Mucho antes de que el Sol suba y tome el horizonte para irradiar a través de las ramas del frondoso algarrobo que identifica, desde hace años, a la comunidad, Yander Martínez López, el médico devenido presidente del Consejo Popular de El Jíbaro, anda de un lado a otro del poblado chequeando cada tarea.
Y es que en el momento más crítico de la covid, cuando de repente comenzaron a multiplicarse los casos positivos y sospechosos, el joven dirigente de base del Poder Popular, con sus pasos lentos por la molestia en una de sus piernas a causa de un accidente, no se detiene ni un segundo, en busca de frenar la transmisión que los mantiene en vilo desde hace varias semanas.
“Por Las Nuevas comenzó a registrarse el mayor número de casos —refiere Yander— al residir allí trabajadores que pertenecen a unidades de la Empresa Agroindustrial de Granos Sur del Jíbaro, los cuales entran y salen diariamente, pero también por el número de propietarios de tierra que viven aquí y tienen sus fincas en otras localidades, algunas de ellas pertenecientes a Jatibonico”.
Ese fue el detonante del rebrote en La Sierpe, un municipio de apenas 16 552 habitantes concentrados en seis Consejos Populares, la mayoría rurales, donde desde que se inició la pandemia, en marzo del 2020, hasta julio del 2021 se mantuvo el control, pero debido al exceso de confianza de sus habitantes y de las autoridades locales, debutó —y de qué manera— como uno de los de más alta tasa de incidencia de la provincia, al punto de que entre agosto y septiembre se reportaron 955 enfermos por covid.
EL CONTROL SE IMPONE
Para Elizabeth Pérez Díaz, viceintendente del municipio, las medidas de control ya comienzan a dar resultados: “Con el personal de Salud al frente organizamos los grupos comunitarios en composición reducida que están integrados por cederistas, federadas, personal del Inder, educación y también jóvenes. Con este sistema de trabajo identificamos cuáles son las principales problemáticas en las áreas en cuarentena, seleccionamos los mensajeros que se encargan de hacer llegar a los habitantes de esas zonas restringidas medicamentos y los productos de las bodegas. Asimismo, las Unidades Empresariales de Base garantizan la distribución y venta de módulos de alimentos para los moradores de las casas aisladas”.
Todo esto y más se percibe en La Sierpe, donde la covid ha infectado a más de 20 embarazadas y a cerca de 30 niños menores de un año, sin contar al resto de las personas que resultaron positivas, entre ellas, adultos mayores con comorbilidades y algunas no tan ancianas que lamentablemente tuvieron un desenlace fatal luego de contagiarse.
Para la doctora Lídisi Ibarra Roque, directora de Salud en el sureño municipio, la tarea no ha sido fácil, primero porque, según ella, la población se confió demasiado pensando que a los campos no llegaría la enfermedad y, segundo, porque, debido al bajo número de casos que estuvieron saliendo hasta mediados de este año, el territorio no tenía suficientes capacidades para el aislamiento y se dejaban a los enfermos sin complicaciones en sus casas. Solo en el centro de capacitación conocido como P-5 tenían habilitadas 19 camas que se utilizaron, incluso, para atender a sospechosos de varios lugares de la provincia.
“En la medida que aparecieron casos en Las Nuevas y El Jíbaro —explica la directora—, tuvimos que crear de inmediato más capacidades, comenzamos incrementando camas dentro del propio P-5, donde ya disponemos de dos áreas, una para sospechosos y otra para confirmados, pero incorporamos también la Esbec Néstor Leonelo Carbonell y, posteriormente, de acuerdo con el Grupo Temporal de Trabajo del territorio, lo hicimos con la ESBU Mártires de La Sierpe, además de habilitar una sala de hospitalización para pacientes con más riesgos en el Policlínico.
“Igualmente ha sido necesario incorporar a residentes en Medicina General Integral y recién graduados a la atención médica en estas áreas; incluso, el único especialista en Medicina Interna del municipio cubre toda la asistencia y se mueve hacia donde sea necesario a fin de examinar a un paciente. Así hemos resuelto y, aunque hoy se aprecia una tendencia al control, no podemos descuidarnos ni un solo minuto”, enfatiza la directora de Salud.
UN ESTUDIO REVELADOR
Si bien es cierto que mediante las pesquisas activas puede salir un alto número de sospechosos, tal y como sucedió en Las Nuevas, donde de repente los propios pobladores de manera espontánea acudieron al consultorio para manifestar síntomas respiratorios, también lo es el hecho de que no en todos los lugares el chequeo se ha realizado con el rigor necesario y quedan personas que no exponen sus síntomas o cuando lo hacen resulta demasiado tarde.
Es por ello que, ante un rebrote tan complicado, en La Sierpe se decidió de manera estratégica realizar un estudio poblacional, el cual se estratificó por zonas restringidas, atendiendo al número de casos confirmados o sospechosos. Iris Rosa Santana Valdés, subdirectora de Higiene, Epidemiología del municipio, explica: “Durante el estudio que se desarrolló entre el 6 y el 14 de octubre fue determinante la labor conjunta de los factores responsabilizados con las acciones de control.
“En la parte urbana de La Sierpe el muestreo abarcó a la totalidad de los habitantes de los cinco edificios que se encontraban en cuarentena, pero se llegó también al resto de los Consejos Populares y en total se realizaron más de 950 muestras para un 15.25 por ciento de positividad, esto ha sido como la estocada final para detectar nuevos casos y, de inmediato, se llevaron a los centros de aislamiento los contactos, como sospechosos”.
La Sierpe trata de quitarse la sombra de la covid y muchos se suman a esta batalla, como la doctora Miriam Domínguez Ramos, acabadita de llegar de su misión médica en Venezuela, o la enfermera Katia Rodríguez García, quien extrema las medidas cuando asiste a un paciente para no contagiarse.
El territorio también necesita mantener el control estricto de sus fronteras, tal como sucede en la entrada del camino que conduce al caserío de El Almendrón, donde tres trabajadoras de Educación hacen guardia desde las seis de la mañana hasta las seis de la tarde, en aras de evitar que los habitantes del lugar entren o salgan porque esa zona está en cuarentena. Constancia, disciplina y voluntad es lo que se requiere en la tierra del arroz para dar el puntillazo a la pandemia.
Felicidades sinceras para ese territorio que a mí consideración es el único de la Provincia que hace lo que tiene que hacer: estudiar a poblaciones con riesgo.
Estoy segura que si aquí en este municipio donde vivo, Sancti Spíritus se hiciera eso, tendríamos el triple de positivos identificados.Lo digo porque son muchos mis conocidos contagiados que no van a los centros de salud debido al protocolo actual, es decir no quieren estar en condiciones ínfimas dos días esperando un resultado.
Pienso que se realizó un gran esfuerzo en el Municipio de la sierpe,no se pueden confiar y garantizar el medicamento para el tratamiento pos covid, gracias a los trabajadores de la salud de educación, gracias desde tierras lejanas.