La nueva tarifa eléctrica que comenzó a aplicarse en el país desde el primero de enero pasado ha logrado en la provincia un favorable impacto en el ahorro de energía, calculado en estos dos meses iniciales del año en un 10.7 por ciento menos de consumo que en igual período del 2020, lo que significa unos 12 400 megawatts/hora menos.
“Este es un valor significativo si tenemos en cuenta que en los últimos tiempos este territorio crecía de año en año un 5 por ciento. El consumo se redujo en ambos sectores, pero en mayor medida en el área residencial que en la estructura del consumo nuestro representa el 70 por ciento”, precisó a Escambray Darío Peña Cuenca, director comercial de la Empresa Eléctrica en Sancti Spíritus.
Según el especialista, aunque en este período han predominado las temperaturas frescas, se han mantenido las acciones encaminadas al ahorro y ha bajado el nivel de desempeño en muchas producciones y servicios debido a los efectos de la pandemia, el factor determinante en este resultado se encuentra en los nuevos precios de la electricidad que han modificado patrones de consumo y compulsado medidas para economizar.
Todos los municipios han cumplido las cifras planificadas, incluso en los horarios picos, y el por ciento ahorrado convertido al valor del combustible utilizado para la generación equivale a la preservación de 2 800 toneladas de diésel, que a los costos actuales significan unos 2 millones de pesos.
Por otra parte, el incremento de la tarifa también incidió en la disminución del gasto de los grandes consumidores que sobrepasan los 500 kilowatts/hora (kWh), pues anteriormente sumaban alrededor de 2 500 y ahora apenas rebasan los 980. Además, solo 70 clientes del sector residencial superaron los 1 000 kWh, cuando anteriormente casi triplicaban esa cifra.
En cuanto a las formas de gestión no estatal, la Empresa Eléctrica continúa realizando contratos a aquellos titulares cuyas actividades dependen del metro-contador de la vivienda y hasta ahora lo han firmado unos 400 clientes por la nueva y más favorable tarifa híbrida, gracias a la cual el consumo de 0 a 250 kWh se cobra como al sector residencial y de ahí en adelante aproximadamente a 3 pesos el kilowatt.
La Empresa Eléctrica, en consonancia con el complejo escenario que vive la provincia por la situación epidemiológico derivada de la COVID-19, mantiene todas las posibles formas de pago que existen y continúa incentivando las vías electrónicas y digitales como Transfermóvil y Enzona —con descuentos de un 3 y un 5 por ciento, respectivamente—, que ya utilizaron en febrero más de 24 000 clientes aquí.
Que remedio, no tenemos mas alternativa que pasar calor y vernos privados de una calidad de vida digna.
De acuerdo 100% con los q me antecedieron. Y la periodista no sabrà q eso no es ahorro en el mauor sentido de la palabra? Eso es LIMITACIÒN, que no es lo mismo ni se escribe igual.
Era lógico esperar el aumento del ahorro de EE con la nueva tarifa, pues el bolsillo es el que manda.
Sin embargo el Gobierno está perdiendo una fuente de ingresos sustancial por prejuicio, por desconocimiento o por negligencia.
La oferta de bebidas alcohólicas ha bajado a un mínimo en los comercios estatales, lo cual está siendo aprovechado por los entes privados como mercado informal, sin tener esa función en su objeto social.
Los costos de producción del ron son ínfimos y sus ganacias enormes, pues lo que más cuesta su fabricación son los insumos secos (botella, tapa, etiqueta, envase, embalado, etc) y en el caso de los rones de consumo interno aún son menores, pues los insumos secos son recuperados, de PET o de bajo costo.
Sin embargo no hay persencia de rones de la EMBER y TECOAZUCAR en el mercado y la población lo está supliendo en las provincias centrales con alcohol o ron robado de A. Sánchez, Washington, Adela, Tuinucú, Falla y otras.
El poco ron que debe venderse en la red de comercio no sale a la luz, pues los que lo deben comercializar en las tiendas no lo sacan para revenderlo a mayor precio por debajo del agua.
Otra fuente sumergida es la destilación de alcohol de forma artesanal, con alto contenido de amílicos, para lo cual roban miel final o B, o azúcar crudo y la fermentan sin control de calidad.
Conclusión: Los cubanos están tomando la misma cantidad de ron o más, con peor calidad y el Estado está dejando de ingresar dinero y facilitando el desarrollo de la segunda economía.
Recuerden que cuando más bebida se consumió en USA fue cuando la Ley Seca y Meyer Lanski se hizo multimillonario contrabandeando alcohol desde Santa Cruz del Norte a Nueva Orleans, introduciéndolo por el río Missisipi.
Moraleja: No sigan perdiento un mercado que siempre va a existir, para bien o para mal, porque qué cubano no toma ron? Solo cambia la forma de adquirirlo: pagado, robado o sin costo.
Eso no es ahorro,ni ahorrar, se llama limitaciones que es completamente diferente al ahorro. No tergiversan los conceptos, porque no es del todo veraz.