¿Cómo convertir el trabajo en soluciones y resultados concretos, que realmente impacten en el bienestar de Cuba? Es en tal inquietud, justo en esa interrogante, donde debe profundizarse si se trata de la labor de la militancia. Así razonó este sábado, desde el capitalino Palacio de Convenciones, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
Hay que detenerse en ese tema, reflexionó el Jefe de Estado en la primera parte de la jornada del II Pleno del Comité Central del Partido Comunista, porque «todavía este esfuerzo y esta intensidad de trabajo no se concreta en resultados visibles para nuestra población, y ahí es donde tenemos que profundizar».
«¿Qué más nos queda por hacer; qué voy a hacer yo como militante, como revolucionario, como dirigente en el ámbito en que ocupo responsabilidades; cómo aportaré más y cómo dejo de mirar las cosas con complacencia, y con un sentido más crítico, de más inconformidad?», planteaba la interrogante el Jefe de Estado, a modo de camino para actuar de «una manera más enérgica, de una manera más eficaz, de una manera más efectiva para lograr mayor aporte».
Es un desafío que entre otras premisas pasa —subrayó el dignatario— por el trabajo del Partido, por transformar «realmente la labor de las organizaciones de base y de todas las estructuras de la organización en todos los niveles». El éxito en tal sentido pasa, apuntó, «porque acentuemos el concepto de ejemplaridad de la militancia, y también porque fortalezcamos el concepto de unidad con nuestro pueblo».
Sobre la última idea, Díaz-Canel Bermúdez expresó que «nosotros somos mayoría defendiendo a la Revolución, no como militancia: nosotros somos mayoría defendiendo a la Revolución como pueblo, y dentro de ese pueblo hay una vanguardia que es la militancia, la militancia revolucionaria, la militancia comunista, que fue a la que llamamos a defender la Revolución cuando nos quisieron montar un show con la pretensión de que en una horas se caía la Revolución con hechos vandálicos».
El Primer Secretario del Partido Comunista destacó que ese día (el 11 de julio), «la repuesta fue de revolucionarios convocados a enfrentar esos hechos vandálicos que nunca fueron manifestaciones pacíficas —como tratan de mostrar ahora—; y el resultado fue que a las siete de la noche el país había recobrado su calma y la ha mantenido en todas estas semanas y meses».
En estos tiempos, denunció el mandatario, «no han cesado las provocaciones y los llamados desde el exterior —con una campaña vulgar, cargada de odio—, a manifestaciones, a crear incidentes, a buscar situaciones: un llamado permanente al vandalismo para provocar situaciones que atenten contra nuestro orden constitucional».
Como parte de su intervención en los primeros momentos del II Pleno del Comité Central, Díaz-Canel Bermúdez hizo referencia a cómo desde que tuvo lugar el 8vo Congreso del Partido hasta hoy, se ha estado procesando, e implementando, toda la información derivada del importante cónclave. Las provincias, apuntó, comenzaron a trabajar de inmediato, y entonces la praxis y lo ideado se fueron complementando. El trabajo de procesamiento, destacó, «dio lugar a un documento que a mi modo de ver yo creo que facilita el trabajo como una guía que es el de las Ideas, conceptos y directrices del Congreso».
Sobrevino después, como recordó el Presidente, la divulgación de las ideas derivadas de la magna cita partidista, en una labor que fue desde el Secretariado, pasando por las distintas estructuras de la organización, hasta la población misma. Las conceptualizaciones, reflexionó el Presidente cubano, «se han estado haciendo para implementar los acuerdos del Congreso».
Entre otros conceptos cardinales que forman parte de lo que ha ido incorporándose a la vida de la militancia y del pueblo, Díaz-Canel Bermúdez hizo alusión a tópicos estratégicos como el modo de «hacer política desde el Partido», algo que desde el 8vo Congreso «se ha compartido (…) con las estructuras de gobierno, con las estructuras del Estado, y con todo el sistema de trabajo institucional en nuestra sociedad».
«En función de eso, destacó, estamos incentivando también la interpretación (…) sobre la democracia socialista, con participación y control popular, que es lo que está refrendado en nuestra Constitución como elemento del poder popular».
En tal sentido el mandatario habló sobre la importancia de «defender el concepto del poder popular, la manera de hacer gobierno, de ejercer el poder del pueblo —que es donde descansa el concepto de nuestra soberanía—». Subrayó que Cuba ha pasado a «una estructura de gobierno diferente a la que tuvimos en otro momento, donde aparecen nuevas figuras, donde aparecen también nuevas estructuras, y donde desaparecieron estructuras como fueron las asambleas provinciales del Poder Popular».
Se ha estado insistiendo en esta etapa, destacó, en cómo el Partido Comunista debe centrarse en el aseguramiento político a los principales procesos: los ideológicos, los económicos, y los sociales. Esa, resaltó, «es la labor que le corresponde al Partido, para que entonces en función de ese aseguramiento político, el gobierno gobierne, y la administración administre; y entre todos, empujemos cada uno de los programas, cada una de las tareas, cada una de las proyecciones de la Revolución».
«Hemos estado también trabajando conceptualmente, recalcó, en cómo ir perfeccionando la manera de relacionar el trabajo del Partido con el trabajo de los órganos superiores del Estado, (…) para que de verdad se potencie ese concepto de poder popular, que lleva como un elemento fundamental —en lo cual también estamos insistiendo en ese debate que estamos alentando— el tema de la rendición de cuentas: todos tenemos que rendir cuentas a la población, todos tenemos que rendir cuentas a las estructuras que representan a esa población».
De la planeación estratégica diseñada por el Gobierno —la cual se expresa en macroprogramas, en los ejes estratégicos del plan nacional de desarrollo económico—social—, habló también el mandatario, quien hizo hincapié en cómo cada eje tiene vínculos con los Lineamientos partidistas; lo cual «es una manera tal vez más eficiente, más práctica de tener una sistematicidad en el cumplimiento» de esos Lineamientos asociados a los elementos que plantea el plan nacional de desarrollo económico y social.
El Primer Secretario expresó su insatisfacción referente a cómo todo lo que está claro a nivel nacional en cuanto a modos de ejercer gobierno debe trasladarse con éxito a los ámbitos de la provincia y el municipio. Y además habló sobre «un grupo de medidas económicas que se han seguido potenciando», pero que aún «no han tenido un impacto positivo en la satisfacción de las motivaciones, de las aspiraciones de nuestra población».
Todo lo visto desde la celebración del 8vo Congreso hasta el presente, según comentó el mandatario, ha llevado al trabajo enfocado en las vulnerabilidades, en «cómo atendemos diferenciadamente a las personas que están en más desventaja en nuestra sociedad, y en cómo abordamos de una manera diferente esa vulnerabilidad para ir atenuando las desigualdades sociales que lamentablemente, como parte de un grupo de medidas que hubo que aplicar en condiciones de período especial, como parte también de un grupo de medidas que hemos tenido que aplicar en estas condiciones de recrudecimiento del bloqueo, nos han marcado una mayor acentuación en desigualdades sociales que la población expresa con mucha insatisfacción».
El diálogo sostenido en estos tiempos entre la dirección del país y diversos sectores de la sociedad también motivó reflexiones de Díaz-Canel Bermúdez, quien afirmó que ese tipo de encuentro «llegó para quedarse; lo que pasa es que no puede ser el diálogo solo desde las estructuras superiores del Partido, o desde las estructuras superiores del gobierno: es un diálogo que yo creo hay que generalizar en toda nuestra sociedad y que hay que sistematizar».
Sobre intercambios futuros, el dignatario no obvió el que habrá que hacer con «un sector que hay que reconocer dignamente»: nuestros médicos, los que han lidiado con la COVID-19, los que tienen, dijo Díaz-Canel, muchas cosas que contar sobre cómo perfeccionar nuestro tema de Salud «que se puso a prueba en situaciones de tanta contingencia como la COVID-19». Ellos, afirmó el Presidente, han salvado al país mientras cerraron filas con nuestros científicos; hicieron posible «la respuesta que se ha logrado desde una Isla bloqueada, que con su propio esfuerzo, con su propio talento y sin muchos recursos materiales, ha dado una respuesta ejemplar».
La proeza de la vacunación —con vacunas propias—; ir acorralando la epidemia devastadora; el trabajo en los barrios como conquista humana que «también llegó para quedarse» y que aporta lecciones sobre cómo hacer política en la base; la atención a la población; la resistencia misma, desde la Isla y en la arena internacional. De esos temas conversó el mandatario. Y se detuvo con particular énfasis en «todo un grupo de acciones» desplegadas desde el Partido «para el fortalecimiento de la preparación para la defensa de nuestro pueblo».
«Aquí estamos claros —denunció— de que nos están aplicando una guerra no convencional con el objetivo de destruir la Revolución; y nuestra respuesta es la concepción de la guerra de todo el pueblo; (…) Y vamos a seguir, vamos a seguir profundizando en la preparación de la defensa».
Han sido tiempos, como resaltó el mandatario, de unir esfuerzos, de que las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior se hayan imbricado con otras entidades del país en tareas vitales. Algún día habrá que contar la historia de cómo se distribuyó el oxígeno medicinal, en un momento en que Cuba demandaba tres veces lo que estaba disponible, mientras la fábrica principal sufría una rotura. De heroico calificó el dignatario el esfuerzo que sacó al país de tal problema.
«Intenso ha sido también el trabajo político ideológico en función del enfrentamiento a la subversión política ideológica, los análisis que se han hecho para continuar fortaleciendo el papel de las organizaciones de masas, para reencontrar, para reactualizar cuáles son sus funciones en las condiciones actuales que vive el país», dijo el Primer Secretario, quien además reconoció el impulso «que se le ha estado dando a lo que hemos definido como pilares de la gestión del Gobierno» y que también asumió el Partido para su labor: la ciencia y la innovación, la comunicación social, y la informatización de la sociedad.
Del pórtico y otras voces
El primer punto en la agenda del II Pleno del Comité Central versó sobre la implementación de los acuerdos derivados del 8vo Congreso del Partido Comunista de Cuba, definido como el cónclave de la unidad y la continuidad, y celebrado entre el 16 y el 19 de abril del presente año.
La intervención sobre el tema estuvo a cargo del miembro del Buró Político y secretario de Organización y Política de Cuadros, Roberto Morales Ojeda, quien hizo alusión al desarrollo de la economía nacional, junto a la lucha por la paz y la firmeza ideológica, como las misiones principales de la Organización de vanguardia en la actual coyuntura.
Tras largos meses de duro batallar —valoró— cabe destacar la capacidad de resistencia de nuestro pueblo, con la serena y firme conducción de la dirección del país. Y ese fue el punto de partida que dio lugar a varias reflexiones sobre el trabajo partidista en los territorios, sobre defender el trabajo político en la base, sobre intercambiar permanentemente con los jóvenes, y aprovechar al máximo cada enseñanza del trabajo en los barrios.
A propósito de incluir y de sumar, Yuniasky Crespo Vaquero, miembro del Buró provincial del Partido de La Habana, destacó el valor que hay en los modos de comunicar para el trabajo político; y esa, dijo, es una labor que debe emprenderse desde los medios de comunicación tradicionales, desde las redes virtuales, y también en los intercambios cara a cara. «Si hay más vida interna —recalcó en referencia al Partido Comunista y a su poder de irradiar— habrá más vida externa».
«Todavía estamos en el 8vo congreso del PCC; sin descanso se ha trabajado. Hay una articulación de todo lo que se propuso en el Congreso, como lo que se ha llevado al pueblo y el pueblo está viviendo, hay un gran ejercicio popular encabezado por el Partido», afirmó la viceprimera ministra, Inés María Chapman Waugh.
Estos tiempos de pandemia han dejado en claro las muchas potencialidades y reservas de resistencia y creación de Cuba. Ese ánimo resultó común en todas las intervenciones, desde la cuales afloró la inquietud militante, esa a la cual hizo referencia el Presidente Díaz-Canel, y que en algún momento compartió con los presentes la directora del periódico Granma, Yailin Orta Rivera: «¿Qué más nos queda por hacer a los militantes?», dijo la periodista en clara alusión a cómo todo lo que se ha diseñado tiene el desafío de calar en lo más profundo del pueblo, y en traducirse en beneficios concretos.
«Esto que se ha presentado al Pleno es el comienzo —subrayó Morales Ojeda—, preguntando cómo logramos mayor efectividad en las ideas, conceptos y directrices del Partido». Y a esa idea, sumó otras: dependerá de nuestros propios esfuerzos buscar solución a los problemas que nos limitan; habrá que desterrar el formalismo en los análisis del Partido; la ejemplaridad y hacer bien las cosas son los mejores modos de trabajar desde la militancia; y a los revolucionarios, será difícil que alguien, o alguna fría máquina de las guerra binaria, nos superen desde nuestras «emociones», desde nuestros «sentimientos».
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