En el mismo medio de 49 hectáreas cundidas de marabú, en la zona norte del kilómetro 339 de la Autopista Nacional, nace una obra de arte monumental. Por completo diferente a ese entorno natural, prácticamente virgen desde hace más de dos décadas, pero capaz de dialogar, coexistir e, incluso, oxigenar cuanto le rodea. Es esa la premisa de Viaje infinito, una escultura que trasciende el sueño de su autor para sumar a otras muchas personas.
“Es una obra básicamente en el medio del campo, puesta en un circuito cotidiano y no en uno artístico. Ha implicado responsabilidades con el área, ingenieros y habitantes de la zona agrícola”, expresa a modo de presentación Wilfredo Prieto, el artífice de esta creación sin precedentes en Cuba.
Han pasado cerca de siete años desde la primera vez que este hijo de Zaza del Medio habló sobre ese proyecto colosal. Entonces, no pocas miradas torcidas recorrieron las palabras que apostaban por explicar su necesidad de volver al sitio que le acunó y ahora con su gran pasión: el arte.
“Este proyecto es una respuesta, una experiencia cotidiana, resultado de los ciclos históricos que te devuelven al mismo punto de partida. Retorno así al espacio que recuerdo con mucho cariño, al campo, al río…”, aclara y la vista se pierde en un paisaje que escoltará la obra en forma del símbolo matemático infinito con un kilómetro de distancia desde cada extremo y 200 metros de ancho.
Una autopista real, con cuatro vías de circulación con los estándares internacionales de la construcción civil y un paso elevado que permite la circulación en ambas direcciones, toma cuerpo desde hace más de un mes gracias a la fuerza de la maquinaria pesada perteneciente a la Empresa Provincial de la Construcción. Tanto así, que ya imágenes satelitales permiten visualizar la figura de la escultura.
“Es una construcción integral. Nunca nos imaginamos que teníamos que contar con tantos factores como hacer un estudio hidráulico, localización del terreno con Geocuba, estudio agroforestal…”, refiere el artista cubano joven más reconocido internacionalmente.
CUANDO EL ARTE ATRAPA
Viaje infinito, inscrita en la corriente mundialmente conocida como Land Art, alberga como requisito estético la armonía entre el arte y ese gran entorno rural, ubicado exactamente a un kilómetro y 100 metros de la Autopista Nacional. Por ello, apela a la interacción sociocultural y no solo a la contemplación.
“Pensamos en hacer una pequeña infraestructura interna que ayude a gestionar esa escultura y en ese sentido tenemos algunos conceptos que se irán modificando con el paso del tiempo, ya que nos dirá qué es más viable. Por el momento, pretendemos hacer un área administrativa, un mirador en un punto del vial de acceso para que el visitante se ubique en la zona, además de un pequeño cine y una galería en función de la vida del proyecto. También, hablamos de agricultura ecológica, ya que contamos con un programa de transformación forestal y agrícola de una manera inteligente y contemporánea más enfocado a la permacultura”, refiere Yoel Pérez González, director del proyecto.
Ambos zazeños no han depuesto las armas en todos estos años enfrascados entre papeles de permisos y estudios alejados de sus campos profesionales. Como verdaderos Quijotes se han mantenido al pie de cada fase de la obra que encontró aprobación como proyecto de iniciativa municipal para el desarrollo local en el acuerdo No. 71 del 2015 del Consejo de la Administración Provincial de Sancti Spíritus.
“Nos dimos cuenta de que necesitaba mantenimiento y ser autosustentable. Fue necesario crear algunos elementos que la acompañaran y que interactuaran con el medio ambiente, como pintura, chapea, sino en dos años no tenemos escultura”, alega Pérez González, a quien no se le puede hacer un cuento relacionado con autorizos y tropiezos burocráticos.
La autopista al estilo propio de Wilfredo Prieto que emerge en el otrora área de la Empresa Azucarera Azcuba tendrá volumen por el cemento ecológico (conocido como LC3), resultado de años de investigación de Fernando Martirena, profesor de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. Otra prueba de que el arte y la ciencia fraguan con perfección.
“La población tiene mucha expectativa. Está deseosa de que culminemos porque sabe de su impacto cultural y social. Sin dudas, generará algún nivel de empleo porque se necesita mano de obra para atender cada elemento. La idea es que se involucren diferentes formas de producción, tanto estatal como particular. La vida misma nos dirá quién puede o tiene mayor interés. Lo que sí tenemos claro es que defenderá su carácter inclusivo y con perspectiva de género. Hemos pensado sobre todo en ese sector campesino que no tiene todas las posibilidades y oportunidades”, enfatiza.
DE LO UNIVERSAL A LO LOCAL
Aún está en ciernes y sin fecha exacta para su conclusión por subordinarse a muchos factores: situación económica, meteorológica, y hasta higiénico-epidemiológica del país, pero cuando tome vida propia dirigirá las miradas de críticos y amantes del arte de todo el orbe hacia ese pedazo de tierra perteneciente a Zaza del Medio, tal y como sucede en naciones del Primer Mundo como Japón, Italia, Estados Unidos, donde la conexión naturaleza-arte-seres humanos es asumida desde otras expectativas.
“No creo en la masificación del arte. Viaje infinito es una necesidad conceptual, que sobrepasa lo estético que te traza una dirección a la que no puedes escaparte. Te guía tu camino”, insiste Wilfredo Prieto, después de haber trotado mundo y dialogado con públicos de todo tipo.
¿Crees que seremos capaces los cubanos de valorar la escultura en su justa medida?
“No espero nunca nada del público. La obra tiene vida propia. Una vez que la termine ya no me pertenece. Es suficiente que alguien haga una reflexión. El arte no tiene necesidad de influir a muchos.
Viaje infinito es un ser independiente que a va a tener una interacción con el público totalmente diferente. Creo que en Cuba hay una recepción muy alta del arte contemporáneo. Es un país en el que puedes encontrar un artista increíble en cualquier lugar, no es solo resultado de las grandes ciudades. Interactuamos constantemente con la cultura.
“Lo relevante es la sensibilidad con la que te adentras en el arte y eso está y lo sentimos en cada obra, en cada exposición, en cualquier lugar. Hay una apertura enorme y una recepción hasta crítica, lo que es muy interesante. En cada obra está la sorpresa de lo que va a pasar, porque al terminarla toma una independencia casi absoluta y echa a andar”, responde.
Bajo esos conceptos, Wilfredo Prieto —reconocido este año con la Distinción Por la Cultura Nacional— y Yoel Pérez González se mantienen bajo el sol y el fango casi hasta las rodillas, junto a quienes echan abajo la maleza de la zona. Es solo la génesis de esa vida que puja desde hace años y que un día, ya más cercano, nos confirmará que realizar un viaje infinito es posible.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.