El método de enseñanza Yo, sí puedo, creado en Cuba, alfabetizó hasta la fecha a 10 millones 611 mil 282 personas de 30 países, informó este 3 de febrero la prensa local.
Según Eva Escalona, directora de Ciencia y Técnica del Ministerio de Educación (Mined) de la isla, el programa beneficia a comunidades indígenas de Australia y Mozambique, y, en el caso de México y Haití, está detenido por la pandemia de la Covid-19.
Hoy se trabaja para aplicar el Yo, sí puedo en dispositivos móviles y en las redes sociales, en una apuesta por la alfabetización digital, especificó la fuente citada por el diario Granma.
Además, el Mined colabora en 13 países, con 290 profesionales, en asesorías a los ministerios de educación, e impartiendo docencia en los diferentes niveles educativos.
El programa fue creado por especialistas del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño, dependencia del Mined, a partir de una idea del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, de desarrollar un método de enseñanza de las letras a partir de los números.
La cartilla de alfabetización surgió de manera oficial el 28 de marzo de 2001, con la guía de la doctora en Ciencias Pedagógicas cubana Leonela Relys Díaz, y se concibió para ser adaptada a diferentes realidades sociales y lenguas.
El método utiliza los números para estimular el proceso de aprendizaje de la lecto-escritura, combinados con recursos audiovisuales, y tiene la conducción de un facilitador, quien transmite los conocimientos.
Yo, sí puedo acumula 20 adaptaciones, ha llegado a países de América Latina y el Caribe, África, Oceanía y Europa, y existen también versiones destinadas a personas ciegas, sordas y con problemas intelectuales leves.
De acuerdo con varias fuentes, la aplicación del sistema cubano permite alfabetizar en siete semanas y lograría erradicar el flagelo con solo la tercera parte del fondo de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) para esos fines.
A escala mundial, 750 millones de jóvenes y adultos no saben aún leer ni escribir, y 250 millones de niños carecen de las capacidades básicas de cálculo y lectoescritura, refiere la Unesco en su portal web.
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