El sol encontrará pocos asientos para castigar a los aficionados que antaño calentaron sus días y colmaron su graderío. El desaliño y la dejadez que por años y años protagonizaron sus “juegos”, ceden poco a poco. El estadio Victoria de Girón, reservorio del único título que atesora el béisbol espirituano en Series Nacionales, comienza a vestir un mejor traje.
Lo comenzó a ajustar hace unos dos años cuando, por primera vez, se techó la mayor parte de sus gradas. Luego se detuvo por meses hasta que desde el 2020 tomó impulso en medio de la pandemia una reparación capital a varias manos, y que ya muestra sus toques finales.
“El techado fue lo que dio el empuje a lo que hoy se hace por la cuenta del uno por ciento del municipio, se nos asignó cerca de medio millón de pesos, financiamiento del que hemos hecho un uso racional, aunque sin escatimar”, explica Jorge Luis Morell, director municipal de Deportes en Sancti Spíritus.
Aunque con algunas paradas intermedias por la demanda de otras de mayor prioridad, como el Laboratorio de Biología Molecular y los recursos que no siempre han estado a pedir de boca, varias brigadas de la Empresa Provincial de Abastecimiento y Servicios a la Educación han llevado el peso de las labores.
“Ya hemos hecho el grueso de los trabajos —comenta Edgardo Lara, al frente del grupo—, los cuales han incluido acciones fuertes como los muros exteriores que estaban en una situación muy mala y se ha tenido que arreglar casi el 70 por ciento, varias partes hubo que demolerlas y se refundieron para mayor durabilidad; se reconstruyó parte de las gradas en sus primeras secciones, que ahora serán unos palcos; también se han reparado los interiores, se han cambiado la carpintería, las rejas, las puertas, se arreglaron las cabinas de transmisión, y se reconstruyen las aceras exteriores y se resanan las paredes para comenzar a pintar en los próximos días”.
Otros constructores ocasionales se han sumado al “renacimiento” del estadio. “Todos los días, en dependencia de las posibilidades y de la necesidad que demande la obra, vienen de cinco a 10 electores del Reparto Escribano —refiere Camilo Valdivia, presidente del Consejo Popular Olivos—, es una de las variantes que aplicamos para sumar a las personas a diversos trabajos que demanda la comunidad y así cooperan”.
En jornadas que se han hecho habituales, los trabajadores del Inder, tanto del municipio como de la provincia, han impulsado la obra, también como parte de las alternativas que han debido asumir por la pandemia de la COVID-19 que ha impuesto una larga parada a la actividad deportiva.
“Ha existido una buena disposición por parte de todos y hemos seguido todo el trabajo para garantizar la calidad. Lo más enredado que nos queda es la parte sanitaria con los baños, pero esperamos que podamos terminar en tiempo”, expone Morell
Entre la desatención sistemática que por años picó en tierra de nadie, el uso para la práctica de otros deportes y la presencia de animales, el corazón del estadio sufrió un acentuado deterioro. Por eso la recuperación incluye el terreno.
“Ya contamos con la arcilla para realizar primero el relleno del box y del home, luego seguiríamos para la medianluna —expone Morell—, aunque ya en el terreno se venía trabajando, se recuperaron las líneas de seguridad por parte de los profesores de béisbol, el césped se irá recuperando manualmente poco a poco con los propios trabajadores y en una segunda etapa buscaremos en Matanzas la arcilla roja”.
Agrega el directivo que ya se reconstruyó la pizarra original y están previstas vallas identificativas del estadio.
A la entrada del Victoria de Girón se levanta un sitial que pretende eternizar toda la historia que guarda el emblemático estadio, sobre todo la imagen de los peloteros que en 1979 ganaron aquel título que aún se mantiene en la añoranza de los espirituanos.
Para el 4 de junio está fijada la fecha de entrega, como parte de las obras para saludar el nuevo aniversario de la ciudad.
Por sus confines esta instalación seguirá siendo la “olla de presión” que cocinó por años la pasión de los espirituanos que desafiaron al sol para seguir a los Gallos en las buenas y en las malas.Su reconstrucción es, justamente, un homenaje a peloteros y aficionados.
Queda aún, por desgracia, mucho tiempo para que los estadios vuelvan a recibir a sus anfitriones por excelencia. Pero cuando la pandemia pase, los de aquí podrán disfrutar esta entrega. Ojalá este nuevo traje reviva los ánimos que hace más de 40 años hicieron explotar esa “ollita” del Yayabo.
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