Comenzaba apenas a sumergirse en un cúmulo de emociones nuevas e inolvidables cuando, al adentrarse en la casa, vio a Fidel en ropa deportiva y, sin alcanzar aún a divisar su rostro, escuchó: ¡Randy!, a ver qué tanto te pareces a Echeverría!
La noche antes habían dialogado por teléfono, en la primera de muchas pláticas. El hombre de barba gris, rostro afilado y largas manos, se comunicó con la oficina de la FEU de la Universidad de La Habana, que el joven dirigía, y quiso saber todo sobre la vida estudiantil en la que había sido la cuna de su formación revolucionaria. Entonces preguntó desde la ubicación actual de las carreras y el perfil de los graduados hasta la cantidad de sillas que había en un aula de la Facultad de Física, otrora de Arquitectura, donde estudió José Antonio Echeverría.
Esta vez conversarían por espacio de tres horas, como dos compañeros de clase. Fidel volvió sobre el mundo estudiantil, anhelos, intereses, realidades. El vínculo se había establecido a propósito del aniversario 70 de su ingreso a la carrera de Derecho en la Universidad — acaecido un 4 de septiembre—, con motivo del cual se concibió un amplio programa de actividades.
Aquel día mostró a Randy la compilación de sus Reflexiones y le leyó partes de algunas. Hablaron de lo humano y lo divino: Astronomía, Física, los animales del Zoológico Nacional que habían viajado desde Namibia, las semillas de sus experimentos y el aporte nutricional de cada una, la contribución de los médicos cubanos que combatían el Ébola en África y la manipulación de la historia en torno a la derrota del nazismo al término de la Segunda Guerra Mundial.
Pero esos no fueron los únicos temas. También charlaron sobre Matanzas y el béisbol, la situación en el mundo, la alimentación y los hábitos saludables. El viejo líder ensayó, incluso, un saludo juvenil que terminó por aprender.
Corría el 23 de enero de 2015. Eran meses en los que algunos especulaban sobre la presunta muerte del Comandante en Jefe, y el hecho de que el invitado llevara un ejemplar reciente del periódico Resumen Latinoamericano, dedicado a los Cinco Héroes tras el regreso de Gerardo, Ramón y Antonio, ayudaría a disipar dudas. Las fotos en las que se ve a un Fidel especialmente emocionado, mientras repasa el suplemento, apoyarían una crónica del joven sobre el encuentro, publicada el 2 de febrero en el periódico Granma.
Randy Perdomo García, nacido en 1992 en Matanzas, cursaba el cuarto año de la Licenciatura en Filosofía. Una vez graduado ejercería como profesor universitario en su tierra natal, donde también prestaría servicios de colaboración en la Asamblea Provincial del Poder Popular, en una función que desde entonces lo acompaña: la comunicación social. Tiempo después llevaría las riendas de la actividad promocional en el Centro Provincial del Libro y la Literatura.
Gracias a su dinamismo en las redes sociales de Internet lo descubrió Escambray, que tuvo acceso al texto de una colega de la prensa en el día de su cumpleaños, el 5 de mayo, donde ponderaba las virtudes de quien mantiene intactos el optimismo, la humildad y la perseverancia.
A comienzos de junio el hoy especialista en Comunicación Institucional de la Dirección Municipal de Servicios Comunales en Matanzas, y también delegado del Poder Popular por la Circunscripción No. 78, accedió al diálogo, pero sus ocupaciones y la pandemia de COVID-19 obligaron a posponerlo hasta finales de julio.
Con una timidez que se le descubre enseguida y alejado de todo egocentrismo, deja pistas sobre aquello que le concierne, para eludir hablar de sí mismo, y graba, al comenzar el día, mensajes de audio en los que señorea la admiración por Fidel.
“Es la primera vez que digo públicamente que el gran maestro Frank Fernández fue quien me permitió llegar a él, a través de su esposa, Dalia Soto del Valle. Desde aquel día de la llamada tuvimos intercambios hasta los últimos momentos de su vida. Cada vez que le comentaba un proyecto nuestro, de esta juventud que estudiaba y trabajaba a la vez, se interesaba mucho”, revela.
Y habla del recorrido hasta Santiago de Cuba, adonde los llamó para saber cómo había sido el ascenso al Pico Turquino, qué les parecía la ciudad Héroe, y para deslizarles ideas acerca de las luchas revolucionarias en aquellos parajes históricos. “Siempre nos convocaba al conocimiento”, apunta.
¿Cómo era su rutina de vida en aquellos tiempos en que la enfermedad lo mantenía alejado de su actividad habitual?
Estudiaba mucho, realizaba ejercicios todos los días, estaba muy pendiente de las líneas investigativas que desarrollaba con plantas proteicas. Seguía con voracidad las noticias. Despertaba mucha alegría, jamás le escuché una muestra de pesimismo; hablaba siempre con un mensaje de educación y de exhortación.
UN JULIO DE TRABAJO INFATIGABLE
Cuando, gracias al uso de prácticas engañosas, un mensaje elíptico y malintencionado se multiplicaba en plataformas digitales con el fin de provocar un estallido social en Cuba, Randy laboraba hasta la fatiga, junto a jóvenes y menos jóvenes, en la concreción de planes de mejoramiento comunitario.
Todo el mes de julio estuvo, como tiempo antes, en función del trabajo en la Circunscripción No. 78, perteneciente al Consejo Popular de Peñas Altas, aunando esfuerzos entre el consultorio médico, las autoridades locales y activistas de la comunidad para el control de la pandemia de COVID-19 allí.
En las imágenes y los breves mensajes de su perfil en Facebook se le descubre inmerso en la atención a las familias vulnerables, la asistencia social y las mejoras que mucho agradecen quienes allí residen. Entre los logros recientes del trabajo, cuyos protagonistas suele destacar en fotografías y textos, se cuentan la pavimentación de una calle, la eliminación de salideros de agua, los progresos en el alumbrado público, el incremento de líneas telefónicas y la colocación de bancos en áreas públicas.
También se impulsan, bajo su liderazgo, tareas de atención al paisajismo y la producción de renglones agrícolas. “A propósito del SOS Matanzas — asegura—, se ha visto cuál era la intención. Yo creo que lo importante es seguir con la ayuda solidaria entre todos nosotros y continuar haciendo lo más posible en el entorno que nos rodea”.
¿Cómo imagina a Fidel en las circunstancias actuales?
Yo lo imaginaría hablando con los jóvenes que tienen muchos señalamientos en cuanto a las maneras organizativas de nuestro sistema socialista; recorriendo las calles, promoviendo nuevas movilizaciones entre los revolucionarios.
Lo imagino como una tormenta, llegando a cada una de las comunidades, hablando por la televisión, generando un gran movimiento de masas para solucionar las dificultades. Él exhortaba mucho a la esperanza. Lo imagino abrazando cada esencia, cada discrepancia o consenso.
Randy es ahora el mismo entusiasta de los tiempos estudiantiles. Fue entonces cuando lo conoció Graciela Ramírez Cruz, coordinadora del Comité Internacional Paz, Justicia y Dignidad a los Pueblos, jefa de la corresponsalía del medio argentino Resumen Latinoamericano y miembro del Capítulo cubano de la Red en Defensa de la Humanidad. Entregarle el último suplemento especial dedicado a Los Cinco, ¡Volvieron!, que como otras publicaciones el muchacho recogía en su oficina de tanto en tanto, para repartirlas en la casa de altos estudios, fue algo que lo unió para siempre a él.
“Ya se había llevado antes una buena cantidad, pero esta vez me preguntó si me quedaba alguno. Esa noche lo noté diferente, y luego de preguntarle qué sucedía me dijo, con la voz entrecortada, que tal vez tendría la posibilidad de verse con el Comandante en Jefe. Quedaba un solo ejemplar, que siempre guardo para el archivo, y ese fue el que le di a Randy. Creo que desde entonces lleva a Fidel prendido al alma”.
¿De qué forma lo describiría, a partir de su percepción personal?, pregunta Escambray al hoy delegado del Poder Popular.
Fidel yo creo que siempre será muy joven, por el pensamiento que tuvo y que todavía pervive. Es un signo que tendremos eternamente, un capital simbólico para los jóvenes, y siempre en su legado estará la esperanza permanente en la juventud. Es un fuera de serie, un hombre de completo humanismo que nos deja mucha vida todavía por respirar.
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