La supercontagiosa variante del coronavirus llamada Delta, identificada por primera vez en octubre del pasado año en la India, sobrevuela Sancti Spíritus desde hace ya varios días.
Hasta ahora la muy peligrosa mutación del SARS- CoV- 2 se ha notificado en más de 180 países alrededor del mundo con una evidente estela de multiplicación de los contagios por su alta tasa de transmisión.
Algunos expertos internacionales han afirmado incluso que resulta más infecciosa que los virus del resfriado común, de la influenza, y hasta de los que causan viruela y ébola. Y han ido más lejos: afirman que su propagación rompe hasta las esperanzas de conseguir la inmunidad del rebaño.
Las personas vacunadas también pueden transmitir la variante Delta, que sobresale por su capacidad para replicarse mucho más rápidamente que otras: se calcula que en alrededor de un 60 por ciento.
Muchos se preguntan: ¿por qué aparecen tantas variantes del coronavirus? Pues resulta que si existe un número elevado de casos positivos aumenta el riesgo de mutaciones.
Y ese escenario, la humanidad no ha conseguido revertirlo desde que comenzó esta maldita epidemia. Por ejemplo, en Estados Unidos, la Delta es responsable de más del 80 por ciento de las infecciones actuales.
La Organización Mundial de la Salud insiste en que, incluso las personas vacunadas se mantengan con el uso de las mascarillas y apliquen las medidas higiénicas y de restricción, a pesar de la ya demostrada «fatiga» que el distanciamiento social provoca alrededor del planeta.
Con esta variante debemos andar bien atentos porque los enfermos presentan síntomas distintos, que fácilmente pueden confundirse con un catarro común, por ejemplo, dolor de cabeza, de garganta y secreción nasal.
La Organización Mundial de la Salud la considera una preocupación: conlleva un mayor riesgo de hospitalización y reinfección y se evidencia un aumento de la severidad de la COVID-19 en los pacientes infectados.
Los enfermos por Delta pueden ser portadores de 1 000 veces más virus y durante más tiempo que los infectados por el SARS- CoV- 2 original. Algunos estudios sugieren que esta variante es capaz de evadir parcialmente los anticuerpos producidos por el organismo tras una infección por coronavirus e incluso por una vacunación.
También puede hacer que ciertos tratamientos con anticuerpos monoclonales resulten menos eficaces. Aunque los inmunizados presentan menos probabilidades de infectarse, si contraen el virus pueden ser portadores de la misma cantidad en sus narices y gargantas que las personas no vacunadas .
Y estas notas no buscan en modo alguno sembrar terror en balde: ya se ha documentado lo suficiente que el virus se ha vuelto más fuerte y mejor adaptado para transmitirse. Aunque parezca crudo, el riesgo de enfermarse y morir no constituye un hecho esporádico.
A Sancti Spíritus también llegó esta mutación del virus. Así lo confirmó el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí hace unas semanas. El sistema de Salud aquí implementa acciones debido al incremento pronosticado del número de casos, incluidos los graves y críticos.
Cuando las estadísticas comienzan a dar fe de ello el doctor Manuel Rivero Abella, director provincial de salud, aseguró que se prioriza desde ahora el aumento de las capacidades hospitalarias, tanto para positivos como para sospechosos.
En el territorio se incrementan a todo correr las camas en las terapias, sobre todo en el hospital provincial Camilo Cienfuegos; y se amplían las consultas respiratorias agudas en las áreas de salud, con más de un médico en estas para evitar las aglomeraciones de personas.
El Ministerio de Salud Pública ha enviado nuevos medios tecnológicos como ventiladores pulmonares y oxímetros de pulso. Pero la gran letalidad que provoca la variante Delta y el agravamiento repentino que causa en los pacientes no es cuestión de juego.
Las medidas institucionales por sí mismas no la pueden detener, ni en Cuba ni en otras naciones del mundo. Tampoco han logrado controlar otras variantes de preocupación como la Alpha, Beta y Gamma, sino solo amainarlas en los países del primer mundo con más altos porcientos de vacunación.
Entonces la conclusión práctica salta a la vista: mientras la vacunación transcurre e incluso después, aunque el cansancio parezca vencernos, aunque las escaseces y la crisis nos tengan agarrados por el cuello, hasta ahora la única garantía de sobrevivir es cuidarnos, cuidarnos mucho, cuidarnos extremadamente para no enfermar y morir, para no contagiar a otros y llorar luego inútilmente su muerte.
En sancti spiritus no se ve el cloro para desinfectar las casas y los pasamanos de nuestras viviendas el hipoclorito no es igual ni casi venden desinfectantes para las manos
Dònde estàn los cuadros q dirigen esta provincia? Se vieron algunos cuando la primera dosis de la vacuna haciendo recorridos por los vacunatorios, pero ni preguntaron si el personal de la salud, q tan abnegadamente han desplegado esta campaña, necesitaban un simple vaso de agua, y de ahì en fuera, desaparecidos.