Desde el Hospital Provincial Camilo Cienfuegos, Milcrey González Hernández me hace una llamada de auxilio; no para pedir ayuda médica, ni medicamentos que le hagan falta a su hermano Mariano Díaz, el entrenador de boxeo de Sancti Spíritus que hace días se debate entre la vida y la muerte por una neumonía severa que lo mantiene en estado critico en la sala de terapia intensiva.
El S.O.S. que me solicita Milcrey tiene que ver con las redes sociales, desde donde algunos inescrupulosos han aprovechado la gravedad de su hermano para fomentar un movimiento de ayuda con otras intenciones.
“Mira, yo soy la hermana de él. Te quiero pedir que me ayudes a divulgar la realidad, porque han hecho muchas publicaciones y han subido tantas cosas feas. No se dan cuenta de que estamos pasando un momento muy malo”, expresa.
Comenta lo que pudo haber generado matrices de opinión fuera y dentro del país. “Él tiene un mundo de gente atrás, aquí me llaman a toda hora por el celular preocupados y eso uno lo agradece, pero sucede que él trabajó en México mucho tiempo y allá cuando se enteraron dijeron que le iban a hacer un botiquín y preguntaron qué le hacia falta. Le pregunto a la doctora que me dice que para más adelante cuando esté en su casa, puede ser que le haga falta algo. Anotamos lo que iba a hacer falta más adelante y en la confusión pensaron que era lo que le hacia falta urgente. Ahí mismo publicaron miles de cosas”.
Milcrey aclara cómo ha sido la atención a Mariano, el entrenador de boxeo, desde que ingresó: “Tengo el agradecimiento más grande del mundo con este hospital, desde que mi hermano entró no ha le ha faltado nada, ni siquiera medicamentos, se le subió la presión, se le puso medicamento y le bajó. Y no es porque soy enfermera de aquí, porque estoy viendo que se lo hacen a todos los pacientes que le ponen un tratamiento, se lo quitan, se lo vuelven a poner”.
Y actualiza la evolución de su hermano: “Él está crítico, pero estable, el sábado había evolucionado bien, pero se puso mal por la noche, le cambiaron el antibiótico, no tengo queja de los médicos, lo que pasa es que no tengo tiempo para subir esos mensajes de agradecimiento a las redes.
“Lo que más me duele de todo es que a mi hermano por la Revolución hay que matarlo, va adonde tenga que ir, hace lo que tenga que hacer, da lo que tenga que dar; de hecho, él tiene a toda su familia en Estados Unidos y le han dicho de irse y él no quiere”.
Por suerte, también desde las redes, sus compañeros de la EIDE Lino Salabarría, amigos de todas partes, que le conocen bien, se unen en oración y pedido colectivo. Ofrecen, además, su ayuda, sin condiciones, para que Mariano pueda darle un nocaut definitivo a su enfermedad.
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