Luis Dany Morales: la otra fuga

El lanzador espirituano abandónó el equipo que participará en el Campeonato Mundial Sub-23 en México

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En La versión 60 de la SNB pudo lanzar 42 entradas y un tercio, con tres triunfos y tres derrotas y 5.95 de Promedio de Carreras Limpias. (Foto: ACN)

De tanto repetirse, parece la misma noticia. Es que, en cierto modo, lo es. Solo cambian los protagonistas. Se trata de la fuga más reciente de un atleta de un equipo cubano que se encuentra en el exterior.

Esta vez, la nota la escribió el lanzador espirituano Luis Dany Morales, quien apenas tocó tierra mexicana dejó el elenco nacional que se dispone a participar en el Mundial Sub-23 de la categoría, con sede en la nación azteca.

Lo confirmó, de manera oficial, la Federación Cubana de Béisbol a través de su cuenta en la red social Twitter, aunque antes ya las redes sociales se hacían eco de la noticia.

Por el modus operandi, pareció un calco al papel carbón de la fuga de César Prieto, quien en el mismo aeropuerto, pero de Miami, en la antesala del preolímpico de la Florida en mayo pasado, abandonó el elenco. ¿El fin? Idéntico:  abrirse paso hacia las Grandes Ligas.

A propósito de aquella deserción, la de César, abríamos la interrogante: ¿la última fuga?, a sabiendas de que no sería la así, lamentablemente para nuestro deporte y mucho más para el béisbol.

Por eso la de Luis Dany no debería ser noticia, aunque igual no evitará el show mediático por las razones que todos conocen. Solo que, para que no fuera idéntica a otras, la del joven lanzador de Tuinucú era un strike casi cantado.

En el 2020 protagonizó un intento de salida ilegal, por lo que fue sancionado por la Comisión Provincial de Béisbol y se le prohibió su

participación durante tres meses en eventos calendariados u oficiales del béisbol cubano.

Mas, la sanción tuvo duración corta. La propia comisión entendió conveniente  incorporarlo al equipo de los Gallos en la Serie Nacional en su versión 60 y pudo lanzar 42 entradas y un tercio, con tres triunfos y tres derrotas y 5.95 de Promedio de Carreras Limpias.

No fueron, sin embargo, esos dígitos los que labraron el camino de lo que acaba de ocurrir. No es secreto que Morales fue el principal lanzador de las categorías inferiores de Cuba desde su irrupción en los escolares. Ya en los juveniles resultó sensación por su récord de ponches y sus lances de hasta 96 millas. 

Ello y sus 19 años lo convirtieron  en blanco directo de los scouts y resulta obvio que, por la naturaleza de la fuga, esos “trámites” nacieron antes, mucho antes de que el equipo cubano viajara, tal y como ha sucedido en otros casos.

Será la incertidumbre eterna del béisbol cubano y su desafío, también, mientras existan talentos como Luis Dany que atesoren el sueño de jugar en el béisbol profesional, mucho más en el estadounidense, y una política legal que le dé alas a esa ilusión desde fuera, y un dinero dispuesto a sustentarlo

Queda claro que el muchacho se quedó por decisión personal.

Fuera otro el camino de haberse concretado el acuerdo alcanzado con la MLB en diciembre del 2018, el cual soñaba casi un idilio: que los jugadores cubanos de las Grandes Ligas pudieran jugar en su país; pero de eso ya se ha hablado bastante. Y si en aquel entonces fue una quimera, hoy ese intento tiene visos de imposible, al calor del recrudecimiento del bloqueo norteamericano contra la isla y de la práctica vigente del tráfico de personas que, en el caso de la pelota, tiene en el centro de atención a jóvenes talentos.

Con lo de Luis Dany, algunos la emprenden, otra vez, contra la conformación de los equipos, como si tuviera que ver luego de tanto éxodo de peloteros a lo largo de los años.

Al margen de la polémica que suscitara el término de “patriotismo” manejado por el mánager Eriel Sánchez, cuando le preguntaron sobre los elementos que se tenían en cuenta para decidir por uno u otro pelotero, sigo pensando que nadie tiene una varita mágica para leer las mentes de los potenciales “fugados” ni, al parecer, los métodos para al menos descubrir los mecanismos de comunicación entre estos y sus compradores desde el exterior, donde se concretan acuerdos, pagos, operativos y detalles de huidas.

Ni siquiera los comportamientos pueden dar luz; mucho menos las declaraciones, porque es sabido que nadie va a confesar: “Me voy a quedar”.

Pero sobre el “patriotismo beisbolero” le prometo hablar después.

Ahora que está fresco el escape de Luis Dany, volvamos al hecho, más allá del protagonista, porque algunos la emprenden con el antecedente que suscitó la sanción al joven lanzador hace tan solo un año y algo.

Después que el béisbol cubano abrió, para bien, las puertas al regreso de los que se fueron un día del país por cualquier razón, después que los incluye,  sin rencores, en sus principales equipos, no tiene muchos argumentos para no tener en cuenta a quienes han intentado irse del país y, como es el caso, les permiten reinsertase con borrón y cuenta nueva, aunque no siempre aplican la misma varilla para todos. 

Como César Prieto, Luis Dany dejó a su equipo antes de la competencia, aunque en verdad no tenía el peso del cienfueguero, pues, por su juventud y su escasa experiencia, no debía ser una pieza clave en las rotaciones de Cuba en el Mundial que está por iniciarse. Mas, desde el momento en que decide quedarse, ese elemento es el menos importante, cuando lamentablemente, tampoco es el último en la lista del éxodo.

Lo sustancial es que el béisbol cubano encuentre los resortes que impidan, o al menos limiten, la socavación de sus bases, que es como decir sus talentos. La fórmula no parece tan fácil como para un pelotero viajar gratis,  dejar su país y su deporte en apenas segundos.   

Elsa Ramos

Texto de Elsa Ramos
Premio Nacional de Periodismo Juan Gualberto Gómez por la obra del año (2014, 2018 y 2019). Máster en Ciencias de la Comunicación. Especializada en temas deportivos.

40 comentarios

  1. no pueden responder, asi de simple

  2. No todos se conforman con lo que tienen.
    La inconformidad existe desde los primeros tiempos del hombre
    Si no hubiera existido la incoformidad, todavía estuvieramos viviendo en las ramas de los árboles.
    Pero ahora todas esas inconformidades las llevamos al plano del patrioterismo y la poliquitería.
    Este tema no tiene solución, seguirán emigrando, no por traición ni política, sino para alcanzar sueños, imposibles en un país lamentablemente subdesarollado económicamente.
    Ahora estarán autocastigados a vivir separados de sus familiares y amigos.
    Esta guerra sólo ha traído dolor a las familias cubanas.
    Pero no debemos perder la esperanza de que algún día se abriran las grandes alamedas y podamos, entre cubanos, vivir en armonía.
    Y podramos mirar sin rencor ni odio a los que han decidido emigrar a otros oscuros rincones del mundo.
    Gracias.

  3. Estas actitudes no me han sorprendido, lo esperaba, son otros tiempos, el dinero, mueve el mundo, y nuestra economia, no satisface las espectatibas de vida, así que hay que buscar mecanismos que protejan nuestro deporte y nuestras finanzas.

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