Un reporte de Hispantv desde Teherán dio cuenta de la llegada de 100 000 dosis del prospecto vacunal cubano Soberna 02 como parte de la colaboración cubano-iraní para la puesta a punto de este medicamento en su fase III.
Poco antes en la propia capital persa el portavoz de la Organización Para Alimentos y Medicinas de Irán, Kianush Yahanpur informó en Twitter del envío de esas dosis con el fin de “realizar estudios clínico-multicéntricos conjuntos de fase tres por parte del Instituto Pasteur de Irán y el Instituto Finlay de Cuba”.
Según Yahanpur, la primera y la segunda fases del ensayo clínico de la vacuna en humanos se realizó con éxito en la isla y la tercera se efectuará simultáneamente en ambos países. El alto funcionario informó que, en caso de que se confirmen los resultados finales esperados, la producción masiva se pondrá en marcha tanto en Irán como en el país caribeño.
Esto ocurre en momentos en que las sanciones de EE.UU. han obstaculizado el acceso de Irán a los equipos médicos y productos farmacéuticos, complicando el proceso de importación de vacunas desde el exterior.
De hecho, Irán y Cuba, dos aliados bajo el yugo de las sanciones unilaterales de Estados Unidos, llegaron a un acuerdo a principios de enero para cooperar en la complementación de evidencias clínicas de esta vacuna, cuya producción gira en torno a la tecnología de subunidades, durante la cual se produce parte de la proteína del virus. La metodología técnica se transferirá a Teherán durante esta cooperación conjunta.
Más aun, conforme opina Qonche Tanzimi, experta en geopolítica iraní, la cooperación Irán-Cuba para fabricar la vacuna anti-COVID-19 es una señal fuerte y clara para EE.UU. de que sus sanciones no paralizarán a ningún país independiente.
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