“Recurro a ustedes para hacer público el caso de mi familia que está siendo perjudicada por la Empresa Eléctrica desde el año 2017, cuando pasó el huracán Irma y los vientos lanzaron el poste que abastece de corriente a la comunidad sobre el portal de mi casa”, escribió a finales de febrero Bernardo Herrán Rangel, vecino de la zona de Cuatro Caminos, en Tunas de Zaza, Sancti Spíritus.
“Como se trata de una línea central con alto voltaje, me resulta imposible arreglarla por mis propios esfuerzos y medios, además de que la mencionada entidad ha advertido que del contador de la casa hacia adentro es responsabilidad del propietario del inmueble, de la misma forma que del contador hacia afuera el problema tiene que ser solucionado por la Empresa Eléctrica”, ampliaba el lector.
Escribía, además, que el planteamiento era histórico en la comunidad, y que lo conocían el delegado del Poder Popular, el Gobierno del municipio y hasta la dirección del Partido en la provincia. “Siempre la respuesta es la misma: no hay poste para sustituir. Mi pregunta es: ¿Habrá que esperar a que el poste caiga sobre la casa y produzca el fatal accidente para que se encuentre una alternativa viable?”, razonaba Bernardo, quien confiaba en que terminaría imperando el sentido común y se atajaría a tiempo lo que puede convertirse en un problema mayor.
Contactado por esta publicación, Aguenier Baños Calderón, delegado de la Circunscripción No. 89 y presidente del Consejo Popular de Tunas de Zaza, informó por la vía telefónica que el jueves 4 de marzo el poste que amenazaba con dañar la vivienda del remitente, partido en su base y recostado sobre los cables que rozan el balcón, fue sustituido finalmente por uno de concreto. “Vivir en esas condiciones era un gran peligro, de ahí nuestra insistencia todo este tiempo para que fuera repuesto”, alegó.
Al ser interpelado al respecto, Odeivys Valdés Alba, director de la Organización Básica Eléctrica Sancti Spíritus, adujo que la demora en sustituir el poste no obedeció a la falta de otro para ser colocado en su lugar, sino a la intención de alargar la vida útil del mismo, ya que, según criterio especializado de la entidad, no constituía un riesgo real al estar solamente inclinado, y todavía soportaba. “La prueba es que aguantó más de cuatro años”, especificó.
Esta redactora no deja de asombrarse, como seguramente también lo harán el remitente, su familia y el representante de Gobierno, de que para la tardanza en la solución durante tanto tiempo se haya esgrimido una carencia que ahora resulta no ser real.
Si esa era la consideración de la empresa, ¿por qué no se les explicó así a las personas afectadas, que han permanecido temiendo lo peor desde que los vientos de Irma dejaron de soplar hasta hace solo días? Para ellos, no cabe duda, que no haya ocurrido una tragedia siempre ha sido cuestión del azar.
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