Un susto de horas y otros males de días parecen haberse cruzado en el camino de los Gallos en la recién iniciada Serie Nacional de Béisbol en su versión 61.
El susto, porque se mantuvieron en vilo luego de que no pudieron completar la subserie ante Matanzas al suspenderse el tercer partido, cuando 12 de sus integrantes dieron positivo a los test rápidos.
Pero otros males los atacaron apenas pusieron un pie fuera de la valla. Tras arrancar con dos victorias en el debut frente a Camagüey, perdieron el tercer partido para después eslabonar una cadena de cinco derrotas al hilo al caer dos veces ante el inspirado Mayabeque y dos vs. Matanzas.
Por suerte, la incertidumbre pasó rápido cuando los PCR dieron negativo en los 12 casos. Ahora todos esperan que el virus no se estacione o que, al menos, no contagie al elenco más allá de la racha adversa que toca a buena parte de los conjuntos en una temporada larga como esta.
Y si el susto se resolvió rápido en un laboratorio, la “fuente de infección” del otro mal pudiera investigarse, ya que el juego mismo y las estadísticas aportan los síntomas visibles.
Y de todos estos males, dos preocupan más, al menos desde fuera. Empiezo por la defensa, pues por el camino que va da muestras de que muy poco se ha resuelto de una campaña a la otra, porque recordemos que en la temporada 60 este departamento se ubicó entre los peores de los 16 equipos, a pesar de que sus estragos no tuvieron grandes consecuencias si consideramos que concluyeron en primer lugar de la fase clasificatoria, obviamente porque el resto de los departamentos, ofensiva y pitcheo, respondieron.
Apenas arrancada la contienda, los Gallos acumulan más errores físicos que juegos jugados: 11, la mayoría en el cuadro a razón de cuatro de Rodolexis Moreno y tres del matancero Moisés Esquerré. En total el equipo exhibe un fildeo de atletas escolares: 959, el segundo peor de la campaña.
Y ya se sabe cuánto pueden desestabilizar estas afectaciones físicas y otras mentales que no van a las casillas en un pitcheo que, por demás, es joven de manera general. Al menos por lo que dicen los números, los errores han costado 11 carreras, pero se sabe que en la práctica son más desde el punto de vista mental.
El otro síntoma lo aporta el staff. Luego de que Yuen Socarraz salió en el primer partido ante Mayabeque por restricción de lanzamientos (80), al ser su primera salida, el bullpen se desplomó y ni abridores ni relevistas de modo general han respondido.
El pitcheo compila para 5.93 PCL (lugar 11) y los relevistas han permitido 26 carreras para un promedio de 7.88 limpias por juego de nueve entradas, con la situación más preocupante en José Luis Braña, un puntal de los yayaberos el pasado año y que ahora en seis y dos tercios le batean para 10.80 PCL.
Cuando a un staff le pasa como al de los Gallos, los saldos no pueden ser diferentes. Mientras los lanzadores espirituanos permiten 47 carreras, a razón de 6.7 por juego, sus compañeros fabrican 29, o lo que es lo mismo: 4.1 por partido a pesar de que conectan casi 10 hits por encuentro, lo cual apunta a las claras una deuda con la productividad.
No deja de ser sintomática la merma en la producción ofensiva de los espirituanos, que ante Matanzas solo anotaron una carrera en 18 innings y, en general, batean para 281, un promedio que se parece a la composición del elenco.
De manera que, con los tres indicadores por debajo de la media de la campaña, se explica muy bien la mala racha de los Gallos, que van a la cuarta subserie en el lugar 13 de la tabla de posiciones con dos ganados y cinco perdidos.
No están en fase de debacle aún; por la juventud de la serie, con solo siete partidos jugados, y porque una mala racha la tiene cualquiera, si tenemos en cuenta, además, que enfrentaron al líder y al sublíder del torneo.
Así lo ve el mánager Eriel Sánchez, tal como lo explicó a Escambray: “Jugamos una buena subserie con Camagüey, Mayabeque es un equipo inspirado y el pitcheo nuestro no respondió; luego caímos en dos juegos frente a un trabuco de equipo como Matanzas, no es lo mal que estamos, sino las subseries en que hemos caído, hemos fallado en errores tácticos. Mauris lanzó bien lo mismo que Roberto Hernández, pero se cometieron dos errores que influyeron mucho en su pitcheo. Los errores de casilla y los que no están en esta nos han afectado. No hay desánimo en el equipo, solo es una mala racha”.
Eriel anunció lo que parece caerse de la mata: “Voy a hacer cambios por todos lados”. Los necesita para tratar de salir del bache y porque, de acuerdo con su propia perspectiva de dirección, debe jugar el que mejor esté, mucho más en un equipo donde nadie, según sus propias consideraciones, tiene un puesto seguro.
Nada de lanzar alarmas. A la Serie 61 le quedan 69 partidos, un tramo suficiente para engranar, reajustar, decidir, jugar.
Por lo pronto, habrá que ver si el regreso a casa les trae otros aires y mejoran los síntomas ante Industriales el fin de semana e Isla de la Juventud durante martes, miércoles y jueves.
Hola Elsa me gustaría saber si se efectuarán partidos nocturnos en el Huelga.
Con mucho respeto a los aficionados espirituanos, y de verdad me gustaria un solido SS. Pero esa no es la situacion del equipo. Frente a Industriales les deseo al menos una division. Los azules son un equipo solido. Aunque siguen fuerte en el bateo con un mendoza como el vino, ejemplo de atleta, cepeda. su pitcheo esta menguado. Hay que ser objetivo con lo que se pide al equipo