En tiempos en que el amor y la solidaridad también inmunizan desde Casilda, comunidad pesquera del municipio espirituano de Trinidad, trasciende, más que la noticia, el gesto de estos hombres de mar que decidieron nuevamente entregar parte de sus producciones para los dos centros donde son atendidos pacientes positivos a la COVID-19.
Bastó solo la convocatoria —cuenta Eufemio Rafael Rodríguez, representante de la base de pesca deportiva asentada en la rada sureña— para que los patronos de unas 40 embarcaciones compartieran su botín: “Estamos dispuestos a ayudar en lo que sea necesario para todos juntos vencer la pandemia que, junto al bloqueo, nos está afectado mucho; es la manera de contribuir con la Revolución”.
“Hasta la escuela especial Jesús Betancourt y la villa La Arrocera, en playa La Boca, llegaron 270 libras de pescado de la especie Pintada o pintadilla, toda seleccionada y de muy buena calidad”, comenta Eufemio Rafael, quien resalta además la valía de sus compañeros, que participan en otras tareas como labores de higienización y saneamiento de esa comunidad marítima y la campaña antivectorial.
El pasado año desde el puerto trinitario se enviaron 225 kilogramos de pescado para los centros de aislamiento y otras instalaciones sanitarias; el aporte refuerza la dieta de los pacientes y trabajadores que luchan contra la pandemia, según confirma Ana Cecilia Hernández, vicedirectora de Asistencia Médica en la Dirección Municipal de Salud.
“Resulta una ayuda muy valiosa que nos permite balancear el menú, hacer una mejor distribución de los alimentos y en esa medida vamos a tener un resultado favorable en cuanto a la calidad de la atención que se presta en los centros de aislamiento. Nuestro propósito es que los pacientes regresen a sus hogares recuperados, pero también complacidos por la atención que recibieron en esas instituciones”, añadió Ana Cecilia.
La funcionaria reconoció que en todo este tiempo de lucha contra la COVID-19 no ha faltado el gesto humanista y solidario de los trinitarios, entre ellos trabajadores agrícolas, pescadores y muchos otros. “Sentimos con cada donación el apoyo que necesita el personal de Salud para continuar en la batalla, que en un primer momento contó con el ejército de batas blancas y hoy suma a todo el pueblo en un acto de fe y compromiso con la Revolución”.
Tras un ritual que se repite antes de cada corrida y pone a punto los botes y chalanes, los pescadores sureños se hicieron a la mar y regresaron con su preciada carga, no solo del codiciado producto, sino también de esperanza y compromiso, dos cualidades que distinguen a estos hombres de apariencia ruda y profunda nobleza.
“Mientras un grupo de personas se prestó para actos en contra de la tranquilidad ciudadana, nuestros compañeros se dedican de lleno al acopio de estos productos para ayudar a la economía y contribuir con la alimentación del pueblo”, comenta con orgullo Eufemio Rafael Rodríguez, maestro devenido pescador.
“Humanos y revolucionarios, así nos definimos; se demostró con el apoyo a la guardia revolucionaria en la que todos estuvieron en su puesto de combate. No solo las donaciones hablan de lo que somos, puedo mencionar también la regata en contra del bloqueo realizada en el mes de julio; en la historia de Casilda no se había visto nada igual, hasta de madrugada los pescadores repararon sus embarcaciones para este encuentro con la Patria”.
Amor con amor se paga.
Trinidad es Trinidad, hospitalaria y rebelde.
Vivan los pescadores de Trinidad