Luego de conocerse que la Editorial Primigenios, de Miami, publicó el libro Frederich Cepeda: la voluntad como primicia, del autor guayense José Ramón Crespo Jiménez, se suscitaron múltiples opiniones en espacios físicos y virtuales. En busca de conocer por qué el texto no nació bajo la firma de la editorial espirituana y otros temas por los que Ediciones Luminaria ha sido llevada en más de una ocasión al paredón, Escambray le concede la palabra a su director Luis Mateo Lorenzo Pérez.
¿Qué le interesa a la casa editorial espirituana publicar?
Cualquier tema de la cultura, reconociendo ese término en su más amplio sentido.
¿Cómo es el proceso editorial?
Primeramente, Luminaria libera su convocatoria. Luego de entregados los títulos por parte de los autores, pasan al Comité de Lectores —integrado por personas expertas en las temáticas que se abordan—. Los aprobados van al Consejo Editorial —colectivo conformado por reconocidos escritores espirituanos— y compiten por una plaza. Se tienen en cuenta el género literario, balance territorial, tópico, calidad… Ahí se aprueba la propuesta espirituana, que es analizada por el Instituto Cubano del Libro (ICL), donde se decide cuál es el plan oficial de cada editorial del país.
¿En esa espiral hasta dónde llegó Frederich Cepeda: la voluntad como primicia?
Su autor lo presentó, pero tenía premura por su edad. Retiró el libro aprobado con dos dictámenes positivos por el Comité de Lectores. Esperaba por el siguiente paso, el cual no ha tenido lugar porque no hemos podido publicar el plan del 2019. Quizá, de haber sido otro el contexto, hubiese salido, al igual que los 14 textos que están desde entonces en espera.
¿No ha pensado Luminaria cambiar sus rutinas y tener en cuenta nuevas propuestas que no tengan que pedir el último en esa “lista de espera”?
Esto es un sistema y todo sistema cuando se violenta tiene consecuencias. Ya contamos con textos magníficos para retomar nuestros procesos.
¿Se es siempre lo suficientemente riguroso en cada uno de esos pasos?
Hoy está paralizado, pero creo que sí tiene rigor. Incluso, lo comparo con otras editoriales y lo es por el recurso humano que interviene. Por supuesto, quisiera un sistema editorial con más libertad. Fuera mucho mejor si con solo ver una propuesta se pudiera publicar con agilidad; pero dependemos de una planificación. Cada texto aprobado está contra el papel y el que llega luego, no. En ese sentido nuestra provincia, fuerte en producción literaria, por lo cual el ICL nunca ha podido satisfacer nuestras demandas, tiene que cambiar su visión sobre la edición de títulos, a fin de que aumente la posibilidad de los textos gestados.
¿Cuánto se ha aprovechado esa posibilidad?
Ahora mismo las relaciones con instituciones u organismos espirituanos con Luminaria son prácticamente cero. Cabaiguán ha tenido mejor suerte. El Gobierno Provincial pudiera convocar a las entidades a participar en la producción de nuestros libros al asumir sus financiamientos. Ganaríamos todos.
¿Desde Luminaria cuánto ha faltado por enamorar?
Honestamente, todo. Pero sí estamos dispuestos y hasta de ser enamorados. Nuestra aspiración es prestar siempre un mejor y mayor servicio a los creadores literarios, algo incumplido por la falta de insumos.
Al revisar el catálogo de Luminaria no es frecuente encontrar las firmas espirituanas más reconocidas por lauros y otros avales como Yanetsy Pino (Premio Casa de las Américas 2018); Rigoberto Rodríguez Entenza (Premio Nacional de Poesía Manuel Navarro Luna 2021)… ¿Se lo ha cuestionado la institución?
Si desde el 2019 no publicamos, creo que frecuente en los últimos tiempos no hay ningún escritor. Quizá la propia falta de insumos provoque un distanciamiento de esos creadores, que busquen en otras editoriales que sus obras trasciendan, ya sea dentro o fuera del país.
¿Si un libro ya fue publicado por otra editorial resulta un problema para Luminaria?
No, aquí se valora el libro.
¿Por qué sí se repiten autores y temas de Cabaiguán?
Es una potencia literaria. Sus creadores trabajan mucho y organizados. Por ejemplo, ahora mismo es el único Consejo Editorial municipal que funciona. No pudiera afirmar que son mayoría, pero sí mantienen una presencia en la producción del libro de Luminaria.
Presencia que en más de un análisis del gremio literario ha sido calificado como favoritismo, ¿realidad o fantasma?
No es real. En los Consejos Editoriales se discute con fuerza para favorecer solo la calidad. No siempre se logra que prime, pero se intenta.
¿Cuánto aprovecha Luminaria los estudios de lectorías para satisfacer las demandas de sus públicos y que sus títulos se consuman rápidamente como sucedió con El reino de la noche, de Yanetsy Pino, o Luzángela, de Ángel Martínez Niubó?
No han llegado a la editorial estudios profundos. Saber lo que se quiere leer es difícil; sobre todo, en tiempos donde, a mi juicio, el lector se ha movido a otros escenarios fuera del libro físico.
Más allá de las casi extinguidas estrategias de promoción —responsabilidad de otras instituciones y de cada autor—, ¿cuál es el análisis editorial cuando un texto de Luminaria se mosquea en los anaqueles?
Pienso que en ese caso todo falló. No creo que nuestro sistema es perfecto. El arte es subjetivo y aquí trabajamos seres humanos. Igual, no considero que Luminaria haya publicado ningún best seller porque nuestras ventas nunca han pasado los 1 000 ejemplares.
¿Anhelos de Luminaria?
Tener una tecnología que permita cumplir con la prioridad del ICL para el 2022 de hacer libros digitales. Desde el 2012 estamos en esa lucha, pero con nuestra única computadora con 22 años de uso es imposible. Anhelamos ser un proyecto sociocultural que se integre a la ciudadanía, porque aquí es donde se vierten todos los saberes de la cultura con la posibilidad de producir libros como su centro.
¿Satisfecho Luis Mateo con las estrategias y conceptos editoriales?
No puedo. Tenemos que seguir siendo dialécticos en todo. Cuando alcancemos los anhelos más próximos, seguiremos soñando como es lógico. Hablar de satisfacción sería mentirme.
Pienso que una editorial cubana debe publicarlo y sacarlo para la próxima feria internacional del libro de La Habana, que tendrá lugar en febrero del 2022. Es un gran esfuerzo en medio de tantas complejidades económicas que vive el país, pero el beisbol cubano, declarado recientemente patrimonio cultural de la nación, y nuestro Cepeda se merecen ese regalo.
Por favor hay muchos libros y libros buenos pero, este TENIA que ser publicado por nuestra editorial.
Esta es una historia que parece repetirse desde que yo tengo uso de razón. Es increíble que sigamos nadando en la misma corriente y que los tiempos de cambios solo queden en la idea de los que piden que cambiemos. Recuerdo discusiones sobre procedimientos y necesidades materiales que hacían de los encuentros en la UNEAC verdaderos mítines sindicales. En uno de aquellos diferendos yo le preguntaba al entonces presidente Abel Prieto…hasta cuándo vamos a seguir en lo mismo…de eso hace 20 años! Imagino la frustración de escritores, artistas e intelectuales de la provincia…mis amigos el deterioro mental ya es metástasis y la utopía se fue de vacaciones…. solo lamento que no pude entregar alguna obra para la publicación de eselibro de Cepeda, pelotero a quien le tengo profunda admiración!!!
Las carencias y limitaciones materiales indudablemente que restringen las publicaciones en general y creo que la Editorial Luminarias este en ese caso; hay propuestas que deben ser consideradas dentro de esas limitaciones, tal es el caso de autores premiados o reconocidos nacional o internacionalmente, así como intereses territoriales que tengan la calidad exigida. Pienso, que el libro sobre Cepeda debió gestionarse con el Instituto del Libro para concretar su publicación en la provincia e incluso en el país. Explicaciones siempre sobran para no poder hacer realidad una obra que evidentemente tiene una trascendencia y repercusión cultural. No tengo prejuicios, pero no creo que publicar primero en Miami que en Cuba y en Sancti Spíritus, nos compalce a los espirituanos. Cepeda es un símbolo del deporte revolucionario y trascenderá por su calidad deportiva y humana.
Es bueno que la prensa indague y se entere de todo, pero DE TODO.
Si tuviésemos varias casas editoriales en nuestra provincia, tanto públicas como privadas, esto no habría sido noticia y todos estaríamos encantados leyendo este título impreso, seguramente, bajo un sello espirituano. Fin del cuento.
Lo de la molestia está implicita…y recuerde q la prensa se entera de todo….de todo. Ademas molestarse no está prohibido.
ERES GENIAL, ELSA, TE ADMIRO.
Encuentro algo apresuradas las respuestas del entrevistado. Primero, porque como Metodólogo de Literatura de la Casa Municipal de Cultura de Taguasco, puedo asegurar que no es Cabaiguán el único municipio que cuenta con un Consejo Editorial activo. Partiendo de la visión que puedo dar de la literatura en mi municipio, puedo asegurar que es una de las más fuertes, y de ello pueden dar fe importantes personalidades de la cultura y la literatura en la provincia, que han formado parte de concursos municipales de Décima, Sonetos, Narrativa… Taguasco envía cada año buenas propuestas respondiendo a la convocatoria que presenta Ediciones Luminaria, sin embargo no tenemos la suerte, por no menospreciar la calidad de nuestros escritores, de incluir un nombre en el plan editorial. Este reclamo se ha hecho extendido a directivos de la cultura en la provincia sin que se nos dé una respuesta convincente más que la escasez de recursos.
¿Si un libro ya fue publicado por otra editorial resulta un problema para Luminaria?
No, aquí se valora el libro.
y entinces, si el autor ejerció su derecho de que se publicara en otra editorial , no entiendo cuál es la molestia de Luminaria con el libro sobre Cepeda……..
¿Y dónde se dice que Luminaria está molesta?
No veo molestia d nadie. Por lo k explica el entrevistado los trámite formales hicieron k Luminaria perdiera una gran oportunidad.
Dios mío del cielo: entrar un libro en esa editorial es como estar en el tribunal de La Santa Inquisición. Tanto comité de expertos para un libro cada tanto tiempo! Me parece exagerado
Es una pena que nuestros autores tengan que salir con su libro al hombro buscando quien se lo edite.
Las editoriales territoriales fueron creadas porque los escritores de provincia debían enviar sus obras a La Habanial o Santiago de Cuba, lo cual conllevaba a que en ocasiones debían esperar años para ver su libro impreso.
Ahora, las editoriales cubanas tienen consejos editoriales y comités de lectores, igual que sus similares de otras partes del mundo, no es una invención criolla.
La diferencia con el resto del mundo es que la editorial luminaria es estatal y en el resto del mundo las hay estatales y privadas que responden al mercado.Si ninguna editorial acepta su libro UD sencillamente se paga la tirada
Te doy toda la razón, tristemente así pasa.