En Cuba se usa mucho la voz obstinado para indicar fastidio, en vez del significado más tradicional, asociado a la perseverancia, la tenacidad, etc.: Estoy obstinado de tanto calor. Es lo que se conoce como neologismo semántico, de sentido o neosemantismo.
La mayoría pronunciamos obstinado simplificando el grupo consonántico –bs– y suprimiendo el ataque o inicio de la última sílaba: [os.ti.ná.o]. Si se tratara de la variante femenina, obstinada, lo común es, además de la simplificación de –bs–, la eliminación completa de la sílaba final: [os.ti.ná].
Por otra parte, aunque el verbo obstinarse mantiene su carácter pronominal en ambas acepciones (Fulano se obstinó en estudiar una carrera universitaria, y hoy es un profesional exitoso; Fulano se obstinó de estudiar, y abandonó la maestría), también se ha hecho transitivo, admite complemento directo cuando se utiliza en su nuevo significado (Fulano obstinó a Mengana con sus discusiones; Tantas mentiras obstinaron a Zutana). Los lingüistas llaman neologismo sintáctico a este tipo de cambio.
Asimismo, hemos creado los derivados verbales obstinante, obstinadera y obstine, neologismos de forma que surgen a partir de la sufijación respectiva con los morfemas –nte, –dera y –e.
Tanto obstinadera como obstine pueden alternar con obstinación (sustantivo que, además, conserva su acepción original) y se pronuncian, al igual que la parentela, simplificando la secuencia –bs–: Este calor y esta sequía son obstinantes; No puedo más con la obstinadera de estar encerrada el día entero en esta casa; ¡Tremendo obstine, compadre!…
Todo parece indicar que esta familia léxica ha adquirido el significado nuevo no solo en Cuba. También lo ha hecho en Venezuela, Costa Rica y Paraguay, según el Diccionario de americanismos (DA) y el Diccionario de la lengua española (DLE). Ambas obras académicas asocian tales vocablos con la exasperación y el aburrimiento ―semas propios del fastidio―, aunque en ninguna aparecen todos: en el DA falta obstine; en el DLE, obstine y obstinadera.
Increíblemente, es el Diccionario del español ejemplificado de Cuba (DEEC) uno de los repertorios lexicográficos donde más voces de esta familia brillan por su ausencia: obstine, obstinadera y obstinante.
Sin embargo, solo en el DEEC los usos neológicos de obstinación, obstinado y obstinar se marcan como coloquiales, lo cual, en mi opinión, se corresponde más con la práctica lingüística en nuestra variedad nacional de lengua.
¿Usted qué piensa? ¿Cómo valoraría el que alguien, en un discurso político, por ejemplo, en una conferencia científica o un artículo periodístico, eligiera obstinar(se), obstinación, obstinado, obstinante, obstinadera u obstine para expresar fastidio? ¿Usted las utilizaría en similares situaciones de formalidad? Es este un asunto bien subjetivo y controversial.
Hay un error evidente en el titulo del articulo, obstine aparece sin la BE.