quedarnos dentro de la casa, sino ofrecer nuestro talento a la comunidad, según las jerarquías”.
Con esta iniciativa se pretende a nivel de país representar y proteger el movimiento de artistas aficionados, exponente de las necesidades de quienes, a pesar de su vocación por las diferentes manifestaciones, no cursan estudios en escuelas profesionales.
“Ya está el catálogo nacional. Por iniciativa nuestra diseñamos el provincial con más de 70 unidades, tanto con el máximo nivel como el que se otorga por los especialistas del Consejo. Pero no hemos podido imprimirlo por falta de recursos. Por eso, reconocemos lo realizado por el colectivo de la Osvaldo Mursulí, que sin tener cómo, sino por esfuerzos propios, pudieron materializar esa necesidad, ya que es así como se promocionan mucho mejor las unidades entre quienes soliciten sus servicios”, reconoce Hirán Chávez Valdivia.
Consciente del valor de esta forma de promoción, de acuerdo con Ramos Muro, subdirector de la Casa de Cultura de la cabecera provincial, el sueño de su colectivo es realizar un catálogo con todo lo que identifica a la institución yayabera.
EN BUSCA DE LA REFERENCIA
Tras muchos años en un estado deplorable, la Casa de Cultura Osvaldo Mursulí poco a poco se ha ido despojando de las huellas del paso del tiempo. Hoy su primer piso es totalmente diferente.
“Vamos a seguir mejorándola. Para el 2022 ya se solicitó el presupuesto porque queremos llegar a todos los locales. Incluso, el sueño es informatizar la instalación, contar con una sala de teatro; ser una verdadera referencia en nuestra comunidad”, acota Félix Ramón Delgado.
Desde hace 10 años, el espirituano Roberto Javier Morales Torres visita con regularidad la Osvaldo Mursulí. Horas y horas de estudio le permitieron formar parte de las unidades artísticas que ostentan la categoría provincial. Es uno de los solistas del movimiento de artistas aficionados más asiduo en los escenarios.
“Dejando a un lado el tiempo de covid, este último período ha sido muy bueno. Contamos con una programación sistemática aquí en la casa, donde se imbrican las diferentes manifestaciones. Hemos podido visitar comunidades alejadas. Los fines de semana esto se convierte en un gran escenario que esperamos con ansias volver a disfrutar cuando la situación epidemiológica nos lo permita. El trabajo constante ha sido el estímulo frecuente de mi instructora para ser en un futuro un mejor intérprete”.
Y es que en esta casona, ubicada en el mismísimo corazón de la ciudad espirituana, no se han quedado de brazos cruzados ante el obligado impasse de la pandemia.
“Hemos diseñado un plan de intervención comunitaria. Esos resultados que hoy están en nuestro catálogo de excelencia se deben a nuestros instructores —en su mayoría miembros de la Brigada de Instructores de Arte—, por lo que también a ellos va la promoción, por no dejar de laborar en condiciones complejas”.
Poco a poco y gracias al empuje arrollador del pequeño colectivo, la Casa de Cultura Osvaldo Mursulí Recarey ha intentado suplir necesidades y parecerse mucho más a su comunidad. De ahí que el día de la presentación del catálogo se escuchara el mejor de los piropos: “¡Esta Casa de Cultura está a otro nivel!”.
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