Un manjar de fin de semana les espera a los amantes del fútbol mundial que, por varios días, han disfrutado al unísono de la Eurocopa y la Copa América, dos eventos que han dejado ver analogías y contrastes a ras de pastos, como dirían los narradores.
Fanaticadas aparte por uno u otro equipo, las finales de ambas competencias parecen complacer a los más exigentes del buen espectáculo futbolístico en esta suerte de antídoto contra el estrés de la COVID-19 que, al menos en los estadios europeos, ha tenido suficiente portería por donde colarse, a juzgar por las multitudes y las “vacaciones” del nasobuco.
En la Copa América se dará la final soñada con el duelazo del continente entre las dos vedettes: Argentina y Brasil, con los pronósticos repartidos desde el corazón y el terreno, aunque con un ligero favoritismo hacia la verde-amarella por el peso de la historia, por la condición de local y también porque en el terreno ha lucido más compacto, creativo y convincente.
Por si fuera poco pedir, el show mediático está garantizado por la “guerra de estrellas” entre Neymar y Messi, dos ídolos de multitudes. Para el primero es otra opción de demostrar que puede ser el tren que guía los destinos del Brasil, al cual ha hecho ganar en más de un megaevento. Para el segundo es la oportunidad de llevar por primera vez a Argentina de la mano del título en un torneo de altura.
A kilómetros de distancia, la Eurocopa promete regalar una final de altura entre Italia e Inglaterra. A los italianos les pesa la camiseta por su historia como finalistas y ganadores de la Eurocopa y Copas del Mundo. A los ingleses, estrenados en una discusión de título, les distingue la sed de triunfo, la condición de locales y, como a su rival, calidad futbolística.
Las dos selecciones llegaron a esa instancia por merecimiento, aunque sufrieron en semifinales para acceder. Italia debió sudar ante España y ganó en la ruleta de la suerte de los penales. Inglaterra presentó excelentes credenciales, en especial desde una portería casi inmaculada hasta que Dinamarca la atravesó en semifinales. Y aunque muchos, entre quienes me cuento, piensan que no hubo tal penal en la jugada ante Sterling en el descuento, lo real es que los locales tuvieron un excelente torneo.
Entonces este sábado el Maracaná convoca a una gran fiesta y el domingo, el Wembley. Así se zanjan los pactos entre las diferencias visibles de estos eventos que siguen mostrando que el mejor fútbol está en Europa, por el nivel de juego y la calidad competitiva.
Mientras América sangró para su Copa, que fue de sede en sede, hasta que Brasil, con todo y su pandemia la acogió con sus estadios heridos y sin público, el Viejo Continente exhibió sus mejores galas, con sus terrenos suculentos y sus gradas henchidas, aun a costa de la COVID-19.
Y hasta pareció un ensayo de la Copa del Mundo Qatar 2022, una cita que ojalá ya pueda celebrar la derrota del rival más enconado que ha tenido el planeta en los últimos dos años, la COVID-19.
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