A pocos días de que el Centro Histórico de la ciudad de Sancti Spíritus cumpliera el pasado 10 de octubre 43 años de haber logrado proclamarse como Patrimonio Nacional, muchos espirituanos que sienten y aman esta villa se preguntan hasta qué punto las autoridades del territorio podrán garantizar que se mantenga tal denominación, cuando cada vez son más los inmuebles coloniales que van perdiendo su valor y encanto.
Y es que, en el afán de cambiar fachadas, estructuras, quitar rejas, vitrales, aleros o transformar aceras y calles e, incluso, los interiores de diferentes casas, algunas devenidas en centros laborales, se está perdiendo el valor auténtico de la ciudad, al punto de que varias edificaciones categorizadas por su originalidad hoy no son más que una amalgama de elementos constructivos que resaltan como nota discordante.
Aunque desde diciembre del 2018 la Gaceta Oficial de la República de Cuba en su Decreto No. 346 publicó la creación de la Oficina del Conservador en la ciudad patrimonial de Sancti Spíritus, la cual tiene “la misión de velar por la preservación, conservación, restauración patrimonial y el desarrollo cultural, social, físico y económico de manera sostenible”, cuando de violar lo establecido se trata, la realidad en la villa del Espíritu Santo es otra.
Muestras del desenfado con que se ha estado obviando lo que está establecido existen a la vista de todos. Pero lo más lamentable es que, aunque para transformar un inmueble patrimonial se precisa de una autorización que contemple, inclusive, las regulaciones y demás requerimientos, muchos se someten a realizar los cambios y cuando el mal está hecho aparecen ante las autoridades reguladoras en busca de legalizar el desastre.
Para Roberto Vitlloch Fernández, director de la Oficina del Conservador de la ciudad de Sancti Spíritus, el asunto es complejo, toda vez que en su estructura no existen plazas de inspectores que puedan dedicarse a la actividad de control y supervisión de los espacios en la villa: “Solo Planificación Física tiene personal autorizado —aclara—, responsable de esta tarea, pero a veces nos enteramos de que están derrumbando una fachada de un inmueble colonial y ya es tarde”.
El caso es que existen personas naturales o jurídicas que siguen lacerando edificaciones y espacios públicos con el afán de realizar acciones más osadas, desconociendo un concepto que aparece, muy claro, en la propia Gaceta Oficial y es el relacionado con la gestión de la ciudad, lo que al decir del propio conservador, tiene que ver con el uso de todo el sistema que la integra, desde lo cultural, comercial o de servicios, hasta el fondo habitacional, industrial, pero además la disposición de redes tecnológicas, telefónicas, hidráulicas, de alcantarillados y eléctricas.
A la vista de todos aparecen nuevas casas surgidas de la división de inmuebles coloniales, y no se trata de frenar la posibilidad de adecuar un local, porque para nadie es un secreto que la vivienda es un problema en este país, solo que donde se pueden readaptar dos se sacan cinco, sin respetar la originalidad de la instalación; entonces se rompe el valor patrimonial. Así sucedió con el inmueble de la calle Martí No. 14, que, a pesar de estar clasificado con grado de protección número II, con presencia de aleros decorados, una particularidad de esta villa, y los horcones de madera en el portal trasero, fue convertido en varias viviendas y perdió tal categoría.
No pocos organismos incumplen estas políticas, pues acuden a la Oficina del Conservador cuando ya el acto está consumado. Así sucede con el sector del Comercio, el cual somete a un proceso de remodelación a muchas de sus unidades sin interiorizar que están situadas en la zona priorizada y, por ende, precisan de autorización especial bajo la supervisión de los especialistas de Patrimonio para poder ejecutar cualquier variación.
Recientemente el mercado industrial La Vizcaína fue objeto de una remodelación asumida por una brigada de trabajadores por cuenta propia. Ante la “revolución” suscitada en su fachada, algunos vecinos informaron al conservador sobre el desmantelamiento del mural situado en el exterior desde los años 50, cuando fue inaugurado este edificio, el cual mostraba elementos distintivos de la actividad comercial, por lo que se consideraba parte de la cultura y la identidad del mismo.
El propio Vitlloch aclara que no solo transformaron el exterior, donde situaron un cartel lumínico sin atender a qué establecen las regulaciones urbanas, sino que cambiaron el color claro de su interior por un tono gris y colocaron un enchape de paredes rugosas que, en el caso de las tiendas, está contraindicado porque acumula polvo.
No obstante, esa no es la opinión del jefe de Desarrollo Técnico del Grupo Empresarial de Comercio, quien asegura que en el caso del mercado industrial La Vizcaína se respetó todo: “Buscamos los antecedentes históricos y en función de eso hicimos un trabajo para vincular el valor patrimonial con la modernidad, llegamos a un consenso con la Oficina del Conservador”. A ese “consenso” se llegó, al decir de Vitlloch, cuando ya el mal estaba hecho.
Lo cierto es que ejemplos negativos y justificaciones sobran, pero para quienes tienen el privilegio de vivir en una ciudad patrimonial o en una provincia como Sancti Spíritus, la única en Cuba que cuenta con dos villas fundadas por el Adelantado Diego Velázquez, en 1514, la acción de preservar, conservar, cuidar y respetar lo dispuesto por Ley es de obligatorio cumplimiento, si se quiere mantener este tesoro tangible que heredamos de nuestros antepasados.
Se necesita respeto por los excelentes técnicos y profesionales de esa valiosa ciudad, que al igual que los de otras ciudades vecinas quieren lo mejor, no para ellos; sino para toda la colectividad…¿Qué sucede en esa ciudad, que no se expresa igual la cultura de respeto al patrimonio y su salvaguarda?…es posible conservar y crecer y además es necesario…autoridades visiten y dialoguen con autoridades de Camagüey, Cienfuegos, Matanzas, Santiago. Sí se puede, no es fácil, pero hay que gestionar, dialogar y buscarse problemas.
De las ciudades patrimoniales, Sancti Spíritus es la de peor record de conservación. Pero so no es nuevo, La Nela era también patrimonial, al Teatro Principal le dieron madrarria e hicieron un cine, y aunque lo disfracen: no tenemos un teatro decente; El Hotel Perla es una tienda horrible, metieron ese boulevar a la cañona en la calle que fuera la calle real, con una historia enorme; «rediseñaron» el parque y todas esa violencia al patrimonio es solo una extensión. Habría que poner la cabeza sobre los hombros y dar un paso atrás, empezar de nuevo.
Éste trabajo periodístico me recuerda una cuarteta que viene como anillo al dedo y dice así: / La gata cuando camina/ con atención va mirando/ el rabo que a otra le cuelga/ y no el que le va colgando/ Digo esto porque la Iglesia Parroquial Mayor de Sancti Spiritus, nunca estuvo pintada de azul y mucho menos la torre del campanario de propia iglesia. Dando una imagen deplorable, ¿De qué valieron los descubrimientos de las capas de pintura que allí se encontraron.?
Tenemos un rico patrimonio edificado que nos distingue. Aunque hoy no se cuente con los recursos idóneos, si creo que existan medios o iniciativas para frenar el deterioro de inmuebles de alto valor tales como el antiguo local del INDER en Céspedes y la casona que ocupó el tribunal también en dicha calle colindante con Tienda Habana.
No se puede hablar de conservar la estructura colonial, cuando los encargados de mantenerla o de velar porque así sea, no reparan ni aún viendo ante sus ojos, cómo se van cayendo a pedazos, yo vivo en Céspedes Norte número 11A, frente a Patrimonio, y mí frente hace 4 años se está cayendo a pedazos, el alero en cualquier momento viene hacia abajo y las veces que me he dirigido a Patrimonio, me dicen que yo busque una brigada en la vivienda y la pagué para que me la reparen, entonces con qué moral somos capaces de señalar a las personas que han violado la estructura colonial. Mi decisión ante tales respuestas en aras de evadir la responsabilidad que les fue asignada en su momento, yo como Fiscal provincial voy a formular una queja en el lugar correspondiente, pues tengo dos niños pequeños y eso realmente necesita solucionarse. Hay que ser muy cuidadosos en el momento de señalar, pues quizás si dentro de mi casa esté realizando acciones constructivas ilegal, entonces si les llamara la atención a Patrimonio…muchas gracias