La mejor ilustración del cambio que, poco a poco, experimenta el emblemático terreno de Agramonte, uno de los mejores escenarios que tuvo Sancti Spíritus para la práctica del fútbol, la define Juan Manuel Castañeda Gallardo: “Esto se ha recuperado de un cero a un ciento por ciento”.
Su caracterización lleva el sello de la autoridad. Castañeda ha sido uno de los más activos pobladores de la comunidad que han apoyado las acciones del rescate de la instalación, que acusó un grado de deterioro gradual al punto de convertirse en un vertedero de escombros y un sitio para pastar animales.
Eso lo saben, sobre todo, los veteranos de softbol que cada fin de semana animaban sus horas con una liga que sentó bases en el deporte participativo y que durante años han lanzado sus reclamos para que se arreglara lo que ellos llaman su terreno.
Costó trabajo enderezar aquello. “Aquí se hizo de todo —comenta Juan Manuel—. Una de las cosas principales fue levantar el muro del fondo, que lo habían tumbado completamente. Yo trabajaba aquí hasta que me sacaron, pero parece que gracias a lo que empecé a hacer de manera voluntaria el director de Deportes me dio trabajo de nuevo; le dije: en cuatro días te chapeo todo esto, y así lo hice”.
Pero el protagonismo, en verdad, fue colectivo. En poco más de un mes profesores y trabajadores del deporte en el municipio espirituano comenzaron a trastocar el rostro de Agramonte, un referente identitario de esa barriada en la ciudad del Yayabo. Es parte de lo que la pandemia y la quietud impusieron a las actividades deportivas y que hizo que la familia de este sector: reorientara su accionar; junto con el apoyo al enfrentamiento de la covid, emprendió el mantenimiento y reparación de las instalaciones y en casos como este, casi la recuperación total.
“Siempre digo de manera jocosa que mi gente es como hormigas locas cuando se le convoca para una tarea de este tipo —afirma Jorge Morell Valdivia, director del Inder del municipio de Sancti Spíritus—, comenzamos por el terreno que es el que en peores condiciones se encontraba y ya lo hemos logrado recuperar al 95 por ciento.
“Los niveles de enyerbamiento y la suciedad eran altos, por eso lo primero fue chapearlo todo, recoger los escombros, resanar y reubicar la cerca perimetral del terreno y marcarlo de nuevo, pues esto parecía de todo menos una instalación deportiva. También se recuperó la jardinería exterior”.
A propósito de la celebración del 19 de noviembre, Día de la Cultura Física y el Deporte, el terreno de Agramonte enseñó las primeras señales de recuperación con una imagen que nada tiene que ver con el deplorable estado que llegó a tener. Incluso antes, ya los veteranos lo habían “inaugurado”, al retomar sus tradicionales juegos dominicales.
Pero el proyecto es más ambicioso y no se limita al terreno, sino al aprovechamiento de otras áreas de su entorno con el claro propósito de convertirlo en un complejo deportivo recreativo adscrito al combinado deportivo Eduardo García, perteneciente al Consejo Popular de Jesús María, al cual se subordina la instalación.
“Como parte de la recuperación, se rehabilita un área para colocar un gimnasio biosaludable de nueva generación y al lado se acondiciona un terreno de voleibol y minifútbol para los niños, la intención es hacer más adelante una cancha de baloncesto de 3×3 con posibilidades de practicar el llamado béisbol cinco, todo con el objetivo de estimular una mayor práctica del deporte y la recreación dentro de la comunidad”.
Otro de los elementos renovadores es la conversión de la antigua sala de computación aledaña al terreno en una Academia de Ajedrez, que incluye climatización.
“Todo ha sido posible por la cooperación del Gobierno, que incluyó el proyecto en la estrategia de desarrollo local que ha permitido la ejecución de 1 700 000 pesos. El objetivo es terminarlo para fines de año, como saludo a un nuevo aniversario del triunfo de la Revolución”, acota Morell.
El renacer del “terrenito” de Agramonte apenas comienza. Por las posibilidades que ofrece para la práctica del deporte y el sano esparcimiento para la comunidad, debe irradiar en el futuro con mejor luz.
Por eso, más allá de que Juan Manuel sentencie: “Ahora me hago responsable de que la instalación siga así, esto es un trabajo diario y constante”, el cuidado y atención de la instalación y del complejo deportivo en que pretende convertirse compete a todos los que se benefician de ella.
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