Entre lo peor que le puede ocurrir a cualquier persona está perder la memoria, olvidar de dónde viene, el origen de todo, la causa, la batalla y el final feliz o trágico de los sucesos de su vida. Es cierto que no podemos andar por la vida registrando cada paso que damos. Sin dudas resulta desesperante para cualquiera, pero de ahí al borrón y cuenta nueva hay un trecho que inquieta.
Las matrices de opinión que desde hace mucho tiempo vienen imponiendo desde los círculos políticos occidentales y los gestores del poder mediático apuntan a eso, a olvidar, desestimar, echar a un lado el sedimento de nuestra historia personal en primera instancia y de la historia colectiva a continuación. La mejor solución que siempre aparece para mitigar o resolver cualquier conflicto está en comenzar una nueva vida o una nueva era, según el tamaño de lo que se plantea ante nuestros ojos.
El propio presidente Barack Obama fue capaz de pronunciar un discurso a teatro lleno en La Habana para dejar en la mente de todos que aquí no ha pasado nada, que lo que viene sucediendo entre Cuba y Estados Unidos desde la intervención militar de su país a finales del siglo XIX es cosa de un pasado que debemos olvidar, una historia que no tiene importancia. Lo más acertado es pensar en el presente y no dejar que esos fantasmas del ayer empañen nuestras relaciones y acciones de hoy.
No pretendo retomar un hecho que suscitó las críticas más duras y provocara las reacciones más encontradas en su momento, pero olvidar ese acontecimiento en el instante en que los dos países lograban su primer acercamiento conciliador en años nos permite entender lo que sucede hoy tras la administración Trump y sus cientos de medidas de recrudecimiento del bloqueo a nuestro país en plena pandemia de COVID-19. Siempre digo que nada sucede por gusto y si usted quiere conocer qué motiva las acciones de una persona o sociedad debe ahondar en su pasado, en su historia, la que incluso nadie anota en un cuaderno, pero está en la memoria colectiva. Entonces, para entender en toda su extensión las relaciones siempre tensas entre Cuba y Estados Unidos hay que viajar al principio, conocer al detalle cada momento de paz y guerra.
Pongo sobre la mesa estos acontecimientos por la sencilla razón de que estamos viviendo momentos tan duros, complejos, tensos y estresantes como esas relaciones que describo y son el mejor ejemplo de ese marcado interés en implantarnos la idea de que debemos olvidar todo lo que viene ocurriendo en el planeta tras la aparición del coronavirus y sus variantes de moda. Ahora mismo vivimos ansiedades colectivas que encuentran ya su luz con las intervenciones con las vacunas cubanas.
Olvidar estos largos meses donde casi todo se ha puesto patas arriba y que los científicos, el gobierno, nosotros hemos ido superando con paciencia y serenidad es caer en el juego de aquellos que sueñan con un regreso a la normalidad como si nada hubiese pasado, como si no hubieran muertos, enfermos, centros de salud que día a día trabajan hasta el agotamiento, familias que han visto sus planes de vida trastocados, una economía que fortalecer, un escenario brutal, capaz de dejar marcas para toda la vida.
Pero olvidar no está en la agenda y desde hace meses, desde el comienzo de la pandemia, Cuba viene recolectando toda la información de estos días. Y no hablo de los datos estadísticos que el doctor Durán nos transmite a diario y los científicos comparten como relojes suizos para alertar de cada rebrote. Cuando digo que se documenta toda la información, hablo de eso y de cada acontecimiento adverso o feliz en nuestras instituciones y empresas, en la prensa, la educación, la cultura, el deporte, las ciencias, la vida de hoy. Se trata de un esfuerzo para registrar la memoria histórica de estos días que, por duros que sean, nos van a ayudar mañana a entender con claridad qué, cómo, dónde y cuándo hicimos esto o lo otro, a replantearnos un futuro que no por gusto ya anunciamos como nueva normalidad. Es bueno saber dónde nos equivocamos para impulsar las soluciones.
Sería imperdonable que en las bibliotecas y museos, en los archivos históricos y centros de documentación no estén los datos, los relatos de cada momento de este tiempo que el coronavirus ha pretendido robarnos. Ocuparnos en guardar con celo cada detalle es una de las mejores oportunidades que tenemos para asumir un mañana que se parecerá sin dudas al mundo que conocíamos, pero no será el mismo. Quedan los arañazos, las heridas profundas, las esperanzas y las conquistas que minuto a minuto compartimos. Ponerlo todo en blanco y negro, guardar la imagen del momento que vivimos es consecuencia de una política acertada. Es posible que hoy no lo vea así, ni siquiera desea recordar estos días, pero estoy seguro que pasado mañana les dará las gracias a esos que desde el silencio casi sacerdotal de su oficio suman historias.
Claro que no podrá olvidarse, pero no es solo olvidar sino aprender de esta tragedia humana y darse cuenta que ya nunca volverá la normalidad de la era precovid, que la humanidad y el mundo ha sufrido 2 guerras mundiales y que la pandemia de covid es otra guerra aun sin acabar que ha dividido al mundo en una era precovid y ahora la humanidad se dispone a trabajar por una era post covid, que es imposible retornar a la anterior y que todo el mundo incluyendo a los que nacerán en la era post covid que aun no ha llegado y va a demorar bastante por todo lo que nosotros sabemos que ocurre a nivel global en su argot y lexico perduraran las palabras PCR, CONFIRMADO, Negativo TEST DE ANTIGENO, contacto, sospechoso, cuarentena, TAL recuperado y lo mas triste fallecidos,secuelas y otras, lo mas importante es que hay que aprender a vivir en medio de esta era de nueva normalidad que aun no se conoce como sera , como se enfrentara y en el subconciente siempre estará presente ocurrira de nuevo, estaremos mejor preparados ahora lo fundamental es saber que aun estamos en pandemia, que la situacion esta muy compleja, que en la confianza esta el peligro, que las estadisticas en muchos casos no ayudan a elevar la percepcion del riesgo pues dependen del nivel de analisis e interpretacion que se les da lo otro ese neologismo literario de nueva normalidad que se ha hecho viral a nivel global implica un cambio total del estilo y modo de vida de las sociedades en su conjunto que para esto se necesita la unidad y la integracion de todos , eso es una utopia , nosotros como pais y sociedad socialista si contamos con ese principio de unidad y ayudamos a esa integracion con nuestra solidaridad ,pero tenemos que trabajar duro hacia lo interno pues la pandemia ha demostrado fisuras en las aptitudes y en el actuar , asi como comportamientos negativos tanto individuales como colectivos de la poblacion que han provocado que aun continuemos en esta situacion tan complicada y no se han podido resolver, lo positivo ha sido el nivel de intervencion del estado en el control de la enfermedad catalogado de excelente por un indice internacional existente que ha estado por encima del 70% durante toda la pandemia , la estrategia integral para el enfrentamiento, los protocolos sanitarios de intervencion y tratamiento que ya estan en 6 versiones camino a otra mas actualizada , la cooperacion y solidaridad internacional ofrecida por el pais a paieses que nunca habian contado con la misma como Italia, andorra y a otros que siempre han contado con nuestro apoyo en medio de un bloqueo y crisis economica agudizada y lo mas trascendental el desarrollo de la industria biofarmaceutica cubana con la produccion de farmacos para el tratamiento de los pacientes y la produccion de 5 candidatos vacunales vrs covid de los cuales 2 ya estan en hombros de mas de 1 millon de cubanos por lo que tenemos que arreciar mas en la prevencion de la enfermedad, arreciar las medidas restrictivas, elevar mas la percepcion del riesgo en la poblacion, hacer lo que se dice, demostrar que se cumple, supervisar sistematicamente e integralmaente las medidas implementadas,pesquizar mas y mejor,detectar, aislar muestrear y tratar y lo otro vacunar y aislar tanto institucionalmente como autoaislamiento domiciliar del vacunado cosa dificil de lograr esa es la mejor estrategia para que la covid quede solo en el recuerdo y que la experiencia y aprendizaje adquirido se mantenga toda la vida para evitar que vuelvaa ocurrir.Ahora quedate en casa que aun estamos en covid y no en el recuerdo.
Creo que olvidar sería injusto no solo por los seres humanos que se han ido a causa de la pandemia, también por el sacrificio de todo el personal de salud, de choferes, auxiliares de limpieza, cocineros y personal de apoyo de la zona roja, de los hospitales, y otras dependencias de salud. Sería injusto olvidar el trabajo de los científicos, el esfuerzo del Estado por controlar la pandemia y habilitar de insumos a las dependencias médicas en medio de una crisis económica que ahoga al mundo. Pero también es bueno recordar a aquellos que no cumplen las medidas de protección y que contagian a ancianos, jóvenes y niños pequeños. Como olvidar a copleros y revendedores que sin escrúpulos abusan de la situación para hacer su Agosto. Sencillamente, no podemos olvidar, porque todo, lo bueno y lo malo, nos servirá de experiencia.
Yo creo que sí algo no debe olvidarse es:
Cada «rebrote» demostrado que sacó de la zona de confort a todo el país y las provincias implicadas
Los fallecidos por respeto.
Cada actividad indisciplinada como aquellas fiestas o motivitos que dejaron contagios al por mayor.
La recuperación física y mental de cada uno de nosotros después que pase todo esto.
Por supuesto que está el esfuerzo de nuestro país y las personas sin descanso en la primera línea de combate. Pero si olvidamos lo primero que decía, sería irse por lo fácil, sin pensar en todo lo que se dejó atrás…