Juan Brown, la fuerza del ejemplo

Esta no será la historia de su vida; tampoco aspira a ser la crónica de su muerte. Intento, apenas, un acercamiento al ser cuyo deceso, en la jornada de este 27 de diciembre debido a la insuficiencia renal que padecía, ha suscitado conmoción entre quienes fueron sus alumnos y subordinados e incluso entre quienes no lo fueron, al punto de repletar las redes sociales de internet con una mezcla de dolor y cariño que solo suscitan los hombres grandes.

Alguna vez, mientras dirigía la Escuela Militar Camilo Cienfuegos de Sancti Spíritus, que lo catapultó en el corazón de centenares de personas, di cobertura periodística, por gestión suya, a la celebración de un cumpleaños colectivo donde se festejaban las 15 primaveras de más de una decena de alumnas. Cuidadoso, como era, de que junto con la exigencia se inculcaran valores humanos que ayudaran a formar integralmente a sus discípulos, se preocupaba cada vez porque esa fecha memorable en la vida de las muchachas se constituyera en un recuerdo eterno.

Juan Brown Cárdenas, a quien muchos desde ayer le hablan con el corazón, anteponiendo aquella frase que repetían mientras se reportaban ante él, con el saludo militar: “Ordene, capitán Brown”, supo ser el jefe y a la par el amigo. Con él sus alumnos aprendieron a ser buenos estudiantes y también consagrados revolucionarios.

Historias contadas por quienes lo consideran un padre, un hermano e incluso una escuela propiamente, lo evocan con el cinto en la mano, corriéndoles detrás a las muchachas para quienes las clases de Educación Física constituían un tormento, a fin de que pudieran vencer los exámenes. Pero recuerdan también a ese mismo director mientras tocaba la tumbadora y rumbeaba junto a todos.

“Él era súper exigente, y a la vez muy comprensivo y amoroso con nosotras; todos lo queríamos mucho. Desde varios otros países nos han llegado mensajes muy hermosos a propósito de su muerte”, revela Celia María Puerto, una de aquellas jóvenes, hoy convertida en trabajadora farmacéutica.

“Esta noticia me ha hecho llorar. Juan Brown Cárdenas fue el mejor director de escuela que conocí en mi vida de estudiante…un verdadero educador, hombre, amigo, hermano. Para mí fue como un padre, me quería como a un hijo. Lo veo aún tocando las tumbadoras de aquel combo que con su entusiasmo contagioso creamos en la escuela; escucho todavía las palabras encendidas que con carisma y estilo peculiar a todos nos decía”, consignó en su perfil de Facebook Gustavo Bonachea.

Dirigió con acierto varias otras instituciones de la provincia, entre ellas la escuela del Minint Protesta de Jarao, conocida como la escuela de La Cachurra, donde se le tiene como a un símbolo, y el Centro Provincial del Libro. Sin embargo, en ninguna su huella caló tan hondo como en “los Camilitos”, de donde egresaron hombres y mujeres que hoy le agradecen buena parte de la formación que recibieron como cubanos de bien.

Además de un militar consagrado a la educación de nuevas generaciones en los mejores principios humanos, Brown fue un eterno agradecido de la obra de la Revolución. Por eso las páginas de Escambray recogieron, en 2018, dos de sus cartas manuscritas, en las que daba gracias al personal de salud que lo atendió tanto en el hospital de Santa Clara donde le practicaron un trasplante renal, como en el Servicio de Nefrología del “Camilo Cienfuegos”. No obvió, en sus mensajes, a quienes de forma anónima ayudan en la realización de las hemodiálisis, como es el caso, escribía, de los taxistas de la empresa Cubataxi.

En esa última oportunidad también tuvo palabras de elogio para la belleza y el cuidado con que se mantenía la emisora Radio Sancti Spíritus al momento de participar como invitado en el programa La Casa del ritmo, donde aportó sus vivencias sobre el trasplante de órganos y tejidos en Cuba. El mismo le hizo ver una vez más, escribió, el valor de la Medicina cubana, que le había permitido “tener vida para seguir luchando” por su país y por el Socialismo.

De personalidad cautivadora, que muchos califican como exclusiva, Brown Cárdenas confirma la tesis de muchos de sus seguidores de que no descansará en paz, sino que seguirá “haciendo de las suyas”, con esa mezcla tan avasalladora de amor e intransigencia que le permitió formar a varias generaciones de excelentes soldados, discípulos, hijos, no solo para él, sino también, y sobre todo, para su amada Patria.