La información de Prensa Latina fechada este lunes 28 de junio en Moscú bajo el título Rusia y China extienden tratado de amistad y cooperación, reviste una importancia que trasciende lo coyuntural, pues ratifica la continuación de las relaciones privilegiadas entre ambas superpotencias a la luz de la agresividad que hacia esas dos naciones muestran Estados Unidos y sus aliados de la OTAN.
La información señala que el presidente ruso, Vladimir Putin y su homólogo chino Xi Jinping, acordaron prorrogar el Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación, firmado por ambos países hace 20 años.
Aunque el texto informativo no es totalmente explícito sobre el tema, plantea que, en las conversaciones, el mandatario ruso destacó la importancia del convenio en el desarrollo de las relaciones bilaterales y lo consideró un reflejo de las profundas tradiciones históricas de buena vecindad entre los pueblos de ambos países, indicó la televisión local.
El documento consagra acuerdos fundamentales vinculados con la protección de la unidad estatal y la integridad territorial de ambos Estados en el uso de las armas nucleares, en el respeto del derecho soberano para elegir sus gobiernos, su forma de desarrollo y de no interferir en los asuntos internos. Rusia y China han llevado las relaciones a alturas sin precedentes, convirtiéndolas en un modelo de cooperación interestatal en el siglo XXI, dijo Putin.
Según el jefe de Estado ruso, Moscú y Beijing crearon un mecanismo multinivel de coordinación bilateral que no tiene análogos en la práctica mundial. “Todo esto permite resolver eficazmente los problemas que surgen en el curso de la interacción entre las dos partes y planificar el trabajo conjunto para el futuro”, subrayó.
La coordinación ruso-china desempeña un papel estabilizador en los asuntos mundiales en el contexto de una creciente turbulencia geopolítica y un aumento en el potencial de conflicto, amplió Putin. Resaltó que en los últimos 20 años, los dos países han logrado aumentar significativamente la interacción de la política exterior, uno de los componentes clave de la asociación estratégica.
“En el contexto de una creciente turbulencia geopolítica, la ruptura de los acuerdos en el campo del control de armas, un aumento en el potencial de conflicto en diferentes partes del mundo, la coordinación ruso-china juega un papel estabilizador en los asuntos mundiales”, enfatizó.
El presidente chino manifestó que el mundo está entrando en una era de inestabilidad y cambios radicales y que en el contexto de cómo el desarrollo humano enfrenta muchas crisis, la estrecha cooperación entre las dos naciones da energía positiva a la comunidad mundial.
Los vínculos entre Rusia y China están “creando un estándar para un nuevo modelo de relaciones internacionales”, significó Xi Jinping. “El Tratado de Buena Vecindad, Amistad y Cooperación estableció el concepto de amistad transmitido de generación en generación que responde a los intereses fundamentales de ambos países”, aseguró.
Como quiera que sea, y aunque no exista un tratado intrínsecamente militar entre Moscú y Pekín, en Occidente saben que ambas potencias se complementan, se cuidan las espaldas y, se apoyan ante la creciente presión que ejerce EE.UU. contra el gigante asiático en el Mar del Sur de China, y ese mismo país al frente de la OTAN, en torno a Ucrania-Crimea en la zona del Mar Negro y en el Báltico y el este de Europa.
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