La noticia le sacó los ojos fuera de sus órbitas. Cruzar el océano para poner los pies a más de 19 000 kilómetros del lomerío fomentense le cortó unos segundos el aire. Puso en una maleta lo imprescindible y en un lado acomodó los recuerdos más sagrados. El joven Yoislán Cárdenas Jáuriga sabía que esas serían las fuerzas suficientes para emprender el nuevo reto.
“Tenía 32 años y unas cuántas libras de menos cuando me informaron que me habían seleccionado para formar parte de la brigada educativa en Guinea Ecuatorial. Lo que sí sobraban eran las ganas de enseñar y aprender”, cuenta vía WhatsApp y la nostalgia marca el ritmo de cada palabra.
Era el año 2017 cuando aterrizó en Mongomo, una de las ciudades de esa nación africana. Desde entonces no hay un día en que no descubra los encantos de su cultura, idiosincrasia y formas de concebir la vida.
“Estar aquí me ha enseñado a valorar muchas cosas que cuando estamos en nuestras zonas de confort nos parecen pequeñeces. Me refiero a los múltiples matices de la vida, los pequeños detalles, esos que son definitivamente los más importantes. Trabajo en una escuela privada, dirigida por monjas salesianas. Insertarme en su sistema de enseñanza ha sido una experiencia muy gratificante que sin duda me ha abierto los horizontes profesionales”.
Hasta allí ha llevado sus saberes aprendidos en la otrora escuela de instructores de arte Vladislav Volkov, de donde egresó en su primera graduación y su experiencia como profesional de las artes plásticas.
“Amo lo que hago, ahí está la clave de todo. Me gusta enseñar y en ese proceso descubro que soy un eterno aprendiz”.
Inquieto desde que abrió los ojos, Yois, como se nombra en las redes sociales, nunca ha cerrado las puertas al conocimiento. En cada clase, conversación o ejercicio práctico intenta descubrir lo desconocido.
“Tenía claro que quería estudiar una carrera de corte artístico y al conocer de aquella primera convocatoria para ser instructor de arte me lancé a la aventura y hoy es mi gran pasión, incluso en un país tan distante y diferente al nuestro. Cuando pienso en aquellos cuatro años en la Vladislav Volkov es volver sobre uno de los mejores recuerdos de mi vida. Tuvimos excelentes profesores y de esa primera graduación salieron artistas de gran prestigio”.
En Guinea Ecuatorial, este fomentense ha moldeado los trazos de muchas manos infantiles y juveniles. Le ha dado color a sus pensamientos y ha encontrado espacio para otras de sus pasiones: el mundo audiovisual.
Celular en mano y con conexión a internet en su canal de YouTube Yois Cárdenas cuenta las experiencias de un cubano en África.
“Estamos en la era digital, una forma para estar más cerca de las personas, la cultura y formas de vida de esta nación. Ahora lo hago desde aquí, pero cuando regrese será desde Fomento. Ha sido muy interesante compartir con quienes, incluso, han decidido visitar este país al descubrir sus riquezas mediante mi canal.
“Con soltura y sin grandes planos, con sólo dar un clic podemos disfrutar de diferentes temas, entre ellos cómo se disfruta el fútbol en Guinea Ecuatorial, cómo se cocina el caracol, cuál es la fruta más grande del mundo, qué es la malamba…
“Quienes me conocen saben que soy un apasionado del mundo audiovisual porque encuentro el resumen de todas las manifestaciones artísticas”.
Hecha a volar el pasado. Se detiene en el 2016, cuando junto a un grupo de amigos puso “patas arriba” a Fomento al convertirlo en el set de filmación del cortometraje de ficción La mensajera, inspirado en la gran actriz Marilyn Monroe.
“Para hacerlo nos sobrepusimos a todos los obstáculos que puedan imaginar, pero lo hicimos con tantas energías que salió e incluso obtuvimos varios reconocimientos, aunque hoy te confieso que lo más impresionante fue ver el cine Silvino Águila repleto el día de la presentación. Siempre digo que éramos unos locos al estilo del poema Fayad Jamís”.
Al escuchar los mensajes de voz por el WhatsApp, se siente un cambio de entonación cuando menciona el nombre de Fomento. Pregunto curiosa el porqué.
“No deje de poner, por favor, que vivo el orgullo de ser hijo de ese pueblo, que si bien no es perfecto es el mío. Lo extraño mucho, al igual que a mi madre y a mi hija Alicia”, responde y siento el peso de cada vocablo.
Confiesa, además, que la nostalgia ha sido mucho mayor desde que la COVID-19 hizo su entrada en el planeta para alargar el momento de los abrazos. “La suerte ha sido el apoyo de mi familia”.
Es esa la energía a la que se aferra Yoislán Cárdenas Jáuriga, avalado con Corazón de gigantes, iniciativa a través de la cual la Brigada de Instructores de Arte José Martí reconoce a quienes “tocan” y transforman las almas con las manifestaciones artísticas para seguir coloreando a Guinea Ecuatorial.
“Mis planes son trabajar, aprender, enseñar, siempre con la idea de aportar. Aspiro a continuar con mi canal transmitiendo. Y lo más importante: seguir amando lo que hago porque en mi corazón hay demasiado para ser útil”.
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