Agentes de la policía del Capitolio que fueron agredidos y golpeados durante los disturbios del 6 de enero entablaron una demanda el jueves contra el expresidente Donald Trump, sus aliados y miembros de grupos extremistas de ultraderecha, acusándolos de enviar a una turba violenta a que impidiera al Congreso certificar la elección presidencial.
En la demanda presentada ante una corte federal de Washington se afirma que Trump “trabajó con supremacistas blancos, grupos extremistas violentos y partidarios de su campaña para violar la Ley Ku Klux Klan y cometer actos de terrorismo interno en un intento ilegal de conservar el poder”.
El Comité de Abogados por los Derechos Civiles bajo la Ley presentó la demanda en representación de siete agentes. Los acusados son el expresidente Trump, su campaña, Roger Stone —aliado de Trump— y miembros de los grupos extremistas Proud Boys y Oath Keepers que estuvieron presentes en el Capitolio y en Washington el 6 de enero.
Legisladores demócratas han entablado dos demandas similares en los últimos meses. Alegan que las acciones de Trump y sus aliados provocaron el violento asalto al Capitolio que dejó docenas de agentes de policía heridos, demoró la certificación de la victoria electoral de Joe Biden y forzó a los legisladores a huir para protegerse cuando los insurrectos irrumpieron en la sede de la democracia estadounidense con bates, palos y otras armas.
Una comisión de la cámara baja que ha emprendido una investigación seria sobre los sucesos de aquel día solicitó el miércoles documentos a las agencias de inteligencia, policía y otros organismos del gobierno. La solicitud mayor a la fecha fue presentada al Archivo Nacional para pedirle información sobre Trump y su equipo.
Trump acusó a la comisión de violar “los añejos principios legales de privilegio”, aunque su equipo no hizo declaraciones de momento sobre la demanda presentada el jueves.
“El privilegio ejecutivo será defendido, no sólo a nombre de mi gobierno y de los patriotas que trabajaron a mi lado, sino a nombre de la Oficina del Presidente de Estados Unidos y del futuro de nuestra nación”, señaló Trump en un comunicado.
Asimismo el jueves, un agente policial del Capitolio que mató a tiros a una manifestante desarmada pro-Trump dijo en una entrevista al programa “NBC Nightly News” que él no tuvo más opción que abrir fuego.
“Aguanté lo más que pude”, declaró el teniente Michael Byrd. “Esperaba y oraba por que nadie intentara pasar por esas puertas. Pero que desobedecieran me obligó a adoptar la medida apropiada para salvar las vidas de los miembros del Congreso, la mía y las de mis compañeros agentes”.
Byrd fue exonerado de cualquier acción indebida por el uso de un arma contra Ashli Babbitt, de 35 años. Las autoridades habían mantenido en secreto el nombre de Byrd por razones de seguridad, pero el agente se presentó públicamente en la cadena NBC. Byrd dijo que quedó atrapado y atrincherado dentro con los legisladores a quienes había jurado proteger. Escuchó cuando la turba se acercaba y su angustia aumentó. Señaló que gritó en repetidas ocasiones a los insurrectos que retrocedieran.
Imágenes de video muestran el momento en el que dispara un solo tiro cuando los insurrectos gritaban a la policía que se hiciera a un lado e irrumpían por la puerta de vidrio que conduce a las puertas de la Cámara de Representantes. Byrd le dio a Babbitt cuando intentaba escalar por una apertura en la ventana. Babbitt estaba desarmada.
“Sé que ese día salvé muchas vidas”, declaró Byrd. “Sé que miembros del Congreso, así como mis compañeros y personal, estaban en riesgo y en peligro grave. Ese es mi trabajo”.
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