El Senado estadounidense comenzará este 23 de febrero una serie de audiencias sobre el ataque al Capitolio el 6 de enero pasado, en las que testificarán los principales funcionarios que dieron respuesta a esa acción violenta.
En la sesión de trabajo de este martes participarán Paul D. Irving y Michael C. Stenger, los exsargentos de armas de la Cámara de Representantes y el Senado, respectivamente, quienes dimitieron tras los sucesos y son objeto de escrutinio por los legisladores y directivos de las fuerzas del orden.
Esa audiencia será la primera de varias organizadas por la senadora Amy Klobuchar, demócrata de Minnesota y presidenta del Comité de Administración, y el senador Gary Peters, demócrata de Michigan, quien encabeza el Comité de Seguridad Nacional.
Estos legisladores estarán acompañados por los principales republicanos en los respectivos paneles, los senadores Roy Blunt, de Misuri, y Rob Portman, de Ohio.
En las sesiones de trabajo se analizarán las fallas de seguridad que no permitieron evitar el motín, el ataque más violento en más de 200 años contra el edificio donde se reúne el Congreso.
Durante la sesión conjunta de los dos comités senatoriales, los legisladores tendrán la oportunidad de interrogar a los funcionarios responsables de la seguridad en el edificio federal.
En el momento de la acción violenta, estaban reunidas ambas cámaras del Congreso con el fin de certificar la victoria de Joe Biden en los comicios del 3 de noviembre.
La sesión se realizaba en medio de acusaciones sin pruebas del entonces presidente Donald Trump, candidato a la reelección, de que un supuesto fraude generalizado le arrebató la victoria.
La audiencia de este martes será la primera vez que el público escuchará a los dos principales oficiales de seguridad en el Capitolio ese día, quienes renunciaron después del ataque.
Irving y Stenger fueron objeto de escrutinio en medio de informes de que no actuaron con la suficiente rapidez para llamar a la Guardia Nacional.
Los comités también escucharán a Steven A. Sund, exjefe de la Policía del Capitolio, quien también renunció tras el ataque, y a Robert J. Contee, responsable del Departamento de Policía Metropolitana.
A pesar de la información de inteligencia que revelaba los planes violentos de las milicias de derecha y los grupos extremistas que apoyaron al presidente Trump, los agentes del orden se vieron superados en personal y poco equipados durante los disturbios.
La Policía del Capitolio estadounidense anunció el viernes que suspendió a seis oficiales e investiga a otros 35 en relación con sus acciones en respuesta al ataque contra ese edificio federal que causó cinco muertos el 6 de enero pasado.
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