Impecablemente vestido, con gafas y sosteniendo entre sus manos el bastón que lo acompaña desde hace años, Ricardo Medina González se dispone al diálogo, luego del más cordial de los saludos.
Presidente del Consejo de Ancianos en el Hogar Ever Riverol Bernal, de Olivos I, que acoge a un total de 108 abuelos y abuelas, con predominio de los hombres, mi primera pregunta, luego de indagar cómo está, es de qué forma puede ponerse al tanto de todo si la vista no lo acompaña.
“Yo no veo con los ojos, pero con esto sí (esgrime el bastón), y oigo hasta las cucarachas caminar, pero no se preocupe, que aquí no hay de esos bichos (ríe). Esto es lo máximo, pa’ como está el país nosotros tenemos aquí un hotel cinco estrellas”. Y a seguidas menciona la comida, que nunca falta y es de calidad: el café con leche y el pan con tortilla en los desayunos siempre, el plato fuerte variado, la preocupación del personal, las atenciones médicas.
EL EVENTO INSTITUCIONAL DE COVID-19
Semanas atrás un desvelo mayor que el habitual signaba los días y las noches en el Hogar de Ancianos ubicado en la Circunvalante Norte y próximo a la intersección de ese vial con la Carretera Central, en Sancti Spíritus. Luego de la confirmación de la COVID-19, en la primera decena de abril pasado, a una de las pantristas, que entró a la institución asintomática y debutó con síntomas ya en la comunidad, el control de foco involucró a todos sus contactos y como resultado se les detectó el virus del SARS-CoV-2, en días sucesivos, a 22 abuelos y a otro trabajador.
“Se le realizó PCR a la sala de tercera planta completa, porque era allí donde ella había trabajado; sin embargo, muy pocos dieron positivo, y no enseguida. Pero apareció un abuelito de la segunda con positivo al test rápido, y luego fueron surgiendo nuevos casos en esa sala, que es la de los más dependientes y, consecuentemente, los de menor movilidad”, rememora Jorge Víctor Hernández Gaspar, director del centro.
Licenciado en Enfermería y con un historial de trabajo cuyos inicios se remontan a 1983, cuenta con el aval de haber trabajado al frente de la dirección de Salud en Taguasco, luego de encabezar por 26 años el policlínico de Zaza del Medio. El 1ro. de abril del 2019 le dieron la tarea de “enderezar” el hogar y desde entonces no ha hecho otra cosa que procurar una dirección conjunta, en la que nadie tiene compromiso con nadie y donde los abuelos participan.
“Había un estado de satisfacción muy malo, por eso lo primero que hicimos fue reunirnos con ellos y pedirles su colaboración. No hay nada que se haga aquí que no se le informe al Consejo de Abuelos,
Según sostienen tanto el director como el personal de Salud que atiende a los ancianos, allí todos pasaron la enfermedad asintomáticos o con síntomas leves, algo que atribuyen, en buena medida, al uso de fármacos preventivos que en Cuba se han destinado a estos grupos poblacionales. Pero el énfasis lo ponen en los dos ciclos de Biomodulina T que ya habían recibido (ahora reciben el tercero), en inyecciones que elevan la capacidad inmunológica del organismo.
La otra razón la encuentran en la alimentación balanceada que reciben, donde la leche y el huevo resultan platos constantes, al igual que la carne roja tres veces por semana. A ello se suman, indican, los vegetales, parte de los cuales son cosechados en el organopónico propio.
“A raíz del evento, que cerró en la tercera decena de mayo, empezamos a trabajar en ciclos de 10 días para evitar el entra y sale de personas; los abuelos están sin salir de sus respectivas plantas ahora, pero durante la contingencia no salían de la sala. En cada cubículo tenemos entre dos y cuatro abuelos”, refiere el doctor Humberto Pérez Guerra, especialista en Medicina General Integral y máster en Geriatría, quien funge como médico principal.
Él estima que la pesquisa diaria resultó determinante en el efectivo control de la enfermedad, así como el seguimiento constante a los casos que salían positivos, luego de su egreso de las instituciones hospitalarias donde fueron tratados. “A los que tienen alguna carencia nutricional durante la recuperación se les hace un seguimiento diferenciado mensual y se les proporciona un suplemento nutricional, con refuerzo del plato proteico y también de carbohidratos”, acota.
El día de la visita de Escambray (tarde del 30 de junio) aguardaban la llegada de la vacuna Abdala, que se les administraría a los abuelos. Era noticia, también, que a los convalecientes de la enfermedad, ya de alta epidemiológica, se les realizaría la evaluación de posibles secuelas por medio de un grupo multifactorial creado de conjunto con el Policlínico Olivos I, para el posterior tratamiento.
EL ANIVERSARIO
“Han venido en un día especial para nosotros, pues hoy hace 39 años de la llegada aquí de los primeros pacientes, que provenían del Hogar Municipal”, nos dijeron al poner un pie en el lobby, cumpliendo las medidas necesarias en estos tiempos críticos de pandemia.
La única contrariedad que aflora en la plática es la rotura del elevador, del cual están privados hacemás de dos años. Eso obliga a subir el desayuno y las comidas en los envases respectivos a golpe de escaleras, que son también la única vía para que los abuelos se muevan o sean trasladados si se hace preciso ante una emergencia. Una pequeña sala de cuidados subagudos, con seis camas, resuelve muchas situaciones de enfermedad, pero no todas.
De acuerdo con las estadísticas del hogar, el promedio de edad del personal allí atendido es de entre 89 y 90 años; y el de los que fallecieron en el pasado año fue de 92. Solo 16 de los ancianos son mujeres. En cambio, en la plantilla de centenar y medio de trabajadores más de las tres cuartas partes pertenecen al sexo femenino.
Además de las afectaciones propias de la COVID-19, la actual situación epidemiológica ha venido a lacerar una conquista atribuible a la actual dirección del centro, y es la relativa a los vínculos con las familias de los beneficiarios. Según afirma Jorge Víctor, si bien las hay preocupadas por ellos no faltan otras, tristemente abundantes, en las que el interés no va más allá del cobro de la chequera mensual que, por razones de salud mental, el anciano no puede tener en su poder. Pero aun así han conseguido comprometer a familiares allegados en la adquisición de bienes necesarios para el abuelo o la abuela.
El aniversario de la entrada en funcionamiento de la institución los sorprende esta vez sin celebración, y privados del habitual trasiego hacia la barbería, el área de podología o la rehabilitación. También han debido cesar las actividades culturales de antes, cuando los mariachis y la Parranda Espirituana eran el deleite de muchos. No vendría mal, intuyo, alguna iniciativa que saque a los abuelos del marasmo actual, pues ya se ha demostrado que aun guardando distancia se puede brindar esparcimiento.
EL ANHELO DE LA SEÑO IVÓN
“Tengo una petición que hacer, y es que cuando todo esto pase las personas, de Sancti Spíritus o del resto de Cuba, vengan aquí para que puedan ver cómo funciona esto y confirmen la esmerada atención que reciben los abuelitos. A veces se duda y surge la pregunta: ¿cómo será eso ahí, con tanta crisis y bloqueo?”.
Ivón Rodríguez Méndez, jefa de enfermeras, muestra sus ojos limpios y habla con la entereza de quienes sienten lo que expresan: “En este momento ellos tienen la alimentación necesaria, especial; yo diría que es comida de restaurante lo que se les oferta, y el personal nuestro está encargado de velar por que se lo coman, por que no dejen lo que se les sirve. Me gusta mucho trabajar con el adulto mayor, porque estos abuelos son los que hicieron Revolución en su momento y nos toca ayudarlos a que tengan una vejez digna y saludable”, reflexiona la seño.
A seguidas, luego de eludir la grabadora, evoca las referencias negativas que escuchó al llegar, a comienzos del 2019, y sentencia: “Si no tienes vocación para trabajar con un anciano no puedes trabajar acá. Ellos necesitan cuidado, atención y mucho, mucho amor”.
Hola,deberían poner un punto en la carretera de Tdad después de Banao, hay movilidad hacia zonas rurales de consejos populares de Tdad, como San Pedro,gracias