La cepa delta del coronavirus, que se propaga con mayor facilidad, podría incrementar la proporción necesaria de personas vacunadas que se precisa para poder alcanzar la inmunidad de grupo o rebaño, revelaron expertos estadounidenses.
El porcentaje de población necesaria para llegar a ese umbral depende de la capacidad de infección del virus, que ha ido creciendo hasta llegar a la variante delta, la más contagiosa hasta ahora.
Con la delta, cada persona puede infectar a otras nueve, entre tres y cuatro veces más de lo que se calculó en un principio, con la cepa original del SARS-CoV-2.
Mientras que con esa versión inicial del virus, la inmunidad de grupo se lograba con el 67 por ciento de la población inoculada, la cepa delta ya habría empujado la cifra a más del 80 por ciento.
Incluso puede estar acercándose al 90 por ciento, un número que no se puede alcanzar sin vacunar a los menores de 12 años, para los que todavía no hay medicamento aprobado.
No obstante, los expertos insisten en el mensaje de vacunar todo lo posible, sin fijarse en ningún porcentaje como meta, aunque la inmunización no frene de momento la propagación del SARS-CoV-2.
Pero la inoculación sí servirá para que la mayoría de los casos sean leves o asintomáticos, y también para que las próximas olas epidémicas de la COVID-19 sean mucho menos grandes y el coronavirus deje de ser un problema social.
Al destacar la importancia de la vacunación, el profesor asistente de medicina en la Universidad estadounidense de Alabama, Ricardo Franco, destacó que en la mayoría de los casos, las personas hospitalizadas no habían sido vacunadas, lo que demuestra la eficacia de la inmunización.
Durante una conferencia de prensa patrocinada por la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de América, Franco precisó que los datos muestran que una persona vacunada es ocho veces menos propensa a contagiarse, en comparación con una persona que no ha sido inoculada con el antídoto.
Al mismo tiempo, Franco recalcó que quienes hayan recibido el fármaco tienen 25 veces menos probabilidades de ser hospitalizados.
Entre tanto, un amplio estudio realizado por el Imperial College de Londres en torno a la prevalencia del coronavirus determinó que el riesgo de infección por la variante delta del coronavirus se reduce en un 50 a un 60 por ciento entre las personas con pauta completa de la vacunación, incluidos los casos asintomáticos.
Los investigadores señalaron que las personas que declararon haber recibido dos dosis de la vacuna tenían la mitad de probabilidades de dar positivo en la prueba de COVID-19, teniendo en cuenta también otros factores como la edad y el hecho de que las personas examinadas tuvieran o no síntomas de COVID-19.
En el caso de los que tenían síntomas de COVID-19, la eficacia se elevó a alrededor del 59 por ciento, según el estudio, que abarcó un periodo en el que la variante delta desplazó por completo en el Reino Unido a la variante Alfa, hasta entonces dominante.
Las estimaciones no precisan la eficacia a la hora de comparar las dos vacunas aplicadas en el país europeo: la de Pfizer y la AstraZeneca.
La investigación detectó también un vínculo entre las infecciones y las hospitalizaciones, coincidente con la propagación de la variante delta entre personas más jóvenes que pueden no estar completamente vacunadas.
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