«Hemos vivido tiempos complejos, duros, pero también han sido tiempos de crecimiento», dijo este jueves, en un histórico encuentro con una representación de nuestros médicos y paramédicos que pusieron el pecho a la covid, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez.
No resultó fortuito que, hacia el final de un intercambio donde se habló de la vida luchando a brazo partido ante la muerte, donde más de una voz recordó las enseñanzas dejadas por el Comandante en Jefe –quien desde su amor por la ciencia y por el ser humano ideó tanto para Cuba y el mundo–, el Jefe de Estado hablara de «la capacidad de resistencia de nuestro pueblo», y de la dignidad con que ese pueblo es capaz de superar las adversidades.
Fueron muy sentidas y llenas de significado esas palabras; porque ahora quienes estamos de pie sobre la Isla amada, pensando, como decía el dignatario, en cada familia que ha perdido a un ser querido, pensando mientras nos corre una lágrima en quienes se fueron por culpa de la covid, encontramos tiempo y fuerzas para agradecer y reconocer la sabiduría, la entrega y el coraje de nuestros soldados de la Salud, sin quienes –como alguien dijo en la reunión– la suerte nuestra ante la epidemia hubiera sido caótica.
«Nosotros somos quienes tenemos que agradecer a ustedes por el aporte», expresó el mandatario a médicos, enfermeros, técnicos de laboratorios y de otros universos de la Salud, internacionalistas, directivos del sector, en una jornada que también estuvo presidida por el primer ministro, Manuel Marrero Cruz; por el miembro del Secretariado y jefe del departamento de Educación, Deportes y Ciencia en el Comité Central, Jorge Luis Broche Lorenzo; así como por el titular de Salud Pública, José Angel Portal Miranda.
A modo de metáfora de cómo en la resistencia cubana se dan múltiples confluencias –como la de saber de Medicina y sentir cosas sagradas e intocables como la Patria–, estaba presente el oncólogo, doctor Carlos Leonardo Vázquez González (agente Fernando), a quien el Presidente saludó afectuosamente, y a quien extendió la gratitud a nombre de un pueblo que enfrenta una Guerra no convencional cuya perversidad e intento desestabilizador más recientes han sido desenmascarados por hombres como Carlos.
El primero en hablar fue el doctor Jorge Jiménez, cuya vida profesional ha estado entrañablemente unida, en la capital, al Hospital Clínico Quirúrgico Docente Salvador Allende (La Convadonga), y quien agradeció desde su «humildad como trabajador de la Salud» al Estado y al Gobierno cubanos por poner como objetivo fundamental, en cada gestión de estos tiempos, a la «salud de nuestro pueblo». La fortaleza de esta batalla, dijo, estuvo en haber convocado a todas las fuerzas del país.
Historia que merece un libro contó el coronel Julio Andrés Pérez, director general del Hospital Militar Central Dr. Luis Díaz Soto (institución conocida como el Naval y que fue pionera en el enfrentamiento a la covid). El médico afirmó cómo, en la medida en que se acrecentaba el número de enfermos, también se acrecentaba la experiencia del personal de la Salud.
El Presidente recordó que fueron precisamente los hospitales militares los primeros que el país tuvo frente al nuevo coronavirus. Y recordó el crucial desempeño de las Fuerzas Armadas cuando, en medio de un pico pandémico, Cuba necesitó distribuir su oxígeno medicinal con la precisión de una operación militar.
Los testimonios de los jóvenes afloraron: ellos, que hicieron guardia donde hizo falta, que limpiaron cualquier espacio, que siendo estudiantes de Medicina o de cualquier otra especialidad acompañaron a las familias, y hasta vieron fallecer seres humanos. «La juventud es fuerte; con la juventud sí se puede contar», dijo la Dra. Yagén Pomares Pérez, directora del Hospital de Cienfuegos Dr. Gustavo Aldereguía Lima.
En estos meses de pandemia nuestros médicos iban de una provincia a otra, para ayudar; la unidad de todas las fuerzas del país prevaleció por encima de cualquier interés sectorial; la ciencia se empoderó en todas las decisiones; expertos que habían visto el rostro a la covid en varios escenarios del mundo y de la Isla llegaron con sus conocimientos adonde más falta hizo; los soldados, los uniformados, se nos iban a la guerra… la guerra de cargar camillas con pacientes hacinados en un cuerpo de guardia, o el combate de transportar el oxígeno salvador.
La Revolución Cubana cuenta con una juventud extraordinaria. En eso hizo pensar Yordis Lázaro Mederos, de 28 años, de la provincia de Mayabeque y diplomado en Servicios intensivos, quien compartió su testimonio de lucha contra la covid y al frente de un municipio desde el sector de la Salud Pública. El joven médico vio cómo sus colegas iban enfermando porque eran alcanzados por la epidemia, vio cómo sus días y sus noches se juntaban, y cómo en una jornada eran atendidos centenares de personas. Sufrió la carencia de medicamentos, las dificultades con el fluido eléctrico. «Nos pusimos el traje de valientes», afirmó.
Serían interminables e incalculables en valor humano las historias a contar, resaltó el Ministro de Salud Pública, quien a nombre de sus colegas agradeció a la dirección del país por la oportunidad del intercambio, y afirmó que Cuba puede seguir contando con la tropa de batas blancas para seguir venciendo.
El Primer Ministro destacó la modestia y la profundidad de cada intervención; e hizo una observación desde quien admira: «Los verdaderos protagonistas agradeciendo… cuando nosotros somos los que debemos agradecer». Lo dijo porque ellos no solo salvaron vidas aisladas; ellos salvaron un país.
La presencia de Fidel en cada pensamiento expresado; la inmensa presión que han soportado las instituciones del país durante la epidemia; las lecciones que se derivan de esta etapa en pos de mejorar los servicios de Salud –donde concluyen factores objetivos y subjetivos–; el reconocimiento a nombre de la dirección del país y el compromiso de seguir perfeccionando el trabajo, fueron ideas desarrolladas por el Jefe de Gobierno en el intercambio.
El Primer Secretario habló de mantener los grupos de trabajo que la dirección del país ha creado para enfrentar la pandemia, los cuales podrán asumir nuevos desafíos relacionados con la salud del pueblo. Nuevos retos, subrayó, sobrevendrán con la nueva normalidad, y habrá que estar muy atentos.
El mandatario reflexionó sobre enseñanzas derivadas de esta etapa: las que tienen que ver con perfeccionar la atención primaria de salud; con ser racionales en el uso de recursos como el oxígeno; con utilizar las ventajas de la informatización en el sector; o con proteger más a nuestros profesionales; con potenciar el trabajo comunitario; con seguir empoderando a la ciencia; con no perder la capacidad de decirnos de frente cuáles son las cosas que andan mal.
«Una vez más –extendió el dignatario a los presentes– la felicitación a nuestro ejército de batas blancas por lo que han logrado y sé que van a hacer en los nuevos desafíos que tienen por delante».
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