La busco en medio de una extensión de tierra, entre el ruido de buldóceres, retroexcavadoras y camiones, rodeada de hombres que ponen atención a cada una de sus palabras; allí, bajo el sol que calienta las suelas y no tiene piedad no con las mangas largas de su camisa, encuentro a esa constructora que desde las primeras frases deja claro que una mujer siempre debe ser quien ella quiera y lo que ella quiera.
Porque Isabel Díaz Pérez es alguien que rema hacia arriba y a contracorriente desde que decidió que su mundo estaba en la construcción y a pie de obra, luego de que se graduara de ingeniera civil en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
“Cuando llegué recién graduada en 1986 mi prueba de fuego fue como técnica en la construcción de las Cuatro Vías en Sancti Spíritus verificando hormigones, las estructuras de los puentes y la fundición de aceras y contenes. Después me esperaba la remodelación del sanatorio de Topes de Collantes, donde primero hubo que demoler para luego levantar y después trabajar en los viales”.
Impone respeto esta mujer corpulenta de manos grandes, con uñas tan cuidadas que nada dicen de su oficio. Con gestos pausados rememora aquellos primeros años dentro del Micons en la provincia y del desafío que implicó, tan joven, enfrentarse a rudos operadores de equipos pesados, obreros de cuchara y cemento fraguados en cada obra, con el verbo lleno de un lenguaje sin medias tintas.
“Desde que salí de la academia y me adentré en este mundo supe que quería estar a pie de obra, por eso a las oficinas voy solo a entregar los cierres de las acciones constructivas”.
Inversiones importantes se suman a su quehacer en el otrora Contingente Néstor Torres y en la emblemática Brigada No. 20, hoy UEB Movimiento de Tierra, un colectivo al cual todavía pertenece y dirige.
“Nadie crea que fue fácil guiar a hombres que saben de construcción y ser la única mujer en el colectivo. Y no te voy a negar que a veces alguno se ponía majadero, pero nada, siempre primaron el respeto y la confianza hasta que se acostumbraron”.
Detrás de cada mujer existe una historia que la convierte en guerrera y la de Isabel se resume en la voluntad de simultanear, en su momento, la construcción con sus obligaciones como miembro del Comité Provincial del Partido durante 12 años y como integrante no profesional del Buró Provincial de la organización partidista. “Lo que más me gusta de mi trabajo es ver el final de la obra una terraza para levantar viviendas bien terminada, un vial bien hecho. Eso es lo que siento al darle punto final a una obra importante como el terrado del hotel Meliá Trinidad o el desvío que se construyó en Guasimal tras colapsar el puente de Los Mangos que daba acceso a esa comunidad, o la reconstrucción de la presa Lebrije, tras los eventos del 2002”.
A veces los días se le hacen más largos porque extraña a su familia que vive en Ciego de Ávila, la madre, su hijo y el nieto la esperan todos los meses y, a pesar de la lejanía, la apoyan en una labor de agotadoras jornadas, casi siempre en albergues.
“Aquí mi familia son los constructores y mis vecinos donde vivo, en Guasimal, aunque pronto me permutarán la vivienda para la cabecera provincial”.
No se equivocó Martí cuando dijo hace más de un siglo que la abnegación de la mujer obliga al hombre a la virtud, razón para que sus compañeros de brigada, hombres curtidos como el buldocero Roberto Luis Guerra, el Boina, muestren respeto para esta morena “a veces resabiosa con sus justificados motivos, pero excelente trabajadora y de buenos sentimientos”.
Seis décadas no han sido suficientes para una vida dedicada al trabajo, por eso Isabel no piensa en el retiro, todavía le quedan reservas y talento para concebir obras y seguir siendo una mujer con voz para que muchos la escuchen y una constructora nata cada día más humana, menos perfecta y más feliz.
A proposito de este hermoso dia unos versos de nuestro Jose Marti.
Del tirano? Del tirano
Di todo, di más!: y clava
Con furia de mano esclava
Sobre su oprobio al tirano.
Del error? Pues del error
Di el antro, di las veredas
Oscuras: di cuanto puedas
Del tirano y del error.
De mujer? Pues puede ser
Que mueras de su mordida;
Pero no empañes tu vida
Diciendo mal de mujer!