Más de un año después de estar alejada de los tabloncillos competitivos, Yamara Amargo Delgado regresa a ellos. Esta vez por un motivo muy fuerte: la inminente participación de Cuba en el Centrobásquet de El Salvador, fijado del 24 al 28 de este mes.
Regresa, aunque ya no era “oficialmente” miembro del equipo nacional de baloncesto, pero a los 35 años, a Yamara le quedan reservas, argumentos y también fuerzas.
Por eso para mantenerlos, durante los últimos meses no se alejó de los entrenamientos, pese a que en el horizonte competitivo del 2020 no se avistó ningún evento de su deporte debido a la pandemia. Lo hizo porque lo hizo.
Por eso el llamado a la selección nacional la encontró lista en la línea de tiro: “Todo este tiempo me sirvió porque me preparé física y mentalmente, no solo por el baloncesto, sino también por mi salud, ya que el atleta no puede retirarse completamente de las canchas, dejar de entrenar, de prepararse porque eso afecta mucho, sobre todo el corazón.
“El atleta que está en un deporte de constante movimiento como el baloncesto, el parar te dificulta muchas cosas: tiendes a subir de peso, a perder el físico; pero, además, no lo hago pensando en un evento equis”.
Me consta. En todos estos meses la vi correr y sudar hasta altas horas de la tarde, allí donde el distanciamiento le dejó algunos espacios: la vi con su sonrisa de siempre, aunque llevara su rostro cubierto y protegido para evitar el contagio de la COVID-19.
“En todo este tiempo estuve en La Habana —mientras no hubo cierre por la pandemia— preparándome con las muchachas de la selección, pero en Sancti Spíritus me mantuve activa, haciendo ejercicios en casa, también con un grupo de muchachas y muchachos al aire libre haciendo lo físico, ya que no se podía estar en los tabloncillos, por tanto en este tiempo de COVID-19 me he preparado bien en cuanto a resistencia y fuerza”.
¿Cómo no perder la puntería, sin aros de por medio?
“Es verdad que es difícil, pero en una jugadora de experiencia como yo, es nada más enfrentarse, tomar una pelota y encestar dos o tres tiros para saber cómo estás en cuanto a puntería”.
Y está su constancia, esa que la ha acompañado desde que decidió que el básquet sería su razón de vida, la misma que la llevó al equipo nacional con 18 años de edad, la convirtió en la mejor jugadora del país, multimedallista panamericana, centroamericana, dos veces en la mejor atleta cubana de deportes colectivos y en bujía del único título nacional de su provincia.
“No sé estar sentada, me motiva ver a las muchachitas entrenar en grupo; pero, sobre todas las cosas, mi niño es el que me mantiene así motivada, me impulsa cada día a salir a luchar”.
En unos días Cuba estará en el Centrobásquet, el evento que ayuda a desperezar el escenario del baloncesto en la región, tras tantos meses de inactividad.
En lo colectivo el certamen, que reunirá además a Puerto Rico, República Dominicana, Islas Vírgenes Norteamericanas, Costa Rica y los anfitriones, es importante porque repartirá cuatro plazas al Americup 2021, de donde emergerán siete clasificaciones para los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023.
En lo individual para Yamara, es una inyección de vida que además la debe llevar a un país donde jugó en una temporada, tras desempeñarse en ligas profesionales de Venezuela y República Dominicana.
“Esta opción significa mucho porque al no estar en papeles en la selección sé que pensaron en mí una vez más para poder ayudar al equipo nacional como siempre lo he hecho, no importa que hayamos estado todo este tiempo separadas, somos guerreras y creo que lograremos el objetivo”.
Y como le escuché la palabra retiro en algún momento de la conversación telefónica desde la capital, indago si está pensando en esa opción.
“Por ahora no pienso en eso, mientras tenga salud, piernas y manos firmes y puntería, Yamara no piensa retirarse todavía”.
Escambray se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social, así como los que no guarden relación con el tema en cuestión.