El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, sostuvo este 12 de febrero que el informe revelado recientemente sobre los alegados incidentes de salud de diplomáticos de Estados Unidos en La Habana, reafirma la posición defendida por su país.
El mandatario señaló en su cuenta de Twitter que el documento confirma lo dicho por su nación a partir de investigaciones científicas: los supuestos ‘ataques acústicos’ sirvieron como pretexto a la administración de Donald Trump para acusar sin evidencias y dañar las relaciones bilaterales.
‘La verdad se impone’, enfatizó el jefe de Estado en la red social.
#Cuba, apoyada en la Ciencia, dijo antes lo que un informe revela ahora: supuestos “ataques acústicos” sirvieron de pretexto al gobierno de Trump para acusarnos sin evidencias y dañar relaciones entre ambos países. La verdad se impone. #SomosCuba #CubaVivahttps://t.co/2dluhYF08J
— Miguel Díaz-Canel Bermúdez (@DiazCanelB) February 12, 2021
El ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, reiteró este viernes la disposición de la nación caribeña a cooperar con Estados Unidos en las investigaciones sobre dichos sucesos.
Sin embargo, el canciller añadió que una desclasificación seria de la información permitiría conocer cuán lejos llegaron el expresidente Donald Trump, el exsecretario de Estado Mike Pompeo y el senador Marco Rubio ‘para justificar artificialmente un retroceso en las relaciones bilaterales’.
‘Algún día se podrá aclarar lo que sucedió y lo que no sucedió’, dijo el jefe de la diplomacia cubana, quien ratificó que su país mantiene la voluntad de trabajar con las autoridades estadounidenses de manera efectiva, tanto política como científicamente, para encontrar una solución.
La víspera un reporte de la Junta de Revisión de Responsabilidad (ARB, por sus siglas en inglés), publicado en el sitio digital de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) norteamericana, reconoció que los supuestos ataques sónicos continuaban siendo un misterio.
El documento interno del Departamento de Estado, calificado de secreto y recientemente desclasificado, señala que 18 meses después de producirse los sucesos (en 2016 y 2017) no se sabía qué pasó ni por qué, o quién lo hizo.
Agrega que la respuesta de la administración Trump al llamado síndrome de La Habana estuvo plagada de mala gestión y liderazgo deficiente, pues ni siquiera designó a un funcionario de alto nivel como responsable general para investigar.
Además, existió falta de coordinación y de seguimiento de los procedimientos establecidos, así como comunicaciones ineficaces y desorganización sistémica.
A pesar de ello, lo ocurrido en la embajada de Washington en Cuba fue empleado a fines de septiembre de 2017 como justificación para reducir en más del 60 por ciento el personal destacado y cerrar efectivamente el consulado de Estados Unidos.
Ello se hizo sin realizar una evaluación de riesgos y beneficios precisa el reporte.
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