Yo nací para curar enfermos

Todavía parece vérsele por las calles espirituanas con su andar seguro, muy erguido, siempre vestido de blanco e impecablemente limpio, con su paraguas en la mano y, sobre el hombro, el bolso colgando.

Así salía cada mañana de su hogar en la calle Antolín García No. 118, esquina a Juan Bruno Zayas, en la barriada de Jesús María, para dirigirse hasta el Policlínico Sur, donde trabajaba desde el año 2001, pues con anterioridad prestó sus servicios como especialista de primer grado en Medicina Interna en el Policlínico Centro y en el Hospital General Provincial Camilo Cienfuegos, de Sancti Spíritus.

Nadie como él para saberse de memoria cada detalle de la enfermedad de sus pacientes, esos que lo abordaban en la consulta del área de salud o lo recibían en sus hogares, a los que acudía diariamente para visitar a los viejitos, encamados o cualquier otra persona que, por sus dolencias, no pudiera andar.

Así fue Héctor Cogle Armenteros, el profe, el consejero de muchos profesionales de la Salud en Sancti Spíritus, por eso, al saberse de su fallecimiento tras padecer la COVID-19, muchos se sumaron al sentir de los espirituanos y en las redes sociales la noticia causó conmoción, tal y como escribió la enfermera Yaneisy Armenteros, en su muro de Facebook: “Desde Venezuela le hago un homenaje al gran hombre y compañero que siempre fue para todos, nuestro profesor, el doctor Cogle, desde aquí te hago mi guardia de honor”.

Tampoco su colega Félix Companioni López puede olvidarse fácilmente de él: “Recuerdo que hace un tiempo le hablamos acerca de su jubilación, pero la respuesta fue inmediata: mientras me sienta con fuerzas estaré aquí, cumpliendo con lo que más me gusta hacer, que es atender a mis pacientes”.

Su legado está disperso entre todos los integrantes de su colectivo, su voz se siente en cada pasillo, en cada comisión médica a la que asistía, ya fuera para evaluar a una embarazada o para hablar de un caso específico.

“Para la familia su pérdida es irreparable”, expresa Elena Gómez de la Paz, su cuñada, quien estuvo junto a él ayudando a su hermana Nancy, la esposa, hasta los últimos minutos.

Con lágrimas en los ojos habla de la clase de médico que fue: “Yo nunca había visto a nadie que amara tanto su profesión, a veces mi hermana le peleaba porque era tarde y salía a casa de un paciente y él le respondía: ‘Yo estudié para curar enfermos y eso haré hasta el final de mis días’”.

Cogle fue el médico del pueblo espirituano, el que tras su graduación en Villa Clara vino a cumplir el Servicio Social en Caracusey, El Maizal y San Pedro.

Pero su entrega irradió en otras latitudes, pues en cuatro ocasiones cumplió misiones internacionalistas, dos en Guinea Bissau y dos en la República Popular de Angola.

Ya el profe no está, pero su legado, sus aciertos en la Medicina, la manera de diagnosticar casi exacta a quienes requerían de sus servicios y el amor por la profesión quedarán en esta tierra que lo acogió como a un hijo, aunque era natural de Encrucijada, en Villa Clara. Por eso sus familiares, hijos y nietos, su esposa, los compañeros de labor, los pacientes y quienes tuvieron el privilegio de contar con sus servicios lo recordarán desandando las calles espirituanas con su traje blanco y el alma abierta para hacer el bien.