Parece que no hicieran otra cosa que conspirar contra Cuba para ayudar a la cúpula recalcitrante de Estados Unidos a darle el golpe definitivo a la patria de Martí y Fidel; tanta es la diligencia que muestran los parlamentarios europeos vasallos del imperio en su afán por condenar a la isla con cualquier pretexto a pesar del criminal bloqueo —que ellos no censuran— y la actual pandemia de covid.
A escasos meses de su última intentona, esa concertación de extremistas de derecha disfrazados de demócratas vuelve a las andadas al convocar para este jueves 16 de septiembre un nuevo debate sobre Cuba que busca torpedear los avances en las relaciones entre la Unión Europea (UE) y el país antillano, desde que esa Unión de 28 naciones abandonó la llamada “posición común” hacia Cuba, impulsada en su momento por el entonces Presidente del gobierno español, José María Aznar.
Este último encuentro, condenado recientemente por la Comisión de Relaciones Internacionales de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en La Habana, va a contracorriente contra la política de acercamiento entre Cuba y la UE, manifestada en diversos acuerdos en diferentes áreas entre el organismo multinacional europeo y Cuba, y entre varios de sus integrantes de manera bilateral en sus relaciones políticas, económicas y comerciales con la perla antillana.
Este es el caso del acuerdo suscrito el 14 de septiembre en La Habana entre la Unión Europea, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y Cuba, en un proyecto para reducir riesgos de desastres, el cual acopla con el plan estatal de enfrentamiento al cambio climático denominado Tarea Vida, que se desarrolla en la isla, a la par que favorecerá el desarrollo económico y social cubano.
Ante esta realidad que se intenta sabotear, la citada instancia del parlamento isleño expresó su rechazo, al expresar: “Debería ser motivo de preocupación para los ciudadanos y las propias instituciones de la Unión Europea la actuación reincidente de este grupo de legisladores cuyo desempeño en estos temas se caracteriza por el doble rasero y el empleo intensivo de la mentira para singularizar a un Estado soberano, apartándose del comportamiento ético que debe primar en la conducta de los diputados al Parlamento Europeo, tal como se prescribe en el Artículo 10 de su Reglamento Interno”.
Y añade el texto de los diputados de la isla: “Los promotores de esta nueva maniobra no tienen autoridad moral para pretender erigirse en defensores de los derechos del pueblo cubano”. El documento hace notar la falta de decoro de tales legisladores, incapaces de desobedecer los dictados de la potencia que despliega una brutal guerra económica, comercial, financiera, política y comunicacional contra nuestro país, “algo que estas personas, haciendo gala de su proverbial hipocresía política, ni siquiera se han molestado en condenar”.
El llamado de alerta y censura de la Asamblea Nacional de Cuba hace notar lo improcedente y extemporáneo de iniciativas que, como la presente, no es fruto de una opinión mayoritaria, sino de una parte activa, en una institución donde existe y trabaja un Grupo Parlamentario de Amistad con Cuba cuya voz se escucha cada vez con más fuerza frente a estas calumnias.
A tenor con lo anterior vale recordar informes que adelantan la posibilidad de que cierto número de los diputados de ultraderecha del Parlamento Europeo estén recibiendo estímulos monetarios por tortuosas vías, entre las cuales algunas organizaciones no gubernamentales —que en la práctica sí lo son— de Europa y Estados Unidos, y el hecho probable de que existan fuertes vínculos con organizaciones cubano-americanas del sur de la Florida, así como que posean allí fuentes de financiamiento de ese origen. Toda la práctica pasada y presente de EE.UU. y su falta de ética así lo corroboran. La diversidad de Estados y corrientes políticas representadas en el seno de la UE y sus instituciones da margen al criterio de que existen grandes oportunidades de colaboración entre esa unión multinacional y Cuba, si son capaces de hacer valer un espíritu verdaderamente democrático, al margen de los intereses estrechos y viciados por filiaciones extremistas, prejuicios y dogmas que recuerdan los que animaron a los súbditos del fascismo hace ocho décadas, los cuales se saldaron con millones de muertes e incontables destrucciones y calamidades que afectaron a la mayor parte de la humanidad.
Estoy totalmente de acuerdo con usted, Miguel Ángel. Gracias por sus apuntes.
La Unión Europea. Grupo de países que de unión no tienen nada ni de labor conjunta tampoco al extremo que no han logrado consolidar ellos mismos su proyecto comunitario del que ya salió Inglaterra y pronto le seguirán otros. Leales hasta los tuetanos a la cúpula fascista norteamericana pierden prestigio de forma sistemática al introducir como marionetas asuntos que no les incumben en sus temas, poniendo de manifiesto su vieja política colonial y su apego a las costumbres de dominación de su amo norteño. Muchos son los problemas de países enteros que nunca han estado en la agenda de esa organización regional con infulas de dominación mundial. Tampoco estos temas son instrumentados por facciones de idiotas monetarisados cómo están haciendo con Cuba, lo que quiere decir que NO cualquiera puede formar el show y pedir la palabra para cualquier bobería. No sé llamen a engaños, tan plegados y vendidos están los que promueven el tema Cuba como los que asisten, lo aceptan sin chistar y los que la permiten y aprueban. Siempre he dicho que esa Comunidad Europea es una farza, un montaje de muñequitos de cuerda. Acostumbrados a dar migajas por concesiones políticas. O es que olvidamos que así ha sido en muchos momentos y situaciones con determinados países. La politización de ese bloque es intensa y también se utiliza para atacar y tratar de contrarrestar la posición de Rusia, China etc. No olvidar que bajo su mandato está la temible OTAN. Utilizada tantas veces en las últimas décadas para ultimar países enteros desde la desintegración de Yugoeslavia hasta el asesinato y destrucción de Libia y el Kadafi. Sus decisiones políticas están más sucias que las dueñas de los zapatos. Así que comprendido eso, está claro que no se le pueden pedir peras al Olmo.