No sé; uno como que se va convirtiendo con el tiempo en una especie de compendio de sucesos positivos y negativos, de experiencias de todo tipo, de sensaciones, de criterios, de objetividades y subjetividades; en fin, de todo un mundo complejo que nos marca y nos lleva a dudar, a ser críticos, pero que, sin embargo —entendemos—, no debe justificar bajo ningún concepto que no tengamos bien puestos los pies sobre la tierra.
Es mi criterio personal que, como el navegante que mantiene el rumbo siguiendo las indicaciones de su brújula, donde el marcaje del norte magnético lleva al menos en un 75 por ciento de las veces a tomarlo como referencia pero para buscar derroteros distintos, tengo la sensación de que no todos lo que pierden el rumbo lo hacen a causa de un inocente extravío, sino que muchas veces es el papel de los billetes el que, por un fenómeno que dista de ser físico, lleva la aguja del girocompás de algunos a marcar —más tarde o más temprano— la dirección septentrional.
Hablo con propiedad. Los compatriotas que peinan canas recuerdan la metamorfosis del músico venezolano Oscar de León, reconocido intérprete de nuestros ritmos y de la llamada salsa que se deriva de ellos, cuando en 1983 visitó Cuba y expresó aquí maravillas sobre nuestro país, para, a su regreso a Caracas, pocas horas después, cambiar radicalmente su discurso cuando fue amenazado por las disqueras de Miami con cerrarle sus contratos.
También a título personal confieso la extrañeza y la molestia que sentí en su momento, cuando reconocidos intérpretes foráneos de la talla del español Julio Iglesias y el panameño Rubén Blades, ignoraron a Cuba en sus recorridos internacionales, por motivos eminentemente económicos pero con un trasfondo político, porque ambos quisieron preservar así las simpatías de los magnates del mundo del espectáculo en Estados Unidos y, en particular, el dinero de los cubanos encumbrados del sur de la Florida.
Solo ello explica que el modesto artista en ciernes amante del fútbol, de La vida sigue igual, y el cantautor istmeño de Tiburón, anclaran sus naves en ese norte “magnético”, sobre todo por cuestiones de peculio, y abjuraran de sus orígenes, debido a que, como dijo el poeta hispano Francisco de Quevedo en inolvidable letrilla, “poderoso caballero es don dinero”. Pero ellos son extranjeros, ellos tienen esa dispensa.
Quienes no la tienen, son individuos nacidos en la tierra de Martí y Fidel, que como el dúo Gente de Zona, el cantautor Descemer Bueno y los cantantes Yotuel Romero, el Funky y El Osorbo aparecieron de improviso en los medios con un engendro musical de la peor especie, el que, con ánimo contestatario desdice la reconocida fama de algunos de sus creadores, al caer en vulgaridades de marcado carácter apátrida y oportunista donde se manifiestan el odio y la traición a los ideales de un pueblo.
Tan vulgar resulta esa cancioncilla, encumbrada en las redes sociales por los dueños de Internet, que, con perdón de Quevedo, no pasa de ser una letrilla ramplona, pedestre, a la que, aplicando la vis cómica del conocido Alexis Valdés, —ha mucho radicado en Miami y declarado admirador de la susodicha creación—, más que composición musical, se trata de una descomposición salida de las mentes obtusas de individuos dispuestos a todo a cambio de fama y de dinero.
Descomposición, porque la lectura de su letra, sus frases fáciles y rimbombantes, sus lugares comunes y la ignorancia de la historia y los valores de su patria que trasluce, la convierten en un purgante, aunque también quizás constituya en mayor grado un vomitivo. Veámoslo: «No más mentiras. El pueblo pide libertad, no más doctrina. Ya no gritemos Patria o Muerte sino Patria y Vida», berrean estos artistas en la canción.
Y prosigue así su sarta de disparates: “Se acabó, tu cinco nueve yo doble dos. Ya se acabó, sesenta años trancado el dominó, mira se acabó, tu cinco nueve yo doble dos. Ya se acabó, sesenta años trancando el dominó». «Ya ustedes están sobrando, ya no les queda nada, ya se van bajando. El pueblo se cansó de estar aguantando”.
No contentos con tanta vulgaridad, expresan además: «Rompieron nuestra puerta, violaron nuestro templo y el mundo está consciente de que el Movimiento San Isidro continúa puesto», y luego añaden: «¿Qué celebramos si la gente anda de prisa cambiando al Che Guevara y Martí por la divisa?».
Sin ir más lejos, aquí van unas cuantas verdades. En primer lugar, quienes han trancado el dominó por más de 60 años han sido los sucesivos gobiernos de Washington con su infame y cruel bloqueo que asfixia la economía cubana en una cuantía que fluctúa entre 4 000 y 5 000 millones de dólares anuales, convirtiéndose en un pesado lastre que frena el desarrollo del país.
En segundo término, ellos no pueden hablar en nombre del pueblo al que traicionan, el mismo pueblo que aprobó con los votos de cerca del 90 por ciento de los sufragios válidos, la Carta Magna cubana del 2019, la cual garantiza los derechos de la población de una manera incomparablemente superior a la Constitución estadounidense de 1787, hecha a la medida de los ricos de entonces y los de ahora y plagada de perchas y de enmiendas.
Para colmo, estos renegados se erigen en defensores del llamado Movimiento San Isidro, compuesto por traidores de la peor laya, cuyo aspecto y acciones lo dicen todo, como esa de aparecer desgreñados y cubiertos con la bandera cubana, a la que denigran, sentados sobre la tasa de un inodoro. No debería causarnos asombro por venir de quienes maldicen nuestra gloriosa historia de luchas y son cómplices de quienes cubren de pintura o sangre de cerdo los bustos del Apóstol Martí.
Y qué decir de la frase en que se preguntan “¿qué celebramos si la gente anda de prisa cambiando al Che Guevara y Martí por la divisa?». Ese lenguaje de símbolos se estrella ante la realidad de que quienes lo cambiaron todo por los dólares del enemigo que nos estrangula, no es nuestro pueblo, sino ellos.
Cabe preguntarse: ¿de qué “zona” es esa “gente?”, aunque la respuesta es obvia: de la derecha cubanoamericana recalcitrante, que solo acepta a las personas de otras etnias en la medida que se les someten y les resultan útiles. ¿Y qué decir de la nación donde casi cada día tirotean o asfixian a los negros, país que ellos han pasado a servir con ojos cerrados y bolsillos abiertos?
Pero, algunas enseñanzas dejan la cancioncilla de marras y sus intérpretes, entre ellas que no todo lo que brilla es oro y que la calidad profesional no es sinónimo de calidad humana, de sensibilidad hacia los verdaderos sentimientos del pueblo. Prueba de ello es que, al tomar la histórica frase de Patria o Muerte, desvirtuándola, para (des)componer lo que ellos consideran un himno, ignoran a propósito que esa consigna surgió a raíz del criminal sabotaje al vapor francés La Coubre, acción terrorista que costó a los cubanos 104 muertos y 200 heridos.
Aquel crimen monstruoso materializado el 4 de marzo de 1960 en el puerto de La Habana contra un barco cargado de armas para la defensa de nuestro país, perseguía mantenernos desarmados con el fin de que no pudiéramos defendernos de la agresión que ya venía planeando el Imperio con vista a aplicar a Cuba la “solución” guatemalteca de 1954, cuando derribaron al presidente constitucional de esa nación, Jacobo Árbenz Guzmán, mediante una invasión.
Salvando las distancias, los métodos y el tiempo, la descomposición salida de las mentes torcidas del citado grupúsculo de artistas mercenarios también busca desarmarnos, esta vez ideológicamente, por el método de desvirtuar los pilares ideológicos de la Revolución cubana, de la cual forma parte ese lema histórico, tan caro al sentir de los hijos más fieles de esta tierra.
En resumen, que por más famosos que hayan sido algunos de estos artistas, ellos han demeritado su arte porque han renegado de sus raíces, de su raza y de su patria, poniéndose al servicio de una potencia extranjera. Lamentablemente, ya no se les recordará, sobre todo a Descemer y Gente de Zona, como los excelentes músicos que fueron, sino como los traidores y apóstatas que son hoy, capaces de vender nuestros más sagrados símbolos por dinero; de entregarles su alma al diablo.
Todo muy lindo y patriotico pero no olviden tambien hablar y criticar a la cancion de los de aqui,patria o muerte por la vida,no hay quien se la mande,realmente hemos perdido el gusto por lo bonito.
El objetivo no era hacer una canción bonita, comercial. Lo importante era decirle cuatro verdades
Solo los cristales se rajan, los revolucionarios de PATRIA O MUERTE venceremos y moriremos de pié.
Provocan verdadera repugnancia, asco. Puede parecer un juego de palabras o un «yo lo sabía»… pero hasta mi esposa puede dar fe de que para mí nunca estuvo muy clara «la zona» de esa gente, ni Decemer me pareció tan «bueno» como su apellido. Ahí están todos: convertidos en simples ratas de desagüe albañal.
que bueno. Tenemos que desenmascararlos a estos sicarios de la cultura y del buen gusto… solo me queda recordarle las Coplas de Pancho Aldaba..
Cubano dale tú amor
A quien siembra el tiempo nuevo
Y guarda para el traidor
Guasima, cabuya y cevo.
Patria o Muerte es la razón,
De todo el pueblo cubano,
No cambiable o negociable,
Ante un grupo de gusanos.
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Patria o Muerte es la razón,
Por la que queremos vida,
Ante la afrenta y la bendeta,
al dinero americano.
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Patria o Muerte es la razón,
De nuestra solidaridad,
Es esfuerzo, es unidad,
Y también continuación.
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Patria o Muerte es la razón,
Contra traición e ignorancia,
Esa que emana de aquellos,
Que en su despecho y torpeza
Solo reflejan vagancia,
Estupidez, chapuceria,
Y flojera en el pantalón.
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Patria o Muerte es la razón,
De un pueblo negro y mulato,
No vendido y no rendido,
Cómo han hecho esos fulanos,
Cargados de odio y rencor.
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Patria o Muerte es la razón,
Ante un reggaetón metamorfoseado,
Lleno de tedio y de churre,
Y de gente sin memoria,
Y algo mejor que contar,
Ante el tío o el hermano.
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Patria o Muerte es la razón,
De Fidel y de Martí,
Esos que siguen ahí,
Aunque dólar halla que buscar,
Diferente a lo de ustedes,
Que se fueron desde Cuba,
Para ese dólar mendigar.
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Patria o Muerte es la consigna,
Frente al estupido y enano,
De mente y de corazón,
Buscando allá como locos,
Ese sueño americano.
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Patria o Muerte es la razón,
Buena para recordar,
Que sin estudiar nuestra historia,
Los apátridas y las escorias,
Muy mal la van pasar.
Buen trabajo Pastor, con análisis profundo y ejemplos que demuestra cuan lejos estan ellos de ser y sentirse cubanos.
Pienso que la actitud de ellos no es la correcta, después de tanto tiempo de lucha y sacrificio en contra la dictadura de los Estado Unidos para caer tan bajo.. UUUFFFF , para mí es un acto de traición al pueblo y su siguidores o fanáticos por así decirlo….??
No creo que hables en serio Diosmel, en algun momento crees en realidad que en EU exista una dictadura, te dejo la definicion de dictadura a ver si se te parece a algo que todos conocemos..
Una dictadura es una forma autoritaria de gobierno, así como Wikipedia, donde no se puede tener una opinión diferente de lo que piensan los «poderosos líderes supremos» que acá se llaman «administradores», caracterizada por un solo líder o grupo de líderes y una escasa o nula tolerancia hacia el pluralismo político y la libertad de prensa.1 Según otras definiciones, las democracias son regímenes en los que «quienes gobiernan son seleccionados mediante elecciones competitivas»; por lo tanto, las dictaduras no son «democracias».1 Con el advenimiento de los siglos XIX y XX, las dictaduras y las democracias constitucionales emergieron como las dos formas principales de gobierno del mundo, eliminando gradualmente las monarquías, una de las formas tradicionales de gobierno extendidas entonces. Típicamente, en un régimen dictatorial, el líder del país se identifica con el título de dictador. Un aspecto común que caracteriza a los dictadores es aprovechar su fuerte personalidad, generalmente suprimiendo la libertad de expresión y el discurso de las masas, para mantener la supremacía y estabilidad política y social. La dictadura y las sociedades totalitarias generalmente emplean propaganda política para disminuir la influencia de los defensores de sistemas de gobierno alternativos.23
Yandy, perdona que hable en nombre de Diosmel, pero creo que no nos podemos atener a una explicación maniquea sobre la democracia en el caso de los Estados Unidos y ello por muchas razones. Acabamos de ver el lamentable espectáculo de los últimos comicios presidenciales en ese país, donde un multimillonario de la extrema derecha filo fascista estadounidense, respaldado por todo lo más bajo y ruín de la sociedad que discrimina a las minorías, asfixia y balea a los negros, encarcela a los niños emigrantes y promueve la acción de grupos terroristas en el mundo, puso en peligro la institucionalidad de esa nación en aras de sus intereses egoístas de predominio a cualquier precio.
Es el mismo Estados Unidos que apoyó el derrocamiento del presidente constitucional de Chile, Salvador Allende, en septiembre de 1973 y apoyó a las dictaduras suramericanas que impulsaron el teneboso y criminal Plan Cóndor y a las satrapías centroamericanas en los años 70 y 80 del pasado siglo. Nio, Yandy, hoy por hoy EE.UU. no es gobernado por una democracia, sino por el llamado Estado Profundo que está por encima de los dos partidos y decide en última instancia los destinos de esa superpotencia hegemónica. No es Wikipedia la que nos puede dar la clave, sino los escritos de periodistas no dependientes de la gran prensa capitalista, empezando por José Martí y su verdad sobre los Estados Unidos, quiien a finales del siglo XIX retrató como nadie la sociedad norteamericana de la época con la autoridad de quien vivió en el monstruo y le conoció las entrañas. Gracias