La metamorfosis de los matanceros Moisés Esquerrés Valdés y Carlos Gómez Roque ha sido total. No solo por trasmutar de Cocodrilos a Gallos, sino porque en el equipo espirituano han encontrado el escenario ideal para curtirse como peloteros.
Los dos llegaron acá con esa intención, mucho más el primero que había pasado por varios elencos, luego de que su tierra natal no los incluyera en sus planes inmediatos.
“Desde el año pasado el profe Eriel habló conmigo sobre sus intenciones de traerme para acá a ayudar al equipo —revela Esquerrés— y fue una decisión que pensé porque este es un conjunto que siempre está en pelea, se mantiene en play off y me gusta su dinámica. En cuanto a lo de los equipos, siempre influían mucho los que tenía delante como el caso de Erisbel Arruebarruena, que es el mejor pelotero del país. Lo que me faltaba era juego, más oportunidades, acá las tuve y estoy demostrando que sí puedo imponerme en esta pelota”.
Carlos, con apenas cuatro turnos al bate en la única campaña que intervino en el 2018, vio en los Gallos los cielos abiertos: “Vi la salida de Geisel y como juego esa misma posición me dije: voy a llamar a Eriel a ver si me da un chance en la preselección para ganarme el puesto. Yo había llamado a Matanzas a ver si podía estar, pero no me dieron respuesta; llegaba de República Dominicana, donde había estado entrenando e intentando buscar firmas y, como eso no pudo ser, regresé a mi tierra”.
No solo era llegar, sino ganarse el puesto en un elenco donde la mayoría discute la titularidad juego a juego. “Siempre digo que donde quiera que esté es el trabajo el que tiene que hablar —comenta Esquerrés— y, gracias a Dios, me preparé bien, me enfoqué en fortalecer la parte inferior, porque el año pasado tuve una lesión que me sacó mucho tiempo de los terrenos y ahora traté de mantenerme sano en el torneo y poder rendir para el equipo.
“En esta temporada me está yendo mejor de lo que esperaba, a pesar de ser mi primer añito, y esto no es tan fácil como la gente cree. En la preparación entrené para lanzar, porque tiro 92 millas; pero ya acercándose la serie fue que me dejaron como bateador, pues le hacía más falta al equipo”, añade Esquerrés.
Cuando a la Serie 61 le quedan 14 partidos y la clasificación de los Gallos parece cuestión de tiempo, el aporte de los muchachos matanceros ha sido apreciable. Con 170 veces al bate (sin incluir el juego del jueves), Moisés batea para 318, con 32 anotadas, 54 hits (10 dobles y cinco jonrones), ha impulsado 27 carreras y tiene un OBP de 412. Defensivamente, siempre como torpedero, ha cometido 11 errores y fildea para discreto 959. Para ganarse la titularidad debió levantarse de una bancoterapia inicial: “Siempre digo que ante cada adversidad vengo más recuperado, con más fuerza y la mente siempre se mantiene fuerte. Fue un arranque de temporada lento para mí, pero están saliendo los resultados debido a la preparación”.
Carlos Gómez, por su parte, ha cubierto, esencialmente, el jardín central. En 172 veces al bate acumula 27 anotadas, 55 hits (siete dobles y tres jonrones), con 0BP de 394 y 30 carreras impulsadas. “Ha sido difícil, al masajista lo he vuelto loco porque he tenido que darme muchos masajes para recuperarme; estoy en una posición que nunca había jugado. Solo estar en el Juego de las Estrellas significó mucho, pero ser en mi provincia, donde no me dieron la oportunidad, y ganar la prueba de habilidades fue bueno para demostrar que sí tengo talento. Me gusta jugar alegre, divertido y dar lo mejor de mí”.
Pese a la competencia con los “nativos”, los Cocodrilos “importados” se han ajustado bien el traje de Gallos con un estilo de juego alegre, dinámico y agresivo: “Me ha ido bien desde el primer día, aquí hay muchachos que hicieron el equipo Cuba conmigo en categorías inferiores como Yunior Ibarra y Yankiel Mauris. Es un colectivo muy sano, me han tratado bien. Con lo de la separación de la familia es difícil, somos bien unidos, soy de campo, nos comunicamos por teléfono; pero, bueno, tiene que ser así”, se alivia Esquerrés.
“Estoy en el hotel viendo televisor el día entero y preparándome el día que tengo libre para seguir jugando, no pienso en la lejanía porque vine a jugar pelota”, expresa sonriente Carlos.
Pero, ¿estos muchachos vinieron para ganar grados e irse luego como lo han hecho otros o para quedarse? Esa es la pregunta de muchos espirituanos que han vivido experiencias similares con otros importados.
“Pienso que vengo a quedarme aquí, donde te va bien siempre tienes que mantenerte”, afirma Esquerrés, quien ahora tiene una meta más corta: “Pienso estar en ese play off, no jugué el año pasado el de Matanzas, pero lo he hecho fuera del país, aunque se dice que aquí el play off es un toque extra y lo pienso enfrentar con todo el profesionalismo posible para darle el alegrón a este pueblo que se lo merece”.
“Vine a quedarme —responde Gómez sin esperar a que termine la pregunta—, nunca se puede traicionar a las personas que te abren las puertas, los caminos. Por ahora pienso seguir jugando por aquí, espero llegar a la final y luchar por el campeonato”.
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