No rebusqué el adjetivo, aunque pretendo sustentarlo. Lo de Cuba en Tokio ha sido excepcional, contado lo que ha hecho y lo que está por hacer en las horas que restan a la XXXII Olimpiada, con sus trueques de horario y todo.
Que sin haberse cerrado las cortinas de los Juegos la pequeña isla ya haya superado las medallas de Río de Janeiro con una delegación más corta resulta el elemento más contundente: un total de 13 medallas por 11 en la versión del 2016 y una mejoría en los colores: 6-3-4 en Japón por 5-2-4 en Brasil, donde ocupamos el lugar 18. Es también superior en títulos a la de Londres 2012 (5-3-6) y a la Beijing 2008 (3-10-16).
Y el total será mucho mayor al de la cita precedente, incluso ya lo es, cuando se le sume la presea del boxeador Andy Cruz, que ya es de plata y aspira a cambiar de color y a elevar los títulos. Lo mismo se esperaba en la noche de este viernes de los canoístas José Ramón Pelier y Fernando Dayán Jorge, quienes accedieron directo a semifinales.
Que lo haya hecho, además, en tan complejas circunstancias, sanitarias y económicas, le agrega grados épicos a la actuación de los atletas cubanos que, por lo regular, llegaron con una preparación inferior al resto de los rivales. Pero hay que decir que, salvo excepciones, como sucede con todas las delegaciones, los nuestros han competido, en su mayoría, con fuerza, empeño, compromiso y autoridad en un evento en el que casi todos sus protagonistas han ido a superarse a sí mismos, de acuerdo con el espíritu olímpico, al estilo de lo que hizo la pentatleta cubana Leydi Laura Moya al mejorar su actuación de Río.
No me animan las emociones que por igual he compartido con quienes han madrugado todos estos días. Visto con entera objetividad, el desempeño de Cuba, más allá del lugar que ocupe (aunque todo apunta a que cumplirá su compromiso de quedar entre los primeros 20) supera una buena parte de los pronósticos.
Huelga mencionar que su ubicación reluce entre grandes potencias mundiales en lo deportivo y económico, que le anteceden e, incluso, le suceden en el medallero.
La avanzada antillana ha sido más que eficiente si consideramos que se cuentan con los dedos de la mano las naciones que, a lo largo de la historia de los Juegos, han logrado seis títulos con delegaciones que no superan los 70 participantes.
Y en ese empuje, de nuevo el bien llamado buque insignia volvió a halar el país, con tres títulos ganados a puro puño y talento, otras dos bronceadas y una plata garantizada. ¿Total? De ocho púgiles, seis regresan con preseas; aplíquele el average beisbolero y encontrará un sinónimo de la eficiencia de la que hablo. Lo de Roniel Iglesias, Arlen López y Julio César La Cruz resultó apoteósico, todos con bicampeonatos olímpicos y reafirmó lo que este último gritó al mundo cuando las ofensas y la impotencia intentaron desafiarlo: “¡Patria y Vida, no!; ¡Patria o Muerte, venceremos!”.
La lucha cumplió su cometido con dos títulos. Y si lo de Mijaín López es de otra galaxia con sus cuatro títulos olímpicos, lo de Luis Orta resultó sensacional, no solo por inesperada, sino por la forma convincente y valiente con que derribó a rivales que lo superaban en palmarés. Así, de paso, compensó el desempeño de su compañero Ismael Borrero, de quien se esperaba una medalla casi segura.
Pero esas cosas suceden. Si no pregúntele a Estados Unidos y a Jamaica cómo fue que Italia ganó el relevo 4×100 y destronó a potencias históricas, en una prueba donde la primera de ellas, incluso, se quedó fuera de la final.
Volvamos a Cuba y a uno de sus oros más espectaculares: el de la canoa biplaza a 1 000 metros, de la mano de Serguey Torres y Fernando Dayán Jorge. Digan lo que digan hasta ellos mismos, si bien se esperaba una medalla de la dupla, no estaba en los planes de la mayoría que fuera de oro; pero al final impusieron su fuerza y su empuje para redondear lo sensacional del desempeño cubano.
Otras preseas llegaron colgadas de diamantes, como la de la yudoca Idalys Ortiz y la no menos espectacular del tirador Leuris Pupo, que, por lo accidentado de la preparación y la falta de balas, muchos no teníamos en los estimados.
Hagamos una alto en el atletismo para, primero, ponderar en su magnitud real la conquista de la medalla de plata del saltador Juan Miguel Echevarría y la de bronce de Maikel Massó, pues una presea olímpica de cualquier color vale lo que pesa y hay que celebrarla, tal como la bronceada de la discóbola Yaimé Pérez.
Lo que preocupa de este deporte es que nuevamente buena parte de sus representantes quedan por debajo incluso de sus propias marcas, y en este sentido una excepción positiva la aportó Roxana Gómez, quien logró llegar a la final de los 400 metros lisos con marca personal y una de las mejores de su distancia en la historia del atletismo cubano.
Están también las lesiones que parecieron demasiadas. No creo que, fuera de estas preseas, la disciplina tuviera reales opciones de ganar otras. Mas, hay que apuntar que tanto a Echevarría como a Massó, independientemente de que este logró un buen bronce, se les vio descoordinados en varios de los saltos que pudieron registrar, tanto como a Cristian Nápoles en el salto, algo que queda para estudios posteriores.
A la hora en que este comentario se concibe, a Cuba le quedan por vivir emotivos momentos. Trate de vivirlos con la misma intensidad que los protagonizados hasta ahora y hágale reverencia a la armada cubana, que, como los grandes gladiadores, regresa triunfante.
No discrepo de la evaluación cuantitativa de que los resultados de la participación de Cuba en la olimpiada de Tokio fue meritoria y que se sobre cumplieron los resultados alcanzados en las 3 olimpiadas precedentes, pero tampoco podemos desconocer que el 86 % de las medallas alcanzadas (6) fueron en solamente 2 deportes, cuando en una olimpiada participan 28 deportes con 36 disciplinas y 300 competiciones y aparte, la dirección del Inder en nuestro país sabe perfectamente de que estoy hablando por haber llevado delegaciones mucho mas numerosas a otros certámenes en que se compitió en muchas mas disciplinas, aunque los resultados alcanzados no hayan sido los esperados. Pienso que la dirección del Inder a todas las instancias tiene un gran reto a pesar de que transitamos por circunstancias difíciles producto de la pandemia y de la situación económica que afecta al pais como parte de la crisis existente globalmente y por consiguiente para ampliar la participación de la delegación cubana que asistirá a los juegos de Paris, hay que trabajar muy duro y sin perder un minuto de tiempo y en este contexto abra que priorizar que disciplinas deportivas requieren de menos recursos y costos para desarrollar los jóvenes talentos que desde fecha bien temprana se tendrán que seleccionar y con los que hay que comenzar a trabajar desde hoy, ni siquiera esperar a mañana si queremos superar los resultados logrados hasta la fecha y en este caso me refiero básicamente al atletismo, disciplina donde la participación de Cuba es extremadamente pobre y de la misma manera otros deportes como el tiro, los deportes acuáticos, etc., cuyos requerimientos de recursos, repito, no son cuantiosos y los mas importantes como las instalaciones, las bahías y las presas para el deporte acuático, por solo citar 2 ejemplos, existen a todo lo largo y ancho del país.
Termino expresando que el trabajo a que esta convocado el Inder deberá realizarlo con creatividad, inteligencia y basado en una proyección que sea verdaderamente realista y a la vez objetiva, considerando las potencialidades y posibilidades a nivel del país a todas las instancias y los primeros escenario para comprobar si las cosas se están haciendo bien son los próximos juegos centroamericanos y panamericanos.
No es una simple canción, es una canción contra la revolución cubana, una canción de oportunistas, renegados mercenarios, anexionista, que ayer decían una cosa y hoy otra, arrodillados a los que piden más bloqueos y hasta invasiones extranjeras a nuestra patria, por esa razón patria o muerte venceremos sí.
Y después seria interesante analizar los que no cumplieron, y que deberían haber sacado la cara por Cuba, contra todo pronóstico, pero de la cara menos alegre. Incluyendo aquellos que hayan quedado por debajo
Felicitaciones desde Colombia a los deportistas cubanos y a todo su pueblo pues sacan la cara por América Latina pese a las difíciles condiciones y problemas generados por la pandemia y el bloqueo criminal de Estados Unidos.
Grande Cuba, felicidades a los atletas, emociona verlos competir.Lo que es una lástima que siempre se toque el tema político ….hasta en el deporte. Que pena que hasta una simple canción se convierta en una amenaza…eso dice mucho. El deporte es algo sano, amistoso, lindo y emocionante. Dejemos la política para quienes se interesen por ella en otros escenarios, démosle al deporte la oportunidad de brillar por sí mismo con todas las diferencias que pudiera llevar implícitas. Viva Cuba. Fuerza Cuba!!!!!