Con su presencia en Tokio, Sancti Spíritus seguirá inscrito en los anales olímpicos. Y eso, para la contraída delegación cubana que nos representará en la cita nipona, resulta un suceso.
No son todos los territorios los que pueden darse ese lujo y de ahí la relevancia. Es verdad que quedamos lejos del récord de 11 participantes con que asistimos a la versión de Río de Janeiro 2016, y hasta de los nueve que llegaron a Sidney 2000. Mas, la cuarteta de atletas asistentes ahora permitirá que la huella olímpica del Yayabo se mantenga ininterrumpida desde que, en México 1968, la mítica Aurelia Yeya Pentón llevara el sello espirituano por primera vez a esas citas.
De entonces acá suman 38 los yayaberos que cuentan con el privilegio de participar en lides cuatrienales, aunque en esa lista hay varios que poseen más de una asistencia. De hecho, de los cuatro que ya tienen hechas las maletas para la cita japonesa, solo una, la remera Milena Venegas, es debutante.
Del resto, todos hacen historia, encabezados por la tiradora Eglys De la Cruz, quien tomará parte en su quinta edición (antes estuvo en Atenas 2004, Beijing 2008, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016) para imponer un récord en esta tierra e inscribirse entre los pocos que en el mundo exhiben ese palmarés. No menos impactante es la presencia del canoísta Serguey Torres, quien protagonizará su cuarta Olimpiada (tomó parte en las del 2008, 2012 y 2016), mientras el boxeador Yosbany Veitía lo hará por tercera ocasión (2012 y 2016).
Y con ellos están los deportes. De las cerca de 30 disciplinas que se practican aquí, poco menos de la mitad (14) han aportado a la historia olímpica espirituana y las que ahora van figuran entre las de más fuerte tradición en eventos cuatrienales.
El remo es el de mayores aportes con Mayra González, Wenceslao Borroto, Hemeregildo Palacios, Troadio Delgado, Horacio Cabrera, Janier Concepción y Eduardo Rubio. El tiro también se inscribe en los de mayor contribución, pues con Eglys a la cabeza, también han puesto la diana José de Jesús González y Jorge Félix Ríos. El boxeo tiene en Yudel Jhonson y Eddy Suárez a otros participantes, mientras a la canoa le basta con Torres.
Ahora, ¿podrá Sancti Spíritus retomar la senda de las medallas que perdió en las más recientes ediciones del 2012 y 2016, cuando no ganó ninguna presea? Le resultará muy difícil. Las mayores opciones recaen en Serguey y Veitía, si tomamos en cuenta la ubicación que tienen en sus respectivos deportes en comparación con el escenario internacional, aunque justo es decir que con la ausencia de competiciones que ha impuesto la COVID-19 los medidores son más complicados.
El primero, por ejemplo, quien ha sido finalista en todas sus incursiones olímpicas, retornó muy bien luego de casi 20 meses sin competir y en mayo último fue medallista dorado y plateado en las Copas del Mundo en el C-2 a 1 000 metros en dupla con Fernando Dayán Jorge; pero, como el propio atleta reconoció, no todos los estelares y aspirantes a medallas asistieron. La experiencia está de su parte. El empuje de la juventud lo pone el cienfueguero. La calidad y la fuerza competitiva reman juntas y esa es la mayor opción para llevarse una medalla, sobre todo Torres, para quien, con 32 años ya, Tokio es la última opción.
En el caso del segundo, más que por lo individual, sus posibilidades le vienen por la pertenencia a la disciplina que más medallas le ha dado a Cuba bajo los cinco aros. Y no es que no tenga su aval como campeón mundial y multimedallista en Centroamericanos, Panamericanos y otros eventos foráneos y nacionales, sino es que su accionar en los últimos tiempos ha sido inestable, además de las ausencias que ha tenido en la preselección nacional. Para él debe ser también su última incursión.
Si este dúo no puede subir al podio, al restante le será prácticamente imposible. Eglys, la única del cuarteto que cuelga una presea en su pecho —el bronce de Beijing en el fusil 3×20, que la convierte en la única tiradora cubana con medallas en estas citas—, tendrá que lidiar con competidoras de altísimo nivel con mucho mayor ranking que ella y con más carretera; en tanto Milena no parece tener ninguna opción si nos atenemos a sus resultados internacionales.
Que conste que llegar a unos Juegos Olímpicos es un sueño que no todos los atletas en el mundo pueden concretar. Subir al podio es una exclusividad mucho mayor. Y en ese sentido, Sancti Spíritus tiene qué enseñar en sus anales con 44 participantes, incluidos los de Tokio.
Desde 1980, cuando conquistó su primera presea (la de plata del yudoca Rafael Carbonell) hasta las logradas en Londres por varios atletas, esta tierra atesora en sus vitrinas 15 medallas físicas, repartidas entre 11 atletas.
Allí relucen los dos títulos alcanzados por la voleibolista Taimaris Agüero, única bicampeona (1996 y 2000), los de los peloteros Lourdes Gurriel y José Raúl Delgado, los primeros medallistas dorados de esta provincia (1992), y Frederich Cepeda, Yulieski Gurriel y Eriel Sánchez en Atenas 2004.
Entre los plateados figuran el trío de Cepeda, Yulieski y Eriel en Beijing 2008 y los de Maels Rodríguez y Yovani Aragón, también peloteros en Londres 2012, y Yudel Jhonson en el 2004 (boxeo). El bronce pertenece al triplista Yoelbi Quesada (1996).
Como ya dije, el solo hecho de participar concede un aval de lujo a quienes pudieron llegar y, en este sentido, a la lista ya mencionada se unen: Leyanet González (gimnasia), María Zamora (softbol), Dayaris Mestre (judo), Jacinto González y Ángel Padrón (baloncesto), Yumari González, Inocente Lizano y Jorge Gómez (ciclismo), Lency Montelier, Emilio Valle, Yanier Carrero, Reidi Ramos y Yirisleidis Ford (atletismo), Milagros Crespo (voleibol de playa), Adrián Goide y Osniel Lázaro Melgarejo (voleibol), y Adrián Puente y Edisbel Martínez (tiro con arco).
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