Nunca antes el pequeño Nelson Alejandro quiso tanto volver a la escuela. Siempre deseó tener tiempo para jugar, para atender a sus animalitos, para ver televisión… Mas, este período de confinamiento, dado por la complejidad epidemiológica por la que ha atravesado la provincia ante el rebrote de la covid, lo obligó a permanecer más tiempo del acostumbrado en casa.
Por ello, cuando escuchó que este 8 de noviembre sería parte de los más de 16 000 estudiantes de sexto a onceno grados de Sancti Spíritus que regresarían a las aulas para retomar el curso escolar 2020-2021 de manera presencial, fue el primero en preparar su mochila, sus lápices y libretas.
Sabía que, al reanudar el período lectivo, volvería al bullicio del aula, a la alegría del reencuentro con sus amigos y a la motivación por aprender. A partir de ahora no le importaría el desgano matutino de tener que levantarse temprano y, mucho menos, el sobresalto por cada tarea.
En la bienvenida no hubo abrazos, sí miradas cómplices, también saludos de amor y cariño desde las más disímiles formas. Ni la distancia establecida para cuidarse, ni el rostro enmascarado opacan ese júbilo que distingue los años imborrables de la vida de los seres humanos, ahora matizados por un duro episodio que, sin dudas, demandará mayor responsabilidad.
Con su llegada a las escuelas este noviembre, los escolares funden el entusiasmo con inéditas preocupaciones que marcarán un año lectivo completamente diferente. Y es que niños, adolescentes y jóvenes han vivido estos últimos meses con limitaciones que los han hecho crecerse y que, de seguro, se estamparán en su memoria.
Tanto es así que en muchos casos admitieron con una madurez inusitada las dificultades de este período de cuarentenas y precauciones. De ahí que, nuestras instituciones educativas deben estar preparadas para brindar ese entorno seguro y de rigor a todos los educandos, a quienes vienen con el hábito correcto desde casa y a los que no.
Sin dudas, retos mayores marcan el reencuentro y aun así cada colegio, el más grande, el más humilde, el del barrio, el rural, el universitario, tendrá la meta sagrada de que la inteligencia y la virtud sepan siempre defenderse.
No por gusto durante estos dos años de escasas actividades docentes presenciales, los educadores se apartaron de la tiza y la pizarra para domesticar las redes sociales y, desde allí, abonar un curso a distancia en el que los estudiantes asimilaran los contenidos para, una vez de vuelta a las aulas, consolidar y ejercitar las materias y no dejar a nadie atrás en el proceso de formación.
Y mientras los niños y jóvenes deben adaptarse a aprender en tiempos de pandemia, los docentes también están obligados a adquirir conocimientos sobre cómo poner al día a los escolares y lograr que venzan los objetivos esenciales de cada grado.
Así lo aseguran pedagogos de diversos niveles educativos en cuanto Escambray echa a andaren busca de los desafíos del sector educacional en el retorno a la presencialidad. Muchos coinciden en que será un nuevo contexto para las diferentes enseñanzas, pues supone una atención individualizada de cada alumno y maestro, después de haber atravesado un largo período en el que la modalidad de estudio a distancia devino estrategia para dar continuidad al curso escolar 2020-2021.
Los docentes tendrán que trabajar con paciencia ante un escenario en el que muchos de los educandos arribarán a los planteles, como es lógico, con la pérdida de los horarios de vida y de estudio, además de un fuerte apego a las nuevas tecnologías que, en ocasiones, desvirtúan la atención.
Para ello, no faltará el diagnóstico oportuno a cada estudiante sobre la base de técnicas de observación, entrevistas, encuestas… y las evaluaciones, que llegarán solo después de haber recibido 16 semanas de sistematización y consolidación de contenidos en los diferentes grados.
“La aspiración de los maestros radica en alcanzar un diagnóstico fino y certero de cada educando y que este tránsito hacia la presencialidad no sea abrupto”, acotó Miladys Raya Quesada, jefa del Departamento Provincial de la Enseñanza Preuniversitaria, quien destacó el compromiso con la preparación de las nuevas generaciones.
“Todavía no sabemos en qué condiciones van a entrar los niños. Por eso tenemos que reflexionar junto con ellos y hacer un recordatorio sobre las teleclases que vieron, revisar las guías de trabajo que les dejamos, además de interactuar con la familia para que el educando se sienta confiado de que sí puede enfrentar esta nueva etapa”, comentó Yaneisy Berroa Muñoz, jefa de la Enseñanza Secundaria Básica en el territorio.
No hay dudas de que el curso escolar que reinicia tiene, además, la obligación de combinar las exigencias académicas, de repasar los contenidos fundamentales que quedaron pendientes y la imprescindible protección de escolares y profesores con prácticas nunca antes vividas y que habrá que convertir en hábitos con disciplina y mucho control.
Habrá que garantizar, según fuentes de la Dirección Provincial de Educación, las soluciones para desinfectarse las manos a la entrada de cada escuela; igualmente se asegura que no entre nadie ajeno a las instituciones; se velará por el uso del nasobuco y en cada centro la pesquisa se convertirá en una más de sus rutinas.
Es deber empezar a estudiar y en esta ocasión, en medio del enfrentamiento a la covid, habrá que darle otros matices al período lectivo. Por una parte, los estudiantes deben recobrar la disciplina escolar después de varios meses de confinamiento; la familia deberá apoyar el proceso docente-educativo, al tiempo que los pedagogos darán lo mejor de sí en ese espacio de afecto que es el aula, la clase.
Solo así, entretejiendo cada uno de los factores, se alcanzará la continuidad del período lectivo a la altura de lo que merecen nuestros niños.
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