A nivel de la tierra resulta extraño que en Adrián Granado Echemendía despertara temprano la pasión por los aviones, cuando todo a su alrededor se vuelve una planicie de terrazas y potreros. Entonces habría que mirar al cielo y remontarse a que La Sierpe lleva varias décadas atadas al uso de la aviación agrícola.
“Este apartamento donde vivo fue la casa de los pilotos, crecí en ese ambiente y nunca perdí el vínculo con la aviación, a pesar de que como usufructuario soy productor de arroz”, revela a Escambray mientras sostiene una replica del último IL-96 acabado de salir de sus manos.
“Mi avión favorito, el que siempre amé —aclara— es el AN 2; fue el primero que vi siendo niño. Fíjate, que pasaba a diario por La Sierpe y yo le tenía miedo; dicen mis padres que hasta me escondía debajo de la cama cuando oía aquel ruido tan fuerte. Entonces no sabía que detrás de aquel sonido que al principio me asustaba habían cosas tan lindas”.
Apenas despega el dialogo y relata que empezó haciendo algunos modelos de aviones, hasta que pasó a experimentar en la fabricación. “Al principio no salían las líneas perfectas como las hago hoy a escala, un poco que los primeros aviones los hacía, como se dice, a imagen y semejanza”.
Adrián acaricia el IL-96 cual si fuera una mascota; hasta queda unos instantes en silencio, como si esperara la orden de vuelo. “La aviación siempre me atrajo. Quise ser piloto, no pude, presenté problemas de salud; por eso dedicarme a fabricar aviones en miniatura vino a suplir aquel vacío de no poder pilotear las naves”, narra mientras sus manos siguen pegadas al fuselaje del avión.
El campesino-artesano sueña con seguir cultivando arroz y reproduciendo aviones a pequeña escala; también que un día Sancti Spíritus tenga su Museo del Aire, pues por esas paradojas del destino, su colección no se exhibe en la provincia, se encuentra en Holguín; al parecer allí tuvieron más visión a la hora de valorar la obra del fabricante de aviones de La Sierpe.
¿Cuántos prototipos de aviones tiene creados?
Según los cálculos de un historiador de la Aviación Cubana, ando por más de 400 modelos de aviones llevados a miniaturas, sin repetir marcas. Son de diferentes tamaños, los hay de la Primera Guerra Mundial, de la Segunda, de pasajeros, de carga, hasta helicópteros; realmente ha sido un enjambre multicolor toda esa fabricación de aviones.
¿Cómo es el proceso de fabricación del avión en miniatura?
Todo es manual, a base de lijadora, tengo un tallercito, pero ensamblo y pinto en el apartamento, tengo más tranquilidad. Sí lleva su tiempo, por ejemplo, en un mes trazo 12 y los saco casi todos.
No es sencillo el proceso, escasean los materiales, entonces a veces con un plástico imito un aluminio dándole un color plateado. Pero fabrico los aviones innovando, con recortería de maderas y otras materias primas que encuentro.
¿Cuánto parecido tiene el que fabrica con el modelo real?
Trabajo por planos, maquetas, el parecido es total, cuando lo ves, aunque sea a pequeña escala, es como estar al lado del avión grande; eso me da mucha satisfacción. Es como cumplir aquel sueño de niño de ser piloto, porque hacer el avión en miniatura es tan bonito como volar.
Muy interesante el artículo! Estoy interesada en contactar con el periodista José Luis Camellón.
Gracias
Quisiera comentar una inquietud ya que si se habla de como el trabaja en los aviones pero no se habla de quien lo ayuda, no se habla de quien trabja la madera de quien hace el modelo para que el lo pinte. El reporte estuvo muy bien echo, pero me gustaria que se ampliara mas aserca de las personas que trabjan junto a el o de quien lo ayudan.