En Sancti Spíritus la abeja sí fue al panal (+fotos)

De tanto ir al panal, los apicultores espirituanos se contagiaron con la laboriosidad de las abejas que parecían nómadas llevando los apiarios a cuanto paraje de floración asomaba en la campiña y durante el 2021 clavaron tan fuerte el aguijón que supieron sacar provecho al comportamiento climático para no solo sobrepasar la producción planificada —790 toneladas de miel—, sino que el territorio estima concluir el año con un acopio superior a las 807 toneladas, segunda mayor producción de su historia.

En estos meses de tantos tropiezos y avatares, la Apicultura se puso a tiempo la vacuna del trabajo, actuó como una verdadera colmena que hizo de la trashumancia —movimiento de los apiarios hacia lugares de mejores floraciones— la mejor herramienta a la hora de manejar las dotaciones y convirtió las medidas agropecuarias en un catálogo de oportunidades para revivir la economía y la producción, al punto de superar en cerca de 300 toneladas de miel la entrega del 2020.

APICULTOR POR ENCANTO

Raúl Concepción Lorenzo es un médico veterinario que combina la profesión con la de “apicultor por encanto”, según sus propias palabras. Asociado a la cooperativa espirituana Camilo Cienfuegos, practica junto a su papa la apicultura familiar y es uno de esos productores que desanda la provincia detrás de las floraciones.

“Desayuno, almuerzo, como y sueño abejas, llevo 21 años en la actividad, no he hecho en mi vida otra cosa”, tales credenciales lo han convertido en un referente de la apicultura espirituana, devoto a la aplicación de la ciencia y la técnica y a tener dotaciones de colmenas fuertes y sanas.

“Generalmente todos los años logro un rendimiento de más de 60 kilogramos por colmena, este año creo será mayor porque ha sido muy bueno para la cosecha, pudiéramos hablar de llegar a 80 kilogramos y la media nacional ronda entre 45 y 50”, detalla.

Detrás del buen año apícola hay algo más que el trabajo desplegado al pie de los apiarios. “Las floraciones se comportaron muy bien, por ejemplo, hacía cinco años que prácticamente el mangle no florecía, fíjate que dio dos cosechas; no hubo ciclones, tampoco ocurrieron incendios forestales que son tan dañinos para esta actividad y las temperaturas se comportaron estables; pero si un elemento cabe destacar es la trashumancia oportuna cuando estaba la flor, también el apoyo dado a ese traslado de los apiarios a la costa, regresarlos e ir a atenderlos”, detalló Raúl Concepción.

Para un productor que logra acopiar en el año unas 24 toneladas de miel, el resultado está más allá de pasarse el año moviendo los apiarios desde Jatibonico hasta Trinidad y si una labor decide, a su juicio, es el manejo.

“En esta actividad hay elementos determinantes: la naturaleza, los recursos e insumos y el hombre con dedicación, conocimientos, ocupación y control; puedes tener buenas floraciones y recursos, que si no está el hombre que trabaje de sol a sol, no habrá resultado; pero la abeja trabaja más que el apicultor, las 24 horas sin dormir desde que nace hasta que muere, en cambio nosotros sí dormimos”, expresó Raúl Concepción.

EL INCENTIVO DE LA EXPORTACIÓN

El pago de MLC a los productores y bases productivas por concepto de la exportación de la miel ha devenido resorte estimulante para la producción y la compra de insumos que se revierten en el desarrollo y la sostenibilidad del sector, aun cuando son mecanismos no exentos de perfección y mejoras.

“Esto ha impactado mucho en la producción, se ha logrado el acceso de todos los productores a ese esquema de financiamiento y a los mercados mayoristas y minoristas; en nuestra rama es un incentivo real que les ha permitido adquirir maquinaria, ropa, zapato, electrodos, otros aditamentos de protección y piezas para sus medios de transporte”, subrayó Amaury Santander Hernández, director de la Unidad Empresarial de Base Apícola Sancti Spíritus.

El trabajo de la Apicultura se ha catapultado mucho a raíz de aprobarse las 63 medidas para dinamizar el sector agropecuario y entre las diversas ventajas introducidas el directivo cita el encadenamiento con otras entidades del territorio y del país, la gestión de nuevas producciones y esquemas de financiamientos.

Buena parte del resultado del sector le corresponde a la UBPC Antonio Díaz Fleites, una base tan atípica que ubica seis brigadas dedicadas a la producción de miel, cera y propóleos en cinco municipios de la provincia, además de atender cuatro centros de crianza de abejas reinas. Para reafirmar su aval bastaría decir que acopió el 48 por ciento de la miel de Sancti Spíritus.

“Aquí el sistema de trabajo coloca la mayor parte de la fuerza laboral en funciones productivas; ha sido un año difícil por el impacto de la pandemia, nos enfermó a parte del personal y eso afectaba la colmena, lo que con las brigadas de apoyo logramos cumplir los acopios previstos; se dice fácil, pero producir miel es una obra de mucha dedicación y manejo por parte de los productores que son los verdaderos protagonistas “, destacó Yanier Siberio Rodríguez, presidente de la entidad.